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CULTURA

Homenaje al ing. Felipe Arregui Zepeda: Estadio Jalisco, la historia no contada

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Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //

Amables lectores en días pasados (19 de Septiembre), fuimos testigos de la presentación del libro que lleva como título “El Estadio Jalisco, la historia no contada”, gracias a la atenta invitación de mi amiga periodista Betty Novello, que se llevó a cabo en las instalaciones de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), ante la presencia de más de 200 invitados como homenaje a los Ingenieros Felipe Arregui Zepeda y José Calderón Rober.

Estuvieron presentes en el presídium el Ing. Roberto Dávalos, Ing. Leopoldo Montelongo, Ing. Miguel Zárate, Ing. Felipe Arregui Vázquez, Ing. Juan Manuel Chávez, Lic. Ricardo Orta Salinas (Autor del Libro), e Ignacio Calderón ex – futbolista profesional con un discurso elocuente de su vida futbolística.

Felipe Arregui Vázquez, heredero de la profesión de su padre constructor junto a sus hermanos Carlos y Jorge entendiendo la enorme visión empresarial de su progenitor, para terminar su obra, no solo del estadio sino también acompañado de celebridades de amplia trayectoria dedicados todos a proyectos arquitectónicos de gran envergadura como la creación del Hotel Hilton (Av. Niños Héroes), el Condominio Guadalajara (Av. 16 de Septiembre), que por décadas fue el edificio más alto de nuestra metrópoli entre otras obras más.

Cada uno de los ponentes invitados que hicieron uso de la voz, se mostraban emocionados contentos y orgullosos al hablar de sus actividades profesionales en torno al tema de la construcción, con pasión y vehemencia, en el que uno de ellos manifestó los problemas que tuvieron con algunos gobiernos mencionando a sus colegas de profesión el Ing. Enrique Dau y el Ing. Aristeo Mejía por aquel vergonzoso suceso (PEMEX), ocasionado por la paraestatal de las explosiones del 22 de abril del 1992, sin ahondar en el tema que todos conocemos.

Vimos personajes enamorados de su actividad empresarial, recordando las vicisitudes y contratiempos que enfrentaron y salieron adelante con el ahínco y fortaleza de cada miembro jerárquico de sus Constructoras respectivas, dando el reconocimiento a sus iguales que lucharon a la par para mejorar una actividad popular como el futbol en un marco digno y propio de la importancia de Guadalajara, la afición más conocedora y exigente del país.

La edificación del inmueble del Coloso de la Calzada Independencia, que en aquellos tiempos estaba desolada, creando una magna obra con grandes adelantos de esa época (60’s), una construcción con la iluminación interior de su marcador electrónico e instalaciones resaltando la capilla dedicada a la Virgen de Zapopan en un acto de fe cristiano con la devoción mariana a su madre protectora de los futbolistas y entrenadores.

Hombres cabales, honestos, trabajadores, visionarios, elogiando a un Matute Remus contemporáneo de ellos, íntimo amigo del Ing. Arregui de una generación ejemplar sin ventajas para nadie, de sentimientos verdaderos.

Personajes de convicciones con enorme sentido de la amistad y la unidad empresarial en aquella Guadalajara cuna del mariachi (Cocula), la charrería y el tequila como símbolos regionales de México para el mundo, con individuos talentosos al igual que sus mujeres en diferentes rubros y actividades con la época de oro del llamado Campeonísimo “Chivas” Rayadas de Guadalajara del cual el Ing. Arregui era su equipo favorito.

Aquellos tiempos vividos en plenitud de facultades físicas y mentales con sapiencia y capacidades propias, que el Ing. Arregui supo canalizar alrededor de su profesión.

Aquella provincia tapatía de la ciudad de las rosas y las fuentes que crecía a pasos agigantados, que el futbol era su pasión, teniendo solamente el estadio de los hermanos joyeros Martínez Sandoval llamado también, el Parque Oro de Oblatos, que vio coronarse en la llamada liga mayor de primera división por primera vez en 1951 al equipo Atlas.

Años después el llamado “ya merito”, las “Chivas” de Guadalajara en 1957 se coronaron por primera vez en encuentro contra el equipo Irapuato con la mínima diferencia con el gol anotado por uno de los más grandes ídolos (quizá el mejor), Salvador “Chava” Reyes dando inicio al mejor equipo de todos los tiempos con casi 7 títulos consecutivos de liga, que gracias a la “travesura”, del equipo Oro (1962), le arrebató el quinto título.

Solamente bastaba el empate para coronarse, que en las postrimerías del encuentro el guardameta rojiblanco Jaime “El Tubo” Gómez, fue a rematar un córner con certero cabezazo, que el arquero contrario tapatío Antonio “Piolin” Mota, desvió en gran atajada, terminándose el encuentro y el sueño de “Chivas”, hilvanando tres títulos más consecutivos después de ese tropiezo.

En estos tiempos actuales que existe la mafia inmobiliaria de intereses creados entre varios gobiernos del país, resulta encomiable que empresarios tapatíos lucharan decididamente por engrandecer el acervo político, cultural y deportivo de su bella Guadalajara sin fines de lucro solo por el amor de su pasatiempo favorito el futbol arriesgando su capital económico de inversión que en su momento sufrió el propio Ing. Arregui, consiguiendo recursos sin comprometer a los suyos Clubes Unidos de Jalisco (Guadalajara, Atlas, Oro), incorporándose después la UdG.

El romanticismo de aquella época de una ciudad que tiene por lema “Justicia, Sabiduría y Fortaleza, custodian a esta leal ciudad”, de la estatua Minerva la Diosa Romana de la estrategia militar, a tan solo unos metros de los Arcos emblemáticos de la Guadalajara clásica, estos personajes lo llevan a cabalidad, donde el valor y el honor tenían una connotación valiosa de sus habitantes tapatíos.

La construcción del majestuoso Estadio Jalisco fue, literal, a base de sangre, sudor y lágrimas con aquellos 18 millones de pesos de costo de un financiamiento complejo y sufrido, con la brillante idea de poner a la venta 132 palcos a perpetuidad, 176 plateas y 1680 butacas en dos pisos de la primera etapa, llevados a cabo por el ingeniero Arregui y el esfuerzo de la Constructora Jalisco.

Gracias a la idea del financiamiento referido, hicieron lo propio los Clubes América, Tampico y Cd. Madero (vecinos entre sí), y León, para construir el Estadio Azteca (1966), el Estadio Tampico (1967), y el Estadio León (1967), estos últimos fueron construidos y financiados por Constructora ARVA, formada por el Ing. Fernando Arregui Zepeda y sus hijos, Felipe, Jorge y Carlos.

El Estadio Jalisco se inauguró en Enero de 1960 con un torneo pentagonal con los equipo locales Guadalajara, Atlas y Oro, San Lorenzo de Almagro argentino (su fans número uno actualmente lo es el Papa Francisco), y Sao Paulo de Brasil, que ganó el certamen, inaugurando el Estadio Atlas vs San Lorenzo de Almagro.

Regresando al tema de la construcción del Estadio Jalisco en su segunda etapa tuvieron la participación del Doctor en Calculo Estructural el Ing. Melchor Rodríguez Caballero una eminencia en su especialidad, que elaboró una gradería que cubre los tres pisos de palco sustentados por marcos de concreto compuesto por dos columnas y una trable cabezal y una armadura en voladizo de la cubierta de 30 a 40 metros (1968).

Es indudable la complejidad de una estructura para soportar el peso de sesenta mil espectadores como un templo, que guarda Juegos Olímpicos y justas mundialistas, conciertos musicales, la visita del papa Juan Pablo II, etc.

Por ultimo agradecer a nombre propio y demás conciudadanos la fortuna de tener personajes prominentes que con su quehacer profesional, se brindan sin menoscabo alguno por la única razón de servir a sus semejantes.

E-mail: etrememodelos@hotmail.com

 

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CULTURA

Obra de Ernesto Ríos: «Códigos», lo que hay detrás de lo que vemos

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-Por Gabriela Andrade

Desde el 3 de julio de 2025, el Centro de las Artes de San Luis Potosí alberga una muestra que no solo reúne obra visual, sino también pensamiento crítico, investigación y sensibilidad poética. Se trata de “CÓDIGOS”, exposición individual del artista, investigador y académico Ernesto Ríos, que se presenta en la Galería Central del CEART con entrada libre y una duración extendida durante el verano.

La exhibición ha sido curada por Gabriela Gorab, quien propone una lectura del trabajo de Ríos como un acto de desciframiento de los lenguajes invisibles que componen el mundo: desde algoritmos hasta estructuras celulares, pasando por patrones ancestrales y símbolos tecnológicos. En palabras de Gorab, esta obra se entreteje con el latido profundo de lo que no vemos, un lenguaje encriptado en la biología, el arte y la conciencia.

UN ARTE QUE PIENSA, RESPIRA Y CALCULA

La exposición toma como punto de partida el cruce entre arte, ciencia y espiritualidad. Cada obra puede entenderse como una suerte de “interface” visual entre lo humano y lo inmaterial. Ernesto Ríos investiga desde hace años la naturaleza del patrón, tanto en lo visual como en lo conceptual. En “CÓDIGOS”, esto se manifiesta en una serie de pinturas monocromáticas que integran formas geométricas, estructuras fractales, matrices numéricas y efectos ópticos.

Estas imágenes no están hechas solo para ser contempladas, sino para ser interpretadas. Sus secuencias recuerdan lo que podríamos encontrar en un microscopio o en un telescopio: células en mutación, tejidos en movimiento, constelaciones, redes neuronales. Sin embargo, nada es literal. Ríos sugiere más que describe. Como él mismo ha expresado en otras ocasiones, su obra busca que el espectador complete el sentido, como si el arte fuera una suerte de código que necesita ser traducido desde la intuición.

CERÁMICA COMO ALQUIMIA

Además de su producción pictórica, “CÓDIGOS” incorpora una serie de esculturas cerámicas realizadas con la técnica del raku, una práctica japonesa que implica la cocción a alta temperatura, la quema con fuego abierto y el enfriamiento abrupto. Este proceso, controlado solo parcialmente por el artista, permite resultados inesperados: craquelados, texturas quemadas, tonalidades metálicas, superficies carbonizadas.

El resultado es un conjunto de piezas que, aunque nacen del fuego, parecen emerger de tiempos arcaicos, como si fueran vestigios de una civilización futura o mensajes enviados desde una dimensión paralela. Según Ríos, esta técnica le permite introducir el azar en su proceso creativo, estableciendo una conversación directa con los elementos: tierra, agua, aire y fuego. “Trabajar con raku es aceptar que no todo está en mis manos”, comentó el artista en una entrevista previa. “Es un diálogo con la materia”.

RESONANCIAS DE PANDEMIA Y TRANSFORMACIÓN

Una de las obras más significativas de la exposición es “Skull SARS‑CoV‑2”, una pieza que retoma la forma de un cráneo humano para integrarle el código genético del virus del COVID-19. No se trata de una representación mórbida, sino de una reflexión sobre cómo la biología, la ciencia y la historia se entrelazan. Para Ríos, la pandemia fue un momento que nos obligó a mirar los sistemas que sostienen la vida y también a repensar el lenguaje del miedo, de la resistencia y de la adaptación.

“La obra no busca retratar una amenaza, sino señalar un proceso de reconfiguración”, explicó. “El virus fue también un catalizador para reentender la vulnerabilidad humana y la interconexión del planeta. Lo que parece desorden puede ser parte de un nuevo equilibrio”.

UNA CURADURÍA DE ESCUCHA PROFUNDA

Gabriela Gorab, curadora de la exposición, ha enfatizado que “CÓDIGOS” no se limita a una exhibición estética. “Es una experiencia sensorial, filosófica y espiritual. Las obras de Ernesto están hechas con los ojos abiertos, pero también con los poros, con la memoria, con el cuerpo”, ha declarado. La muestra, en ese sentido, propone que cada visitante realice su propia lectura, encontrando en las formas abstractas una resonancia íntima, un eco de algo que quizás aún no sabe nombrar.

Para Gorab, el trabajo de Ríos crea una coreografía visual en la que todo está relacionado: la geometría con la biología, el sonido con la vibración, el pasado con el porvenir. “Este arte no nos dice qué pensar, pero sí nos invita a pensar distinto”, expresó.

TRAYECTORIA SÓLIDA, MIRADA INQUIETA

Ernesto Ríos nació en Cuernavaca, Morelos, y es doctor en Artes Visuales por el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT), en Australia. Su obra ha sido expuesta en México, Argentina, Australia, Alemania, Chile y otros países, en más de 70 exposiciones colectivas y 29 individuales. Fue el primer artista latinoamericano en ganar el Premio Siemens-RMIT de Artes Visuales en 2010.

Actualmente, combina su práctica artística con la docencia y la investigación como profesor en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), donde impulsa proyectos de arte contemporáneo con un enfoque transdisciplinario.

EL ARTE COMO CÓDIGO VIVO

“CÓDIGOS” es, al mismo tiempo, una exposición sobre el presente, una mirada hacia el futuro y una evocación de los saberes antiguos. Nos recuerda que todo lo que vemos —y lo que no— responde a estructuras, algoritmos, vibraciones. Nos propone que el arte puede ser también una herramienta de investigación, una vía para abrir portales y formular nuevas preguntas.

Disponible durante varias semanas en el CEART de San Luis Potosí, esta muestra no solo merece ser visitada: merece ser leída, descifrada y sentida.

 

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CULTURA

Entre libros y lectores: ¿Negocio o fomento a la lectura?

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-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

Finalizó el magno remate de libros en Guadalajara en su cuarta edición. En ella participaron editoriales independientes, nacionales, librerías de viejo e iniciativas como cita a ciegas con un libro.

El espíritu el evento es fomentar la lectura y la cultura en los tapatíos, para otros sectores, la verdadera finalidad es ayudar a las editoriales a deshacerse de su inventario viejo, también conocido como inventario envejecido, inventario muerto o inventario obsoleto, es decir, libros que han permanecido sin venderse durante un periodo prolongado, ocupando espacio en los almacenes y sin retribuir los costos de producción utilizados.

El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y las editoriales participantes, con el fin de ofrecer a los asistentes libros con descuentos desde el 40% hasta el 70%, se podían encontrar libros desde 20 pesos. Estos descuentos pueden ser percibidos como una forma de animar al público a acercarse a la lectura y la cultura.

Pero para un sector más crítico de escritores, editoriales locales y público asiduo a comprar libros en físico, el evento tiene un fin comercial con un pretexto cultural, ya que las librerías grandes o establecidas, en esta cuarta edición Penguin y Gonvill, no ponen en descuento lo más nuevo o vendido de su catálogo, simplemente asisten con su stock regular buscando generar ventas o poniendo en descuento aquellos títulos que no han logrado vender y necesitan desalojar de sus almacenes para hacer espacio a nuevos embarque.

En sus redes sociales, algunos asistentes criticaron la falta de títulos actuales, señalaron que, en su mayoría, se trataba de libros de autoayuda, manuales de cocina, segundas o terceras partes de sagas no reconocidas o títulos de literatura clásica. Por lo que su experiencia no fue muy satisfactoria, aun así, los que se dedicaron a buscar y rebuscar en los montones de libros encontraron algún libro de su agrado.

Vendedores y consumidores tienen razón, sus posturas son válidas y no son incompatibles. La industria editorial es un negocio, cuya finalidad es producir ganancias, como cualquier otra industria. Por ello busca estrategias que acerquen al público a sus productos. El debate se da por el tipo de producto que manejan, libros. La asociación entre libros y cultura es natural, y al ser un bien intangible, de dominio público y un derecho de cualquier ser humano, el relacionarlo con el ámbito comercial genera escozor en los sectores más puristas, tradicionales o idealistas.

No es una crítica a estos grupos, la cultura es fundamental en el desarrollo del individuo y aspirar al desarrollo de ella debe ser un objetivo de cualquier sociedad y son estos mismos grupos los que suelen mantener viva escena cultural del estado. Pero cultura e industria no deberían percibirse como antagónicos, sino complementarios. Ambos tienen un fin en común, acercar a las personas a los libros.

Se puede objetar que a las editoriales no les interesa el tipo de libro, el uso que se le dé o si son leídos o no; simplemente quieren vender la mayor cantidad de ejemplares posible. Las editoriales o librerías no tienen la función de fomentar el gusto por la lectura, su función es ofrecer los productos que el público demanda; leerlos o no es decisión del comprador.

Entonces, ¿para qué sirve un libro que no es leído? Es ahí donde los sectores culturales, ajenos a los intereses comerciales, pueden colaborar, despertando el interés en la lectura, en el saber. Si alguien compra un auto, una máquina para ejercicio o cualquier otro producto y no lo utiliza, no se culpa al vendedor, sino al consumidor, incluso se podría argumentar que es su inversión y está en todo su derecho de hacer o no hacer con ella lo que quiera.

Según el módulo de análisis sobre la lectura en 2024, realizado por el INEGI, en México la población alfabetizada que practica la lectura es del 69.6%. Los libros siguen siendo lo más leído, con un 41.8% del material leído, que incluye también a periódicos, páginas de internet, revistas e historietas. No se aclara si se trata solo de libros físicos o si se incluyen las versiones digitales, pero sí se menciona que el acceso gratuito a materiales de lectura aumentó de 55.6 % en 2015 a 66.7 % en 2024.

Es decir, los lectores están recurriendo al material gratuito, una de las razones es el costo de adquirir un libro nuevo, en 2024 el salario mínimo en México fue de $248.93 por día, por lo que comprar un libro nuevo, en promedio, implica mínimo un día de trabajo para los trabajadores con salario mínimo.

Eventos como este, buscan promover la compra de libros en grupos que no tienen los recursos suficientes para adquirir un ejemplar de forma regular. El público al que busca llegar no es el que asiste de forma regular a las librerías o al FIL, donde los costos de los libros se incrementan tanto por la renta de espacios y la logista que implica armar un evento así, sino a aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir de forma regular o en la cantidad que ellos quisieran.

Y es verdad que, al tratarse de un remate, los libros que se ofrecen no son los más demandados sino aquellos que no han logrado entrar en el gusto de los consumidores, pero eso no significa que carezcan de valor cultural o que no puedan ofrecer algo de interés.

Porque los libros son algo especial, en palabras de Rubén Darío: “El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Es necesario promover y fomentar no solo su compra, labor de las editoriales y librerías, sino su lectura, ya sea de forma virtual o digital, es labor del gobierno, instituciones públicas y privadas, así como de las familias, no el formar un hábito sino un gusto, por lo que la escena cultural del estado y las editoriales y librerías deberían realizar esfuerzos conjuntos y no de forma asilada o incluso antagónica.

 

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CULTURA

Tlaquepaque celebra la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica

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-Por Raúl Cantú

En una vibrante ceremonia que reunió a artesanos de todo México, el Centro Cultural “El Refugio” fue el escenario de la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica, un evento que celebró la tradición, el talento y el arte popular.

Con un récord de 912 participantes, esta premiación destacó la importancia de la cerámica como patrimonio cultural y económico de México, consolidando a Tlaquepaque como la Villa Alfarera y un referente nacional.

La presidenta municipal, Laura Imelda Pérez Segura, resaltó el valor ancestral de la cerámica, un arte de más de 4,000 años que fusiona tradición prehispánica y técnicas modernas. “En Tlaquepaque, como Pueblo Mágico y centro de la mexicanidad, asumimos la misión de preservar este oficio milenario”, afirmó.

Este año, la bolsa de premios creció un 50% hasta los 2.79 millones de pesos, entregando 36 galardones en categorías como cerámica tradicional, contemporánea, infantil y juvenil, además de reconocimientos por trayectoria.

En esta edición participaron artesanas, artesanos y ceramistas de diferentes estados de la República, como: Estado de México, Jalisco, Tlaxcala, Michoacán, Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Aguascalientes, Veracruz, Ciudad de México, entre otros. 

Los premiados fueron los siguientes de acuerdo con cada una de las categorías que a continuación se mencionan:

GALARDÓN NACIONAL DE LA CERÁMICA TRADICIONAL

Martín Hernández Sánchez, originario del Estado de México, con la obra «Una Pequeña Gran Obra». 

 TALENTO INFANTIL

Primer lugar, Fabiana Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Muertito y Coleando”; segundo lugar, Abdiel Abdiel Valenzuela Ramos, originario de Coahuila, con la obra “Norteña” y tercer lugar a Erika Guadalupe Zacarías Pascual, originaria de Michoacán, con la obra “Mis Emociones.”

Mención Honorífica Fabrizio Torres Meneses, originario de Tlaxcala, con la obra “Mi Pulquero Tlaxiquero”.

TALENTO JUVENIL

 Primer lugar, Florencia Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Recipiente de los Sueños Imperecederos”; segundo lugar, Mane Aranza Delgado Fraire, originaria de Coahuila, con la obra “Juguemos” y tercer lugar, Darío Soteno Esquivel, originario del Estado de México, con la obra “Niños con las Máscaras”.

PREMIOS POR TRAYECTORIA

Premio Ángel Carranza: Gerónimo Ramos Flores, de Tonalá, Jalisco.

Premio Pantaleón Panduro: Saúl Camacho Rodríguez, del Estado de México. 

 CATEGORÍA: ALFARERÍA VIDRIADA SIN PLOMO 

Premio San Pedro Tlaquepaque: Cristian Rodrigo Sebastián Contreras, originario de Michoacán, con la obra «Juego de Té Purépecha».

Premio Jalisco: Antonio Martínez Reyes, originario de Michoacán, con la obra «Olla Punteada Primaveral». Premio Nacional: Marcelo Montoya Vázquez, originario del Estado de México, con la obra «Cazo Decorado». 

 CATEGORÍA: BRUÑIDO TRADICIONAL

Premio San Pedro Tlaquepaque: Carolina Medina Santana, originaria de Michoacán, con la obra «Cántaro Matizado Bruñido». 

CATEGORÍA: VIDRIADO TRADICIONAL

Premio San Pedro Tlaquepaque: Antonia Cerano Gutiérrez, originaria de Michoacán, con la obra “Piña Flor Naciente”.

CATEGORÍA: POLICROMADO TRADICIONAL AL FRÍO

Premio San Pedro Tlaquepaque: Tomasa González Sánchez, originaria de Michoacán, con la obra “California en Llamas (Hollywood)”.

CATEGORÍA: TRADICIONAL ALISADO Y DECORADO EN ENGOBES*

Premio San Pedro Tlaquepaque: Yesenia Lorenzo Camilo, originaria de Guerrero, con la obra “Danza de Chinelos”. 

CATEGORÍA: FIGURA EN ARCILLA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Luis Timoteo Vicente Jacobo, originario de Michoacán, con la obra «Cantina el Diablito Feliz». Premio Jalisco: Guadalupe de la Cruz Torres, originaria de Michoacán, con la obra «Velatorio de Monjas Coronadas». Premio Nacional: Gerardo Tena Sandoval, originario de Chihuahua, con la obra «Cuidemos la Fauna».

 

CATEGORÍA: CERÁMICA EN MINIATURA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Rolando David Rodríguez Herrera, originario de Aguascalientes, con la obra «Días de Fiesta». Premio Jalisco. Carlos Ignacio Ávalos Ruiz, originario de Michoacán, con la obra «Los Trastecitos de mi Abuela». Premio Nacional. José Adolfo Soto Díaz, originario el Estado de México, con la obra «La Tlanchanita de Metepec».

CERÁMICA NAVIDEÑA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Elizabeth Castañeda Escobar, originaria de Veracruz, con la obra «Burrito Sabanero». Premio Jalisco: Miguel Ángel González Mesillas, originario del Estado de México, con la obra «Nacimiento». Premio Nacional. Blanca Jiménez Flores, originaria del Estado de México, con la obra «Buenos Días Jesús». 

CATEGORÍA: ESCULTURA EN CERÁMICA

Mención Honorífica: Carlos Vázquez Macías, originario de Jalisco, con la obra «Hijos de Maíz» y Manuel Alejandro Romo Razón, originario de Jalisco, con la obra «Gallito de Verano». Premio San Pedro Tlaquepaque: Marina Santana González, originaria de Jalisco, con la obra «Santanaceramica@gmail.com«. Premio Jalisco: Ángel Martín Álvarez Rivera, originario de la Ciudad de México, con la obra «Ello, Yo y Super Yo». Premio Nacional: José Miguel Quisberth León, originario de la Ciudad, con la obra «Imaginari». 

CATEGORÍA: CERÁMICA CONTEMPORÁNEA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Emmanuel Abelardo Zavala Flores, originario de Veracruz, con la obra “Modernidad Efímera”. Premio Jalisco, Brian Gregorio Corres Hernández, originario de Oaxaca, con la obra “Polilla”. Premio Nacional. Constanza López Caparros Íñiguez, originaria de Veracruz, con la obra “Manglar”.  

CATEGORÍA: CERÁMICA TRADICIONAL

Premio Jalisco: Esperanza Felipe Mulato, originaria de Michoacán, con la obra «Fiesta de San Pedro y San Pablo». Premio Nacional. Alfredo Felipe Rivera, originario de Michoacán, con la obra “Alfarería”. 

En el evento estuvieron presentes el secretario de Cultura del Estado de Jalisco, Luis Gerardo Ascencio en representación del gobernador Pablo Lemus Navarro y David Gallegos Soto, director general del Patronato Nacional de la Cerámica.

Para todos los interesados en adquirir alguna de las piezas concursantes, el Centro Cultural “El Refugio” cuenta con un espacio para la exposición y venta de las artesanías participantes, mismo que estará abierto al público hasta el 03 de agosto de 9:00 a 18:00 horas.

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