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MUNDO

Greenpeace cuestiona a México por cerrar el paso a energías limpias: Va en contra del Acuerdo de París

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Por Víctor Flores García //

(Sputnik) — La política de generación de energía eléctrica del Gobierno de México va en contra de los compromisos asumidos por el Estado en el Acuerdo de París, para reducción de gases de efecto invernadero, y cierra el paso a las energías renovables favoreciendo la quema de combustóleo, dijo un experto de Greenpeace.

Pablo Ramírez, especialista en energía y cambio climático de la organización ecologista internacional, explica en una entrevista a Sputnik que las restricciones impuestas a la operación de empresas generadoras de energías eólica y fotovoltaica «obstaculizan el desempeño y cierran el paso a las energías renovables».

Lo que busca esa decisión política es «excluir la participación de privados y fortalecer la Comisión Federal de Electricidad [CFE, estatal]», subraya.

Mediante dos instrumentos legales, uno emitido el 29 de abril por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), y un acuerdo ejecutivo de la Secretaría Federal de Energía, del viernes 15 de mayo, «se traza una política de generación energética que es una política pública de impedimento para las energías renovables», con viento y luz solar.

La decisión, que ha sido presentada con matices tecnológicos, argumentando la necesidad de proteger el sistema eléctrico ante la baja demanda, por los cierres de actividades laborales y educativas ante la pandemia de COVID-19, «es una decisión bastante política, que no pasa mucho por el tema técnico», argumenta el ambientalista.

El sector de la energía permaneció cerrado como un monopolio durante ocho décadas, tras la expropiación de compañías petroleras que dio nacimiento en 1938 a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) que fue un monopolio junto con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

«Dos monopolios estatales, Pemex y la CFE en la generación de electricidad, se mantuvieron cerrados» a pesar de las reformas económicas que abrieron a este país al libre comercio con Norteamérica, hace 26 años.

Muchos sectores de la economía fueron aceptando la participación de compañías privadas, hasta que en 2014 entra en vigor la reforma energética que abrió finalmente el sector petrolero a firmas internacionales y el sector eléctrico a la generación de empresas privadas.

El actual partido gobernante, fundado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) «quedó excluido completamente de la discusión, con una base ideológica nacionalista muy fuerte, con intención de rescatar sectores del Estado en temas estratégicos», explica el activista.

El problema de esa decisión, es que «pone en riesgo el cumplimiento de compromisos internacionales», ratificados por México en París en 2015.

Ese pacto en el seno de las Naciones Unidas establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas, ante los efectos del calentamiento global, a partir de 2020.

Para 2021 México debe generar el 30% de energía con fuentes limpias, y en 2018 ese nivel era de apenas 23,2%.

COMBUSTÓLEO EN VEZ DE VIENTO Y SOL

López Obrador ha decidido un plan para abolir las exportaciones de petróleo, y ampliar la capacidad de refinación de crudo con una nueva refinería que costará 8.000 millones de dólares, para eliminar las importaciones del 70% de las gasolinas.

Ramírez explica que, «el sistema nacional de refinación es muy ineficiente: por cada barril de petróleo procesado, 30% se genera en residuos que es combustóleo».

Aunque tecnológicamente la reconfiguración del sistema de refinación está en discusión, «mucho del combustóleo que ya no se usa en ninguna parte del mundo, será destinado a las plantas de energía eléctrica de la CFE», afirma el ecologista.

El combustóleo es un residuo que antes se vendía a antiguos buques.

El responsable de Greepeace advierte sin embargo que, a principios de este año, «una regulación marítima prohibió el uso de combustóleo, por tener altas concentraciones de azufre», lo que deja al estado mexicano ante un gran dilema.

Ese combustible, resultado de los residuos de la refinación de petróleo crudo «se ha utilizado como combustible para termoeléctricas, pero es muy contaminante, y muy ineficiente en términos de baja capacidad calórica, está en desuso desde hace varios años», prosigue el experto. 

En ese punto se entrelaza la decisión de incrementar la explotación petrolera en yacimientos fósiles, con la intención de frenar las renovables y converge con la generación de electricidad con combustóleo.

México es el segundo país con menor proporción de energías renovables en su matriz eléctrica, solo después de Barbados, según las Naciones Unidas.

Las energías renovables generan menos de 10%, indica Ramírez.

Y el compromiso de México firmado en París es que para 2021 producirá 30% de energías limpias, 35% en 2024 y 43% en 2030.

Las nuevas políticas energéticas «contravienen los esfuerzos climáticos que ya eran mínimos».

Y aclara: «No tenemos un interés particular, no importa cómo se genere la energía renovable, si es pública o privada».

Pero lamenta que el Gobierno «promueve todas las oportunidades de inversión en proyectos fósiles [hidrocarburos] en vez de invertir en renovables», a la luz del derecho a la salud, al medio ambiente sano y al desarrollo sustentable. 

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JALISCO

Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

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– Por Mario Ávila

El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.

Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.

Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.

Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.

Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.

La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.

Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura online, girar a la posición horizontal.

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

LAS CINCO PRINCIPALES:

Los retos de Mirza Flores como líder de MC: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco

95 aniversario del natalicio de Porfirio Cortés Silva: Deja legado de política, amistad y generosidad

La disputa del agua entre Jalisco y Guanajuato: Debe ser un reparto justo, no uno político, Arturo Gleason

La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

 

 

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MUNDO

La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

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– Actualidad, por Alberto Gómez R.

(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.

Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.

El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.

En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.

Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.

Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.

LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL

Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).

Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.

El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.

Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).

El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.

El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.

ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA

Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.

Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.

La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.

Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).

Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.

EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO

La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.

El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.

El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».

La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.

Continuará…

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