NACIONALES
Sheinbaum, la gran favorita de las encuestas: Factores sobresalientes de la jornada electoral 2024

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Con fecha 29 de mayo, por mandato legal, concluyen las campañas electorales, es decir las operaciones previas de la jornada votante más grande de la historia nacional, a celebrarse el inminente domingo 2 de junio de 2024. En tal proceso destacaron varios factores: las coaliciones participantes, los abanderados de cada una de esas alianzas, incluyendo al aspirante de un partido que compite por sí mismo; el papel de los grupos de presión y la participación de la autoridad.
Las coaliciones contendientes son dos: la denominada “Corazón y Fuerza por México”, y la que se conoce como “Sigamos Haciendo Historia”. La primera está integrada por los viejos partidos (Revolucionario Institucional, PRI), Acción Nacional, PAN y el no tan antiguo, pero igual o peor de alicaído, el de la Revolución Democrática, PRD), organismos ahora en general muy desprestigiados ante la ciudadanía (posición ganada a pulso) por tanto mentir y fallar de manera deliberada a través de su historia.
El martes 21 de noviembre del año pasado, dicha unión se registró ante el INE; no debemos olvidar que, antes de esa fecha, esos partidos con el concurso del activista Claudio X. González Guajardo, se habían articulado en una mixtura denominada “Frente Amplio por México”, y todavía antes en una ligazón titulada “Va por México”. Su paladina es la hidalguense, senadora panista ahora con licencia, Xóchitl Gálvez Ruiz, registrada ante el INE con fecha 20 de febrero de este año.
La otra alianza electoral se encabeza por el Partido de Renovación Nacional, (MORENA), el cual tiene por aliados a nivel de la república, a los institutos políticos PT -Partido del Trabajo- y PVEM, es decir el Partido Verde Ecologista de México. Esta coalición es sucesora de la que con el lema “Juntos Hacemos Historia”, participó en las votaciones federales de 2021 y las posteriores efectuadas los años de 2022 y 2023. Ya con su divisa -Sigamos Haciendo Historia- transformada, se oficializó el 19 de noviembre de 2023, cuando Claudia Sheinbaum Pardo llevó a cabo su registro, como pretendienta única a la presidencia de la república, por cada uno de los partidos mencionados.
El tercer postulante presidencial, es el diputado zacatecano plurinominal por la circunscripción cuya sede es Guadalajara, Jorge Álvarez Máynez, ahora con licencia, quien surgió luego de peripecias del Partido de Movimiento Ciudadano (MC) ente que se resistió a formar parte de la oposición instrumentada por el aludido capitalista Claudio X., y tras el fracaso del gobernador de Nuevo León por ser el candidato presidencial de MC. Este personaje, bajo el influjo del antedicho ejecutivo neoleonés, logró la postulación de su partido, y se registró ante el INE con fecha 22 de febrero del corriente año. A pesar de las vicisitudes, este candidato de Movimiento Ciudadano -Jorge Álvarez Máynez- es un fenómeno que puede darle buen porcentaje de votos a MC, porque se los quitarán a la oposición y al lopezobradorismo, gracias a su cruzada fundada en un supuesto respaldo juvenil, respaldada con una canción, un jingle, todo complementado con bailar y sonreír. Esa presunta alta votación, sería redituable logro para Dante Delgado, el fundador y usufructuario del partido, quien de esa manera podrá elevar su presencia política, y agigantar el peso o, mejor dicho, los favores de su instituto.
SHEINBAUM, LA GRAN FAVORITA
Desde octubre del año pasado, las encuestas han señalado que la candidata de MORENA y coligados tiene la ventaja con gran amplitud; parejo a ello, la creencia de que saldrá avante esta competidora es avasallante: un pronóstico publicado en días pasados por el diario El País, de España, precisó que la creencia entre los mexicanos interrogados al respecto, es de un 86% de que Claudia Sheinbaum será la vencedora de los comicios presidenciales, frente a un minúsculo 14 por ciento de la candidata opositora.
Sobre el tema, la liga “Corazón y Fuerza por México”, se basa en el “sí se puede”, lo que entraña admitir su desventaja, aún en los estudios demoscópicos que ellos prefieren (que son las encuestadoras a su servicio), México Elige y Massive Caller, siempre discordantes con los números de las demás casas del ramo.
Por lo que ve intrínsecamente a las personas pretendientes a la jefatura del poder ejecutivo mexicano, circulan sencillas pero muy fundadas impresiones: de Claudia Sheinbaum, que es una científica, de ideas avanzadas, con muchas propuestas para gobernar, sensata y con experiencia en cargos de gobierno. En cuanto a Xóchitl, la opositora, -salvo sus incondicionales- es comúnmente conocida por las mentiras, vulgaridades y contradicciones ideológicas en que incurre, además de su falta de propuestas para guiar al país, e inclusive hasta por exhibirse con insuficiente preparación para improvisar y evidenciar escaseces pragmáticas en materia gubernativa: su espíritu confrontativo, a veces rayano en difamante, y su indumentaria dizque indígena (el famoso huipil que suele lucir) la han caracterizado. Del tercer aspirante presidencial, más bien “suspirante”, poco puede decirse en lo personal, pues aparte de lo dicho antes, que llevará más votos de los esperados a su causa, adolece de múltiples limitaciones que lo harán pasar como escueto testigo del proceso sucesorio de Andrés Manuel López Obrador.
Hablando de actores en esta justa por el poder supremo, no se puede soslayar la implicación del presidente (AMLO), misma que sin duda ha sido rotunda, pues su popularidad (cuya idea se sostiene en el principio de que el pueblo lo apoya), resulta contundente a estas alturas del sexenio, por lo que parece indiscutible la continuidad del morenismo y su abanderada Claudia Sheinbaum, a cuya causa se le debe sumar la sólida actuación del equipo que la rodea, mismo que sin mayores fisuras ha trabajado con muy buenas calificaciones para su campaña, lo que no sucedió en el caso de Xóchitl Gálvez, quien varias veces manifestó que al actuar conforme sus asesores le aconsejaron, se le distanció de la genuina imagen que ella proyectaba desde su lanzamiento. Así pues, en tanto Sheinbaum ejerce un liderazgo fuerte y sin grietas, no encontrando indicadores que conspiren en contra de su triunfo, en su adversaria a diario surgen problemas y discordancias que la alejan de su meta. Comparando la producción y realización de difusión de cada demandante, es evidentemente mejor la del lopezobradorismo, que cuenta con un equipo sólido, bien preparado y disciplinado. Las encuestas y percepciones así lo prueban.
En los tiempos presentes, se ha conjeturado alrededor de la polarización, indicando al respecto ser un elemento que influirá en los resultados comiciales, puesto que ha terciado en las campañas. Pero debemos entender que esa segmentación ideológica, es natural resultado de la lucha por el poder, lid en que cada fuerza esgrime principios que se contradicen con los de la otra contendiente, y en eso se fundan las luchas políticas, generando una lógica polarización. Según Lorenzo Córdova (el contradictorio expresidente del INE), la política más exitosa del actual gobierno de la Cuatro T ha sido la de dividir al pueblo mexicano, y además presupone este personaje algo discutible: ese discurso polarizante es lo mismo que han manipulado los totalitarismos. Sin embargo, admite que, en el actual caso de México, no hay elección de Estado, sino solo un piso disparejo. Sobre el tema, hay quienes afirman que, ese discurso de lo disparejo es para curarse en salud por parte de los consejeros de la pretendiente opositora.
Al enlistar factores contrarios a la abanderada antilopezobradorista, uno básico es el hecho de la depreciación de sus postuladores: el priismo está de plano a la baja; los panistas han dado bandazos lamentables, y el perredismo es un organismo moribundo. Por ello, muchos observadores sostienen que los adversarios de la Cuatro T usan el color rosa, en vez de esgrimir los de alguno de sus partidos, que simbolizan la decadencia.
¿Cómo ignorar los antecedentes de los priistas y panistas que actuaron contra México, que acudían a los paraísos monetarios, que gozaban de donaciones fiscales, auspiciaban corruptelas, coartaban la libertad de expresión y los derechos humanos, atracaban el erario, favorecían tanto al influyentismo, como al nepotismo y la impunidad? Es por ello, que la decencia pública fue muy zarandeada en México. Y ese fenómeno, aún contamina hasta a las encuestas, muchas de las cuales no pueden ser creíbles: un grupo de ellas exagera el porcentaje a favor de Claudia Sheinbaum, en tanto que otro conjunto exagera los números de su antagonista.
Sobre la influencia de internet, no hay mediciones creíbles para calcular sus efectivas consecuencias en unos comicios. Xóchitl tiene un trato benéfico, pero con eso de los bots, que amplifican o disminuyen calificaciones, volvemos a lo dicho: no hay certeza de su repercusión. De igual forma, los grupos de presión suelen apoyar a los anti cuatro T, pero ese respaldo se erosiona cada vez más, conforme se consolida la idea de que habrá continuidad del lopezobradorismo. Según el periodista Ciro Gómez Leyva, a pesar de que la oposición tiene una muy buena candidata, su propaganda no ha sido lo efectiva que la de Claudia, por lo que afirma: “Yo creo que será una gran sorpresa que la oposición obtenga una votación menor a la de 2021”, pero -pensamos nosotros- sin opción de ganar.
Aspecto interesante es como surgirá la oposición, a partir del 3 de junio, ya sea que gane Claudia o en su caso la portavoz del antimorenismo: sin duda, quien venza deberá considerar que la pluralidad de México exige que se dialogue con todas las fuerzas ideológicas. Ya habrá tiempo para debatir si se eliminan todas o parte de las curules plurinominales; y también de algo toral: ¿deberíamos adoptar un sistema parlamentario en lugar del presidencialismo actual? Y en cuanto al poder Judicial, reformarlo es incuestionable, aun cuando discutamos si sus ministros y magistrados deben ser electos por el pueblo. A los constituyentes de Querétaro todo lo anterior no les pareció procedente, pero han pasado más de cien años, el país se transformó, sus habitantes están más politizados, y entonces meditamos: ¿nuestra ciudadanía seguirá pensando lo mismo?
Recapitulando sobre la elección del 2 de junio, la noción del arroz cocido no debe permear, es decir lo de que los comicios son mero trámite: no está decidida la elección pues hay un voto escondido (indecisos, cambiantes y abstencionistas) pero antes que nada, una definitiva decisión de la ciudadanía, la cual finalmente dirá la última palabra. A esos votantes, hay que tenerles respeto y no olvidemos que el sufragio, entre otras cosas, sirve para calificar la administración pública y el nivel cívico-político del pueblo que elige.
También debemos tener firme, invariable, el no adoptar la intolerancia, la cual es contraria al espíritu democrático, pues cuando se arraiga, el contendiente es sustituido por el enemigo. Debemos entender que, al día siguiente de las elecciones, todos los que participamos somos mexicanos, con el inalterable compromiso de proseguir trabajando por nuestra república.
En razón a lo comentado, de lo que sí estamos seguros, y damos por hecho, es que el 2 de junio, al acudir a las urnas se fortalecerá la democracia y vivificaremos el destino anchuroso de nuestra Patria, la formidable y portentosa nación mexicana.
ENTREVISTAS
Análisis del Primer Informe de Gobierno: «Hay rumbo en el país, pero no podemos confiarnos», Martín Romero Morett

-Por Mario Ávila
“Podemos o no estar de acuerdo con el rumbo del país, pero hay rumbo”, así lo expuso el director de la División de Economía y Sociedad del CUCEA, Martín Romero Morett, al hacer un análisis en el terreno económico, del contenido del Primer Informe de Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
Yo personalmente -dijo-, si estoy de acuerdo con ese rumbo, es decir, me gusta que se quiera, que el país siga buscando crecer con estabilidad macroeconómica y con prosperidad compartida; me gusta que se tenga un Plan de Desarrollo con una política de fomento en el que el gobierno se encargue de asegurarle al país, la alimentación, la energía y la infraestructura necesaria.
Sin embargo, planteó el investigador y académico de la Universidad de Guadalajara, que el hecho de que la presidenta haya definido el rumbo y se hayan hecho las reformas para avanzar en esa dirección, “no significa que ‘ya la hicimos’, todavía hay muchos pendientes, porque los rezagos que nos heredó el neoliberalismo son inmensos”.
A manera de ejemplo, se refirió a la política de los salarios, que, a pesar de los aumentos, siguen siendo precarios. “Los empleos, a pesar de que el desempleo sea bajo, tenemos a muchos millones trabajando en la economía informal”, expuso.
Hizo alusión también al hecho de que, pese a que los ingresos del gobierno, aunque hayan aumentado, “seguimos recaudando poco en relación con otras economías similares y requerimos una Reforma Fiscal para abatir el déficit y para seguir sosteniendo el gasto social, ayudas, mejorar la educación, la salud, y la inversión en infraestructura, en comunicaciones físicas y electrónicas y para seguir financiando el desarrollo tecnológico, producción de microcircuitos y autos eléctricos.
“Junto con la reforma fiscal, está pendiente una reforma al sector financiero, para bajarle costos al crédito y para que éste sirva a la inversión privada y pública, y se refleje en el desarrollo y en el bienestar”, planteó el académico e investigador.
En su análisis, pidió no perder de vista que vivimos momentos de incertidumbre, de cambio, de transición, a lo cual México se está tratando de ajustar lo mejor posible, “pero no es fácil con un gobierno como el de Donald Trump que presiona a México por el lado de los aranceles, pero también militarmente”.
POLÍTICA ECONÓMICA CON RESULTADOS
En su análisis sobre el manejo económico y el rumbo que lleva el país, el doctor Martín Romero Morett, aseguró que Sheinbaum Pardo presentó en el Informe, logros alineados al rumbo hacia el cual lleva al país, y enlistó algunos de ellos:
“Tenemos estabilidad macroeconómica; nuestra moneda se mantiene por debajo de los 19 pesos por dólar; la inflación anual, en julio, fue de 3.5 por ciento, la menor desde enero de 2021; los ingresos del gobierno Federal, al 31 de agosto, alcanzaron una cifra de 5 billones 952 mil millones de pesos, 8.5 por ciento mayor en términos reales que en 2024, y por encima de lo previsto en la Ley de Ingresos; los impuestos han superado en 88,165 millones lo previsto, impulsados por IVA, ISR y aranceles a importaciones; el déficit fiscal se ha reducido en más de 36% y se busca bajarlo del 5.7% del PIB en 2024 al 4% para 2026 y así se reflejará en el paquete fiscal para 2026 y la deuda pública se mantiene, al cierre de agosto, en 50 por ciento del PIB.
PROSPERIDAD COMPARTIDA CON DIVIDENDOS
Algunos de los mejores logros en el terreno de la economía, en opinión del doctor Romero Morett, están relacionados con su idea de impulsar la prosperidad compartida y por ello se tomaron decisiones importantes como el aumento al salario mínimo en el año 2025, en 12 por ciento, “lo que significa un incremento histórico en términos reales, desde el 2018, de 135 por ciento”.
Recordó que muchas de las políticas sociales iniciadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, han sido continuadas con Sheinbaum Pardo y han sacado de la pobreza a más de 13.5 millones de personas. De acuerdo con los datos oficiales del INEGI, del 2018 al 2024, la población en pobreza pasó de representar el 41.9 por ciento de la población, a 29.5 por ciento, el nivel más bajo desde hace por lo menos 40 años.
En el terreno de la desigualdad, también se redujo significativamente, según el análisis del catedrático de la UdeG, quien expuso que “el coeficiente de Gini, la forma de medir desigualdad pasó de 0.426 a 0.391, colocándonos, a México, como el segundo país con menor desigualdad de América, después de Canadá”.
En el análisis del contenido del Primer Informe de Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, Romero Morett expuso que el país se encuentra estable, “un crecimiento anual estimado de 1.2 por ciento, frente a las expectativas catastróficas; la inversión extranjera directa récord de 36 mil millones de dólares; el desempleo se ubica en 2.7 por ciento, uno de los niveles más bajos del mundo, pero los salarios siguen siendo precarios”.
LAS PROPUESTAS DE REFORMA A LAS LEYES Y CONSTITUCIÓN
En un momento específico, el entrevistado se refirió a los anuncios de presentar propuesta de reformas constitucionales y a leyes secundarias, para facilitar la conducción que se requiere del país hacia el modelo que quiere la presidenta, un país con estabilidad y con prosperidad compartida.
En concreto, el economista se refirió con mucho optimismo a las propuestas de reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, que tienen como propósito, revertir una buena parte de las reformas de 2013, y recuperar a Pemex y CFE como empresas del pueblo de México.
En tanto que, en las leyes secundarias, destacó también la reforma a todas las leyes de la industria eléctrica y petrolera, para fortalecer a Pemex y a la CFE como empresas públicas, vertical y horizontalmente integradas, al servicio de la Nación y del pueblo de México.
No obstante, el doctor Romero Morett, también hizo alusión a propuestas legales, que en su opinión serán de gran trascendencia para los mexicanos, como la reforma al artículo 123 para reconocer el derecho a la vivienda a todas las personas trabajadoras; la reforma al artículo 28 para permitir servicios de internet públicos de manera directa; las reformas a los artículos 4º, 21, 41, 73, 116, 122 y 123 en favor de la igualdad sustantiva de las mujeres, el derecho a una vida libre de violencias y la eliminación de la brecha salarial y la modificación al artículo 28 para garantizar los trenes, también, operados por empresas públicas.
Se dijo optimista por el resultado que podrían dar las propuestas de reforma a los artículos 4º y 27 para garantizar los programas de Bienestar como derechos sociales constitucionales; la protección de los maíces nativos y prohibición de la siembra de maíz transgénico; la nueva Ley de Telecomunicaciones que, entre otros logros, reconoce el derecho de las audiencias y el acceso a internet y finalmente la reforma a la Ley del Infonavit, que garantiza el derecho a la vivienda.
Todas estas reformas -dijo-, se han hecho para hacer posible el nuevo modelo de país que para la presidenta sea uno, en el que sea el estado el que garantice al país la seguridad energética, alimenticia, tecnológica (internet para todos), en comunicaciones rápidas (trenes), bienestar social (vivienda y salud con 31 hospitales, 12 clínicas y 256 quirófanos a concluirse este año).
Y remató diciendo: “Se tiene un plan para impulsar un nuevo modelo de desarrollo, el Plan México, el cual tiene el objetivo de producir más para el consumo interno, sustituir importaciones, fortalecer y diversificar el comercio exterior, y fomentar la inversión pública y privada nacional y extranjera en el marco del desarrollo regional. El Estado desarrollará la infraestructura atractiva a la inversión privada como Polos de Desarrollo Económico, a la fecha, ya están en marcha 5 de los 15 polos iniciales, y 8 del Corredor Interoceánico, así como 18 de los 100 nuevos parques industriales”.
Me gusta -sentenció-, que ese Plan de Desarrollo busque reducir las importaciones chinas y bajarle al déficit comercial que tenemos con China. Podemos afirmar que la presidenta tiene claridad hacia donde quiere llevar al país, pues en su informe define el rumbo con exactitud, ella está consolidando un nuevo modelo económico que garantiza la estabilidad macroeconómica, pero impulsa la prosperidad compartida con salarios justos y programas de Bienestar, fortalece la educación, la salud y el acceso a la vivienda, promueve el desarrollo regional con inversión pública y privada nacional y extranjera, al tiempo que se gobierna con honestidad y austeridad republicana y se consolida la soberanía, la democracia y las libertades.
LA INSEGURIDAD, ASIGNATURA PENDIENTE
“Para poder evaluar objetivamente a un determinado gobierno, sea municipal, estatal o federal, tenemos que tomar en cuenta al menos cuatro diferentes formas de evaluación, expresó el doctor Andrés Valdés Zepeda, sobre el Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
Uno tiene que ver con lo que se prometió en campaña y lo que se está haciendo o dejando de hacer es decir resultados en el ejercicio de gobierno que para el caso del Gobierno Federal lo que se establece en el plan Nacional de desarrollo puede ser un elemento considerar.
Segundo lo que se ha hecho en anteriores administraciones ya sea administraciones del mismo partido o de partidos diferentes que gobiernan el país. Tercero lo que se hace con respecto a lo que están haciendo otras naciones otros gobiernos otros países. Y finalmente por cómo evalúa la población a partir de como la ciudadanía evalúa el desempeño de gobierno.
Si tomamos esas cuatro variables en cuenta, para evaluar un gobierno, creo que podemos encontrar en el gobierno del actual presidente, cosas positivas y cosas no tan positivas en materia económica; la situación es estable con una moneda fuerte y con pocos problemas de desempleo, con recuperación del poder económico y en el poder adquisitivo sobre todo de la clase media.
La asignatura pendiente indudablemente es el tema de la inseguridad pública, el tema de la corrupción queda no solventado, pero por una política pública creo más contundente para reducir y sobre todo castigar excesos en el ejercicio del poder público.
También podemos decir que una de las asignaturas pendientes, está en relación con el manejo más responsable de la cuestión ambiental, en muchos lugares se ha documentado excesos de destrucción de ecosistemas y daño a la naturaleza, algunas veces por obras de carácter privado, pero también incluso en algunos casos de carácter público.
La movilidad y la contaminación en las grandes ciudades, es un tema que no necesariamente corresponde de manera directa al gobierno Federal, como a los gobiernos estatales y municipales; tiene que ver con la movilidad en las macro ciudades, que es un tema no resuelto, que cada día se agrava y finalmente genera trastornos, no solo en el sentido del movimiento, de la movilidad, sino también en la contaminación en la salud de los ciudadanos.
MUNDO
El dilema mexicano: Entre Caracas, Pekín y Washington

– Opinión, por Miguel Anaya
México tiene la mala costumbre de creer que los conflictos internacionales son películas que se ven desde la butaca, con palomitas en mano y distancia segura. Pero lo que hoy ocurre en el Caribe, con barcos estadounidenses hundiendo lanchas venezolanas y un Nicolás Maduro agitando la bandera de resistencia, no es un espectáculo ajeno: es una tormenta que, tarde o temprano, alcanzará nuestras costas.
La posible intervención de Estados Unidos en Venezuela —sea directa o disfrazada de “operativo contra el narcotráfico”— nos recuerda varias cosas incómodas. La primera: que Washington sigue viendo a América como su jardín trasero, y que cuando la Casa Blanca mueve barcos y marines hacia el sur, México queda automáticamente dentro del perímetro de seguridad. No se nos pregunta si queremos, se nos asume dentro del esquema.
La segunda: que cada bomba que caiga en el Caribe traerá repercusiones en nuestras fronteras. No se necesita ser un experto en migración para imaginar lo que significaría una oleada de venezolanos huyendo de un conflicto bélico. Ya con los flujos actuales, el Estado mexicano colapsa en recursos y paciencia social; con una guerra en Sudamérica, el caos migratorio se multiplicaría. Y, como siempre, la presión no llegaría solo de los migrantes, sino de Estados Unidos exigiendo que México sea muro, policía y albergue al mismo tiempo.
El aspecto económico tampoco es menor. Si Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, se incendia, el mercado energético se agita. Podría ser una oportunidad para que México venda más crudo, pero también un riesgo de volatilidad y chantaje. Estados Unidos exigiría “solidaridad energética” a cambio de no apretarnos más en otros frentes. Y mientras tanto, China, Rusia y Corea del Norte —muy juntos, muy sonrientes en el reciente desfile de Pekín— lanzarían el mensaje de que existe un bloque alternativo para quienes no se sometan al viejo orden. Un coqueteo tentador, pero peligroso, porque México no puede darse el lujo de enemistarse con su principal socio comercial y cultural.
¿Y qué papel debe jugar la presidenta Sheinbaum? Aquí es donde la película se vuelve mexicana. Sheinbaum no puede limitarse al guion tradicional de “neutralidad” y “no intervención”, fórmulas diplomáticas que sirven en conferencias de prensa, pero no en medio de una crisis migratoria, militar y energética.
México debe anticiparse: diseñar políticas de contención migratoria con dignidad y sin colapso; blindar su economía para resistir turbulencias externas; y, sobre todo, plantear una estrategia clara frente a Washington. Porque la historia nos dice que, cuando el imperio se pone nervioso, México no es invitado a opinar: es arrastrado.
El dilema es cruel, pero inevitable: si nos alineamos ciegamente con Estados Unidos, perdemos margen de soberanía; si coqueteamos demasiado con Pekín y Moscú, arriesgamos represalias inmediatas. Lo que no podemos hacer es fingir que nada pasa. Porque cuando los cañones apuntan hacia el sur y las banderas ondean en Pekín, lo que está en juego no es la geopolítica abstracta, sino nuestra seguridad, nuestras fronteras y nuestra estabilidad interna. Una situación geopolítica muy complicada que deberá resolverse.
En suma, México no tiene opción de hacerse el distraído: lo que se juega en el Caribe no es un pleito lejano entre Maduro y Trump, sino un recordatorio brutal de que la geopolítica siempre cobra factura. El estado mexicano deberá decidir si quiere ser jugador con estrategia o simple ficha movida por inercia.
Y aunque la tentación nacional sea encogerse de hombros y decir “eso es problema de ellos”, lo cierto es que cuando los cañones rugen en el sur, los migrantes caminan hacia el norte y entre tanto, el centro tiembla. Lo irónico es que México siempre quiso ser neutral; lo triste es que, en este tablero, la neutralidad es el nombre elegante de la indefensión.
MUNDO
Tejiendo lo colectivo: La política más allá del individuo

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la mitología griega, existe un relato fascinante sobre las Moiras, esas tres hermanas encargadas de hilar, medir y cortar el destino de los hombres; de hecho, probablemente muchos más las recuerden por la famosa película de Disney: Hércules, donde son representadas por esas figuras enigmáticas y divertidas de un solo ojo que en algún punto de la película amenazan la vida de la amada de Hércules.
En esta historia, Cloto hilaba la hebra de la vida, Láquesis la medía y Átropos la cortaba cuando llegaba el final. Lo interesante de esta narración no es únicamente su carácter fatalista, sino la metáfora que encierra: ninguna hebra aislada tenía sentido por sí misma. El tejido de la vida es posible porque cada hilo se entrelaza con otros, formando un entramado que da consistencia a la existencia.
Por eso la política debería funcionar de la misma manera. No se trata de un solo individuo que define la ruta de una sociedad, sino de la capacidad de entrelazar múltiples hilos —experiencias, voces, demandas, historias— hasta construir un tejido común y, por ende, un movimiento plural articulado a través de causas que unan. Por eso, cuando olvidamos que la política es ante todo una tarea colectiva, corremos el riesgo de reducirla a un espectáculo personalista en el que se sobrevalora la figura del líder y se subestima la fuerza de la comunidad.
Nuestra cultura política ha sido moldeada por el mito del héroe. Desde tiempos antiguos, se nos ha enseñado a imaginar a los grandes líderes como Aquiles o Ulises: figuras que, gracias a su valor o astucia, logran conquistar batallas imposibles. El héroe se presenta como la encarnación de la voluntad y del destino de todo un pueblo. Sin embargo, esa visión, aunque seductora, es profundamente peligrosa cuando se traslada al ámbito de lo público.
Cuando la política se concentra en un solo rostro, en un nombre que se convierte en marca, se desdibuja la noción de comunidad y, por ende, el poder deja de responder a las necesidades colectivas, si no a la lógica de la autopreservación del líder, construyendo así una narrativa en la que la ciudadanía deja de ser protagonista y pasa a ser espectadora. Y sin ciudadanía activa, la democracia se vuelve frágil.
La democracia, en su sentido más profundo, no consiste en depositar un voto cada cierto tiempo, de hecho, la propia Constitución de nuestro país define a la democracia como un estilo de vida y una tarea constante a través de la cual se debe priorizar la construcción del destino común y el progreso constante.
En ese contexto, la democracia significa reconocernos como parte de una trama compartida, como hilos que sostienen un mismo tejido. Las grandes transformaciones políticas no han surgido de la genialidad de un individuo aislado, sino del esfuerzo conjunto de comunidades que se organizaron para reclamar justicia, igualdad o libertad.
El movimiento obrero del siglo XIX, las luchas feministas que han cambiado estructuras jurídicas y culturales, o los procesos de descolonización del siglo XX no habrían sido posibles sin una visión de lo colectivo. Ninguna de esas causas prosperó porque alguien decidiera “iluminar” a los demás, sino porque miles de voces se entrelazaron hasta hacerse escuchar como un clamor ineludible.
En contraposición, cuando los proyectos políticos se sostienen únicamente en figuras individuales, se vuelven endebles. La historia está llena de ejemplos de líderes que, al caer en desgracia, arrastraron consigo a toda una estructura de gobierno, esto debido a que un tejido construido en torno a un solo hilo inevitablemente se rompe.
Hoy vemos cómo muchas democracias sufren precisamente de este mal. La política se reduce a una competencia de carisma, o de opiniones mediáticas y controversiales que buscan dividir desde la confrontación; basta con ver a Ricardo Salinas Pliego. Lo colectivo queda relegado. Y lo más alarmante: la ciudadanía se acostumbra a delegar su responsabilidad, convencida de que “otro” debe resolverlo todo.
Por eso, la tarea urgente es volver a tejer comunidad, y eso a su vez implica repensar los espacios políticos no como arenas de competencia individual, sino como laboratorios de cooperación. Significa promover el diálogo, la escucha y la corresponsabilidad. En un mundo donde las redes sociales amplifican el protagonismo del individuo, necesitamos contrarrestar esa tendencia con proyectos que valoren lo común por encima del ego personal.
Construir política desde lo colectivo no significa anular la individualidad, sino integrarla en un horizonte compartido. Como en el telar de las Moiras, cada hebra conserva su singularidad, pero cobra sentido únicamente al entrelazarse con las demás.
El gran reto de nuestro tiempo es que vivimos en sociedades fragmentadas, donde la desconfianza se ha instalado como norma. Desconfianza hacia las instituciones, hacia los partidos, hacia los otros ciudadanos. Y sin confianza no hay tejido posible. La política colectiva requiere precisamente lo contrario: la certeza de que lo común vale la pena, de que cooperar produce más frutos que competir sin tregua.
Eso demanda nuevas formas de organización social y política. Demandará partidos que funcionen menos como maquinarias electorales y más como espacios de deliberación ciudadana. Demandará gobiernos que consulten y construyan con la gente, no solo para la gente. Y demandará ciudadanos que asuman su papel no como espectadores, sino como coautores del destino común.
Quizá ha llegado el momento de desplazar al héroe individual y recuperar la épica de lo colectivo. No necesitamos más relatos donde un líder salva a todos; necesitamos narrativas donde todos nos salvamos a nosotros mismos al reconocernos como parte de la misma trama.
Así como en la Grecia antigua el mito de las Moiras recordaba que ningún destino estaba aislado del conjunto, hoy debemos recordar que ningún proyecto político puede sostenerse en soledad. La política que realmente transforma es aquella que se teje desde abajo, desde los barrios, desde los colectivos, desde las voces diversas que encuentran en la pluralidad su mayor riqueza.
La política futura debe ser colectiva para fortalecer la democracia y enfrentar desafíos. Apostar por el individualismo arriesga liderazgos frágiles y sociedades divididas, debilitando el tejido común.
Si, en cambio, entendemos que nuestro destino depende de la fortaleza del tejido, podremos enfrentar con mayor solidez los desafíos de nuestro tiempo: la desigualdad, la crisis climática, la violencia, la polarización.
El hilo aislado se rompe con facilidad; el tejido entrelazado resiste el paso del tiempo. Esa es la lección que la mitología griega, con su sabiduría ancestral, nos recuerda. Y esa es la lección que deberíamos aplicar a la política: dejar de pensar en términos de “yo” para construir un sólido “nosotros”.