OPINIÓN
Los caminos y los cambios de Andrés Manuel: De la honestidad valiente a me vale la honestidad

Comuna México, por Benjamín Mora //
Desde la visión del evolucionismo social de Johan Galtung (psicólogo), el conflicto interpersonal y comunitario ha estado presente en nuestras relaciones desde el inició de la humanidad. El conflicto no es, nos explica, un fin, sino un medio necesario para el entendimiento de las personas y el logro de la paz.
Hoy, los mexicanos nos encontramos en medio de un conflicto que parece agudizarse sin miras a un entendimiento. Para Andrés Manuel López Obrador, por haber ganado la presidencia con una mayoría indiscutible de votos, “chairos y fifís” deberíamos renunciar a lo que pensamos, sentimos e interpretamos de la realidad, y con ello, a nuestros proyectos de vida personal, de familia, de trabajo y de empresa, para unirnos a su plan personalísimo de nación.
Buda ha dicho: “El conflicto no es entre el bien y el mal, sino entre el conocimiento y la ignorancia” y las ignorancias del Presidente son amplias y profundas. Dos dinámicas del conflicto parecen no caber en la esencia de López Obrador: la trascendencia y la transformación. Por la primera nos permitimos entender que el conflicto jamás es un suceso individual, sino que engloba a otros participantes, con derecho a definir su solución, y por la segunda, la estrategia acepta las perspectivas ajenas.
En el mundo de López Obrador con hay posibilidad para la empatía, es decir, para comprender las actitudes de los otros, de los diferentes a él; asimismo, tampoco hay posibilidades para gestionar comportamientos de conciliación con quienes –a decir suyo-son la causa de todos los males desde pasado, ni cabe, por último, la creatividad para resolver las contradicciones. En su entender egocéntrico, “de los arrepentidos es el reino de su 4T” y por ellos se les perdonan todas las culpas pasadas.
Los conflictos sociales de justicia y bienestar de México, aceptémoslo, no los creó López Obrador; sin embargo, tenemos que entenderlo, la esencia del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador es heterotransformadora, es decir, es una persona que busca la transformación del otro desde la imposición y no es capaz de comprender y aceptar que obedecer sin chistar o imponerse autoritariamente hará que el conflicto resurja de alguna otra forma en el futuro.
El problema de López Obrador es que, ante cada problema y cada conflicto, busca culpables y no soluciones, no escucha y no reconoce sus errores.
Una vez escuché: “Un conflicto no resuelto es como un disco rayado; nos impide que pasemos a la siguiente melodía”. Cuando López Obrador se enoja –no soy florero- ante convenios en los que no participó ni fue informado, lo que expresa es su indiferencia egocéntrica, impulsiva e irreflexiva. El Presidente debe entender que sus palabras pueden –lo han hecho- despertar prejuicios sociales que agravan al futuro compartido.
Los prejuicios impiden a López Obrador mirar otras formas de atender las diferencias e injusticias sociales. Al Presidente le vendría bien aceptar que detrás de cada persona hay una razón por la cual es como siente, piensa y actúa, y que las transformaciones sociales no se dan ni por mandato ni sin la participación de todos.
Desde sus campañas electorales, López Obrador imprimió una connotación negativa a los gobiernos pasados, tomándolos como sus adversarios, buscando desvalorizarlos y provocando su desprecio social a partir de la distorsión en la interpretación de la realidad, poniendo una base real y sumando una información errónea y exagerada. Un ejemplo evidente fue su crítica a Felipe Calderón por haber puesto a las fuerzas armadas en el combate a los delincuentes más violentos. Por ello, en febrero de 2012, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a regresar a las fuerzas armadas a sus cuarteles seis meses después de ganar las elecciones. En diciembre de 2016, López Obrador señalaba que al Ejército lo habían desgastado la lucha contra la inseguridad y la violencia. Esta semana, el propio López Obrador ordenó la permanencia del Ejército Mexicano y la Marina Armada en labores de seguridad pública, normalizando la política militarista de Calderón, y pregunto si acaso las encomiendas militares no serán “parte de un proceso de contención social y para amedrentar a la sociedad” hacia las elecciones de 2021, como en 2012 acusó a Calderón.
Siempre desconfié de Andrés Manuel López Obrador; por ello, el día en que decidió tomar por su casa al Palacio Nacional, quise entender sus razones de vivir en los lujos a los que renunció Lázaro Cárdenas. A botepronto supuse que sus palabras eran huecas y que estas no conectaban ni con su mente ni con su corazón. Ahora que ha resuelto re-militarizar al país, López Obrador se desvanece entre lo que criticó de los presidentes Calderón y Peña, y el proyecto de seguridad nacional de su gobierno, mal trazado y peor implementado. La Guardia Nacional es un fracaso institucional en manos de Luis Rodríguez Bucio y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana demuestra sus ineficiencias en manos de Alfonso Durazo Montaño, un alquimista de principios e ideología, y, quizá, ignorante de su encomienda.
La militarización ordenada por el Presidente López Obrador ha puesto en evidencia al vodevil político de la 4T y los cambios de vestuarios liberales y conservadores de Manuel Bartlett, Tatiana Cloutier y Mario Delgado, entre tantos más. Todos, ayer críticos de la presencia del Ejército Mexicano y la Marina Armada en las calles, y hoy callados, haciendo ridículos para ocultar lo que guarda el internet, tratando de justificar a presidente. El propio Presidente ha debido recordarse el día en que López Dóriga, en Tercer Grado, le preguntó sobre sus declaraciones cuando criticaba las estrategias militarizadas que ahora retoma.
El gobierno de la 4T ha militarizado todo cuanto ha podido: la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el transporte de combustibles y la persecución de huachicoleros. Los soldados también dirigen la Guardia Nacional y están presentes en Aduanas. La presencia de las fuerzas armadas en las calles son solo la punta del iceberg militarizarte de López Obrador. México se ha militarizado.
NACIONALES
Primer Informe de Gobierno: Septiembre histórico, el parteaguas de la justicia y el liderazgo de Sheinbaum

– Opinión, por Pedro Vargas Ávalos
Con el comienzo del mes de septiembre se registraron varios actos de suma trascendencia para nuestra patria, de tal manera que podemos afirmar que tal lapso es un parteaguas de México. Este término es utilizado en sentido figurativo entre los mexicanos, significando que un suceso o momento determinado marcan un antes y después de una época o período.
Un hecho culminante se refiere al primer informe del sexenio de la flamante Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), el cual se llevó a cabo en dos actos: inicialmente en Palacio Nacional donde lo rindió verbalmente; el segundo paso fue en el Congreso General (es decir, en sesión tanto de diputados como de senadores) y que se encargó de entregar materialmente la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
Recordemos que CSP es la primera mujer que encabeza el poder ejecutivo de la nación; en consecuencia, su informe inaugural reviste gran trascendencia. Su breve resumen, ella lo expresó: sin dejar de admitir problemas y retos, vamos bien e iremos mejor.
El segundo de los acontecimientos divisorios de época se refiere al Poder Judicial Federal, que conlleva implicaciones con los correspondientes de las entidades federativas, dentro de las cuales lamentablemente Jalisco aún no se inscribe.
Como es conocido, desde hace meses el tema de la reforma judicial ocupó espacios y atenciones a lo largo y ancho del país. El sistema de elecciones libres, directas y secretas por la ciudadanía para la designación de las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; las magistraturas de la Sala Superior y las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; así como las magistradas y magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial; y las magistradas y los magistrados de circuito y juezas y jueces de distrito, quedó incorporado en la Suprema Ley de la Nación, el 15 de septiembre de 2024 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se reformó la Constitución Política en materia de reforma al Poder Judicial.
Con la elección del uno de junio reciente, se cumplieron aquellas disposiciones constitucionales, y así se cambió el sistema burocrático-político para integrar la cabeza del poder judicial, o sea, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJ) y a todo el Poder Judicial de la Federación (PJF). A partir de esa fecha estelar, fue la ciudadanía quien dijo quiénes serían no solo los ministros de la SCJ, sino los magistrados y jueces de este poder encargado de impartir justicia.
Su culminación fue a partir del uno del mes patrio, cuando se instaló la nueva SCJ, teniendo como invitados de honor a los representantes de la Cámara de Diputados y de la de los Senadores, además de la titular del poder ejecutivo federal, algo que hacía mucho no se veía, debido a las diferencias entre la extitular de la fenecida SCJ y varios de sus camaradas ministros, con los legisladores y el ejecutivo.
Los nueve ministros -en lugar de once, como se componía la anterior Corte- son: Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: Ministro Hugo Aguilar Ortiz, con los siguientes ministros(a)s: Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf, María Estela Ríos González, Sara Irene Herrerías Guerra, Giovanni Azael Figueroa Mejía, Irving Espinosa Betanzo y Arístides Rodrigo Guerrero García. Su periodo será de doce años, aunque en esta ocasión tienen variaciones distintas, lo que se adecuará hasta 2033.
La presidencia de la Suprema Corte rotará cada dos años entre los ministros, según el número de votos obtenidos en su elección. Como dato significativo, la nueva indumentaria de los ministros incorporará distintivos tradicionales de pueblos indígenas como un gesto de inclusión y diversidad cultural de México; otro acto muy simbólico, fue la apertura de la puerta principal de la SCJ, cerrada por los problemas de los anteriores ministros.
Por cierto, ahora ya no existen Salas -como antes-, por lo que todo asunto competencia de la SCJ, lo resolverá el pleno en sesión pública, debiéndose divulgar previamente los proyectos de resolución, lo cual antes se hacía privadamente: ahora, el pueblo estará informado de como actuará la Corte.
Y como precisó el presidente Hugo Aguilar O: habrá cercanía con el pueblo, austeridad dentro de la Constitución, equilibrada separación de poderes y transparencia integral.
Ese mismo día, el pleno de la SCJ nombró a los miembros del Órgano de Administración Judicial (OAJ) del Poder Judicial de la Federación, siendo ellos: José Alberto Gallegos Ramírez, Lorena Josefina Pérez Romo y Catalina Ramírez Hernández; el legislativo había nominado a Surit Berenice Romero Domínguez y el ejecutivo a Néstor Vargas Solano, quien fungirá como Presidente por los primeros dos años.
Con este acto prácticamente quedó extinto el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), cuerpo que durante 30 años administró lo relativo al PJF, con excepción de los ministros de la SCJ, con resultados magros y muy opacos. La OAJ tendrá a su cargo la carrera judicial, la organización territorial y por materias de tribunales y juzgados, la elaboración y vigilancia del presupuesto —con la prohibición de crear fideicomisos no previstos en la ley, lo que antes era muy común y mucho defendieron los ministros que se fueron—, la reasignación de adscripciones, el cambio de sedes judiciales y la expedición de acuerdos generales.
Asimismo, garantizará la seguridad de los juzgadores en casos relacionados con delincuencia organizada, teniendo facultades concentradoras en asuntos vinculados con violaciones graves de derechos humanos, siempre que lo requiera la SCJ.
También estará al frente de la Escuela Nacional de Formación Judicial y del Instituto Federal de Defensoría Pública, entidad que debe ser muy fortificada para que cumpla su esencial función de apoyar al pueblo para lograr se le haga justicia. Sus integrantes durarán seis años en el cargo, sin posibilidad de reelección, y la presidencia será rotatoria bianualmente.
Otro momento histórico es con referencia al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación -TEPJF-, el cual venía funcionando con cinco magistrados, debiendo ser siete. Ahora, ya se integró cabal desde el martes antedicho, al agregarse los dos magistrados electos en junio: Claudia Valle Aguilasocho y Gilberto de Guzmán Bátiz, quienes se unen a los magistrados Mónica Aralí Soto Fregoso (actual presidenta), Felipe de la Mata Pizaña, Felipe Alfredo Fuentes Barrera, Janine Otálora Malassis y Reyes Rodríguez Mondragón.
La magistrada Soto Fregoso, declaró que “este tribunal está preparado como siempre lo ha hecho para cumplir con su deber. Contamos ahora con un pleno integrado por magistradas y magistrados que seguirán garantizando decisiones independientes, imparciales, inclusivas y transparentes”. De igual manera, dio la bienvenida a las quince magistradas y magistrados que conformarán las cinco salas regionales de este tribunal tan importante para la vida democrática de la república.
La renovación total de los organismos directivos del PJF, se completó el martes dos del presente mes, al tomar posesión los miembros del «Tribunal de Disciplina Judicial», órgano encargado de evaluar y dar seguimiento al desempeño de las y los impartidores de Justicia federales en esta insólita etapa. Ahora si se incluye a los mismos ministros de la SCJ, lo cual antes no sucedía, dándoles un papel de intocables. La sesión de instalación fue encabezada por la Magistrada presidenta Celia Maya García, cargo que obtuvo al haber sido la candidata con mayor número de votos recibidos en la elección judicial del pasado uno de Junio, destino que ejercerá por dos años; el Pleno se completa con las Magistradas Eva Verónica de Gyvés Zárate e Indira Isabel García Pérez, así como los Magistrados Bernardo Bátiz Vázquez y Rufino H. León Tovar.
La magistrada Maya refirió: «no se debe tolerar que haya conductas inadecuadas o indolentes en la administración de justicia no es admisible la impunidad de los malos juzgadores. Es inaceptable el retardo de la resolución de los asuntos sometidos al conocimiento de la judicatura».
El OAJ dio otro paso que prueba el cambio notable que experimenta el PJF: ya aprobó reducir los sueldos netos mensuales establecidos para ministros de la Suprema Corte de Justicia, magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, magistrados de Circuito, así como los de jueces de Distrito y magistrados integrantes del OAJ.
Esto va en consonancia con lo que anunció en su discurso de toma de posesión el ministro Hugo Aguilar Ortiz, quien sostuvo que se revisarían las pensiones de los ministros en retiro, actualmente de hasta 385 mil pesos mensuales, así como eliminar seguros médicos privados, jubilaciones anticipadas y otros gastos superfluos, sustituyéndolos por los servicios del ISSSTE.
Todo apunta a la idea de que la austeridad no implique precariedad, sino la erradicación del dispendio y del nepotismo. En pocas palabras, ahora si se procurará que cada peso fortalezca a los juzgados, con el fin de reducir rezagos, modernizar procesos y digitalizar la justicia.
Finalmente, apuntamos que en el Senado también rindieron protesta los magistrados y jueces (en total 462 personas magistradas de circuito y 384 como jueza(e)s de distrito) electos el pasado 1 de junio, con lo que se consumó la integración del PJF. Por excepción hay unos pocos que lo harán ulteriormente, y desde luego, la otra mitad de juzgadores que serán electos en 2027.
La gran mayoría de mexicanos esperamos que el período que señala el parteaguas de la justicia nacional sea verdaderamente un tiempo de genuina renovación integral del Poder Judicial Federal.
Disentimos de lo que expresaron los miembros de las oposiciones: los priistas de Alito, que ni siquiera acudieron a la rendición de protesta de los juzgadores, pues ese inefable personaje aseveró que “La elección judicial es el fracaso más grande que hay” y se hizo para el gobierno apoderarse del PJF ; por su lado, Movimiento Ciudadano por medio del tapatío Clemente Castañeda, aseguró que el régimen oficialista “nos engañó con la verdad”, porque se aprovechó del malestar generalizado de las y los mexicanos para “capturar políticamente” al Poder Judicial.
En el mismo sentido, el panista Ricardo Anaya señaló que “no tiene legitimidad de origen la autoridad que surge de un proceso fraudulento plagado de irregularidades”. Las oposiciones y sus rancias posturas, que según las encuestas de hace años a la fecha, los tiene en el cabús del tren de la democracia.
La Presidenta CSP, afirmó en una mañanera: Los ministros, magistrados y juzgadores electos, “tienen que dar ejemplo de profesionalismo, de impartición de justicia… un ejemplo de que hay cambios, de honestidad, de honradez, de transparencia. Hoy son elegidos por el pueblo. Ahora les corresponde a ellas y a ellos… dar un ejemplo a México y al mundo de que puede haber un sistema de justicia diferente… que no responda a intereses particulares ni a privilegios, sino a la necesidad de garantizar justicia imparcial y cercana al pueblo”.
Esto hablando en plata pura, es el parteaguas de la justicia que los mexicanos esperamos: Desterrar el hecho y la idea de que en México solo tienen acceso a la justicia quienes tienen influencias, poder o dinero. A los mexicanos se nos tiene una deuda histórica de justicia, y ahora se llegó el momento de pagarla.
NACIONALES
La visión de los de abajo: Mariano Azuela, el cronista de la Revolución Mexicana

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Mariano Azuela González (1873-1952) es una de las figuras más relevantes de la literatura mexicana, su novela Los de abajo, lo convierte en uno de los pioneros en narrar la Revolución desde la perspectiva de quienes la vivieron en carne propia.
Médico de formación y escritor por vocación, Azuela combinó la experiencia de su práctica profesional con la observación directa de la vida rural y de la lucha armada, lo que le permitió crear una narrativa única, marcada por el realismo y la crudeza, capaz de mostrar la Revolución tal como fue: contradictoria, violenta y desalentadora.
Azuela nació el 1 de enero de 1873 en Lagos de Moreno, Jalisco, estudió medicina; durante sus años trabajó como médico rural, atendió a campesinos y familias de escasos recursos, experiencias que moldearon su sensibilidad hacia la desigualdad social y la injusticia, elementos centrales en su obra literaria.
Aunque la medicina fue su primera vocación, la escritura lo acompañó desde joven. Comenzó escribiendo cuentos y novelas de corte romántico y costumbrista, pero pronto sus intereses se orientaron hacia los conflictos sociales y políticos que agitaban a México en la primera década del siglo XX.
Con el estallido de la Revolución en 1910, Azuela apoyó inicialmente el movimiento maderista y, tras el asesinato de Francisco I. Madero y la dictadura de Victoriano Huerta, se integró al ejército villista como médico de campaña. La experiencia de servir en el frente le permitió conocer de cerca la brutalidad del conflicto, las motivaciones ambiguas de los combatientes y el caos generalizado.
Tras la victoria de las fuerzas de Venustiano Carranza sobre los villistas en 1915, Azuela quedó en una situación comprometida por su participación en el bando derrotado. Ante el riesgo de represalias y persecución política, se vio obligado a exiliarse en El Paso, Texas.
Fue en este contexto de desplazamiento y precariedad donde escribió la más famosa de sus obras, Los de abajo, publicada por entregas en un periódico local. El exilio, aunque forzado, fue crucial para que Azuela desarrollara una mirada crítica y desencantada sobre la Revolución, lejos de los discursos oficiales que la idealizaban.
Azuela escribió desde la experiencia; no era un intelectual tratando de describir la batalla, era un soldado retratando episodios de la lucha en la que participó. Los de abajo es reconocida por su realismo directo y descarnado. Azuela muestra la violencia, el hambre y la confusión de la Revolución sin idealizarla ni moralizar los hechos. Los diálogos reflejan con fidelidad el habla popular de campesinos y soldados, lo que les da autenticidad a los personajes y permite al lector sentir de cerca la vida en los campos de batalla y en los pueblos saqueados.
Los personajes de la novela son antiheroicos y colectivos. Demetrio Macías, un campesino que se convierte en jefe revolucionario, no por ideales de justicia y libertad, sino porque no le queda otra opción. Así fue la Revolución: no se luchaba por ideales, sino por necesidad, una lucha de los de arriba contra los de abajo.
Luis Cervantes, un joven estudiante de medicina, encarna la perspectiva de los intelectuales que se involucran en la Revolución. Habla de democracia, de Constitución y de todas las ideas heredadas de la Revolución Francesa, pero es un extraño entre campesinos convertidos en soldados; pelean en el mismo bando, pero no hay nada común entre ellos.
Azuela retrata a soldados y campesinos como un grupo de individuos complejos, capaces de heroísmo y de acciones brutales, mostrando así la complejidad moral del conflicto.
En un saqueo, un soldado presume su botín, una máquina de escribir. A los metros, el peso hace que sea imposible llevarla en brazos, por lo que el soldado la vende. El comprador experimenta la misma situación, vendiéndola por un precio menor; el ciclo se repite hasta que el último comprador la tira por un acantilado.
Los temas que atraviesan la obra reflejan la visión crítica de Azuela: la violencia como destino inevitable de los protagonistas, el desencanto frente a las promesas incumplidas de la Revolución y la desigualdad social que persiste incluso en medio del cambio.
La novela también evidencia la tensión entre pueblo e intelectuales, entre el México rural y los sectores más educados, y plantea cómo la lucha armada termina afectando más a los que menos poder tienen.
Además de Los de abajo, Mariano Azuela escribió más de veinte novelas, cuentos y artículos periodísticos. Entre sus títulos más destacados se encuentran Los caciques (1917), donde critica los abusos de poder en el México rural; Las moscas (1918), una sátira sobre la clase política; La malhora (1923), que retrata la fatalidad en la vida de los humildes; y Domitilo quiere ser diputado (1935), donde aborda el arribismo y la corrupción electoral. Su estilo se caracteriza por la sobriedad, la observación social y la denuncia política, elementos que lo convirtieron en un referente para escritores posteriores como Martín Luis Guzmán y Juan Rulfo.
En 1949, Mariano Azuela recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, consolidando su importancia como figura clave de la narrativa mexicana. Falleció el 1 de septiembre de 1952 en la Ciudad de México, dejando un legado que sigue vigente. Los de abajo se estudia en escuelas y universidades, se tradujo a más de veinte idiomas y permanece como lectura obligatoria para entender la Revolución desde la perspectiva de quienes la vivieron.
Su obra no solo documenta un período histórico, sino que también ofrece una lección de literatura comprometida con la realidad, mostrando la Revolución no como un relato épico, sino como un fenómeno humano complejo, lleno de contradicciones, violencia y esperanza frustrada.
MUNDO
Enemigos y aliados: China y Rusia, una alianza que reconfigura el tablero mundial

– Política Global, por Jorge López Portillo Basave
Como sabemos la semana pasada China festejó el final de la Segunda Guerra Mundial con un desfile militar sin precedentes. Dicen que quien no conoce la historia está condenado a repetirla.
Hitler se alió con muchos, pero poco a poco los fue atacando. Uno de esos era Rusia, quien fue pieza clave para su derrota. Por su lado, Japón se alió con Hitler, pero estando tan lejos, su interés era territorial como el de Alemania. Japón fue brutal en sus ataques contra los vecinos Corea y China entre otros.
De hecho, Japón dejaba campos sembrados de cuerpos empalados por el recto hasta la cabeza, al estilo del conde transilvano Vlad Tepes, en quien se basaron para hacer Drácula. Los aliados de los estadounidenses hoy parecen ser sus adversarios. Por lo que usted guste. Pero hemos olvidado a los antiguos enemigos de EEUU quienes ahora podrían ser los aliados contra China y Rusia.
En lo personal, creo que China y Rusia son adversarios naturales, pero las pifias de Europa y de Estados Unidos los han hecho aliados, al menos por el momento. Y no es gracias a Trump, sino a la industria militar que desde hace décadas —para ser claro, desde Clinton y Bush Jr.— lo han ido relegando y aventando a los brazos de China. De todos modos, Vladimir Putin tiene también culpa, pero no es el único.
Por ejemplo. Trump critica a Europa por gastar tanto dinero en petróleo y gas de Rusia mientras pide que Rusia deje de atacar a Ucrania. Lo mismo sucede con China y su dominio en temas comerciales. Pero regresemos al desfile y a la historia. China es el cliente uno de Rusia y también su gran salvador del momento. Pero obvio, los dos saben que China lo hace para medir sus propias posibilidades con respecto a Taiwán y a otros territorios vecinos.
Por otra parte, además del desfile, que fue el más grande en la historia de ese país y tal vez del mundo, debemos recordar que Japón y Corea, además de India y otros vecinos, fueron los perdedores de tierras con China y Rusia en la Segunda Guerra. Así las cosas.
La alianza de China con Rusia y Corea del Norte no es de suma cero. Claro, los vecinos son los primeros en riesgo, pero también serían los primeros en atacar a China para recuperar tierras. Japón siempre ha querido más tierra y Corea del Sur perdió la mitad. Una guerra regional podría lograr que Japón gane tierras (islas) que han estado en disputa con China y Rusia desde hace muchas décadas.
Lo interesante es que el festejo del «Día de la Victoria” de China tiene lugar cuando Japón se rindió por los ataques de las bombas nucleares estadounidenses en Hiroshima y Nagasaki. Por lo que la victoria fue como aliados en la Segunda Guerra Mundial de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, pero no como un ejército convencional de ese entonces. Las cosas ahora son diferentes. China tiene este 2025 un ejército ultramoderno con armas nucleares y tecnología suficiente.
Sin embargo, sus vecinos (los rusos) no están mancos y también son sanguinarios, como se ha visto en otras guerras. Xi ha mostrado en sus desfiles lo mejor de sus armas y, de hecho, es la segunda vez que lo hace. La primera fue hace 10 años, pero esta ocasión fue con 50 mil espectadores “cómodamente” sentados y 26 líderes de otros países invitados.
Finalmente, en uno de los eventos de esta visita de Putin a China por tres días, se les escuchó hablar de utilizar partes humanas clonadas para vivir eternamente. Putin aseveró que ahora, entre más vives, más joven eres, y Xi dijo que se podría alcanzar la inmortalidad. Interesante forma de pensar cuando tienen todo el poder y todo el dinero de naciones muy ricas y poderosas, pero ¿qué dirá Dios?
En el evento se reunieron no solo Rusia y Corea del Norte, sino Malasia, India, algunos líderes de África y otros de la región euroasiática. Al final de cuentas, EUA y Europa están donde están por sus propias decisiones y China también. Lo comenté la semana pasada. El ganador de la guerra en Ucrania es China y de la paz, Estados Unidos. Pero los perdedores son Europa y, en especial, Ucrania y Rusia, si no se ponen vivos.
Putin fue a consultar a Xi sobre los acuerdos con EUA para la paz en Ucrania, pero en unos días veremos si Europa y EUA se avientan a cerrar el flujo de dinero a Rusia que es la propia Europa y, claro, China.
Ya después hablaremos de la llamada inmortalidad que buscan no solo los líderes de China y Rusia, sino, dicha sea la verdad, muchas personas en diversas partes del mundo, utilizando partes del cuerpo que se reemplazarían como autopartes.