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OPINIÓN

2021, la tormenta que viene

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

El presente es un año que se veía mal desde su inicio y al terminar el primer semestre uno diría que no puede verse peor, sin embargo, aún podemos esperar dosis fuertes de adversidad. Esta situación no es privativa de México, es difícil que algún país pueda excluirse de los efectos de una pandemia prolongada, la diferencia estribará en cuáles de ellos tienen las condiciones para soportarlos mejor o superarlos en corto plazo y lamentablemente no es el nuestro uno de los mejores.

Las políticas exhibidas hasta hoy, no muestran que el gobierno federal vaya a ser un impulsor del crecimiento para revertir las perspectivas económicas desfavorables. Decrecimiento esperado del 10.5 por ciento del PIB, desempleo, falta de ingresos en el gobierno y en las familias, incertidumbre y desconfianza en las políticas gubernamentales, criminalidad creciente y desafiante, instituciones debilitadas por la austeridad indiscriminada, pandemia persistente, elecciones en medio país y economía internacional también en reconstrucción, es un escenario borrascoso.

El Fondo Monetario Internacional indicó que la incertidumbre en los precios del petróleo y los efectos del COVID, obligarían a realizar ajustes en el gasto público, al igual que la deuda pública y la de las empresas, contraída en moneda extranjera, tendrían un impacto negativo en el crecimiento y prolongar la recesión. Por otra parte, el recurrente apoyo financiero a Pemex, el declive sustancial de los ingresos públicos, más lo que Moody’s llama “un ambiente de políticas menos predecibles” por la implementación de decisiones conflictivas que minan la confianza del inversionista, son factores que inciden en la posibilidad de una muy lenta recuperación.

Es evidente que el gasto público ya se ajustó, como lo predijo el FMI y que el gobierno no tiene los recursos, ni la disponibilidad, para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas en su recuperación tras la pandemia, así como también que la inversión pública al estar concentrada en proyectos específicos no generará empleos de calidad, con lo que la herramienta gubernamental para mejorar el ingreso radica básicamente en las cuotas de asistencia social a segmentos específicos. En materia de empleo, durante la pandemia hasta abril se habían perdido 2.1 millones de empleos formales y 10.4 millones informales (INEGI), y según CONEVAL 14 millones han caído en pobreza alimentaria. Es natural que debido a esto, los indicadores de consumo hayan caído y que en consecuencia el ingreso del gobierno baje al percibir menos IVA, IEPS e ISR, disminuyendo así las posibilidades de inversión pública productiva.

La desconfianza de los inversionistas no indica que los niveles de empleo se vayan a recuperar prontamente y el acuerdo de libre comercio T-MEC, no implica necesariamente más inversión y cuando mucho restablecerá plazas suspendidas pues el clima de desconfianza persiste.

Esos son los grandes nubarrones, no todos, la inseguridad y la presencia cada vez más desafiante de cárteles y organizaciones criminales, sigue propiciando inestabilidad, así como la impredecible actitud institucional ante la inversión privada. En razón de ello, la inversión de largo plazo no habrá de llegar, pero sí la especulativa que exige un retorno rápido, grandes rendimientos.

El presidente ha anunciado en su reciente informe, que para apoyar la recuperación económica de los más pobres, a las pequeñas empresas y negocios familiares se han entregado un millón 278 mil créditos y que a finales del año estarán llegando a 4 millones, medida insuficiente en monto (25 mil pesos) y en cantidad para la recuperación, y no hay indicios de ninguna otra política específica para la recuperación.

Es tiempo de que el gobierno reconozca estas insuficiencias y que evalúe racionalmente lo que puede y lo que debe hacer. El temporal que estamos viviendo en este año, se verá magnificado el próximo, pues la pandemia no habrá de parar y los recursos que tiene para que este país recupere el dinamismo económico son muy limitados, ya en mayo los ingresos presupuestales están un 23% abajo respecto al año anterior.

No es cuestión solo de recursos económicos, ya insuficientes, sino también de política económica enfocada al crecimiento. Fortalecer las empresas productivas del Estado, CFE y PEMEX, no nos llevará a incrementar el empleo o el nivel de ingreso de los trabajadores, que es la forma de combatir la desigualdad, no a fuerza de dádivas y subsidios.

En las condiciones en que está la economía nacional y con las políticas actuales, lo único que puede ofrecer el gobierno es que seamos felices con lo que nos quede, mientras no piense con seriedad, en la necesidad de desplazar sus viejas convicciones por mejores políticas económicas y financieras. No se trata de liberales vs conservadores, sino de generar las condiciones para que los mexicanos tengan acceso a satisfactores y bienes en la medida de su esfuerzo y trabajo. Ya tendrá ocasión el gobierno de regular la ganancia excesiva y reducir la desigualdad del ingreso, lo importante es que los mexicanos tengan empleo y haya consumo para que la economía prospere, de lo contrario, la irritación social que los llevó al poder puede revertirse.

CULTURA

Edición 809: La visita de Claudia Sheinbaum a Jalisco: Anuncia inversión en obras estratégicas

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Edición 809: La visita de Claudia Sheinbaum a Jalisco: Anuncia inversión en obras estratégicas

 

LAS NOTICIAS PRINCIPALES:

Visita de la presidenta Sheinbaum a Jalisco: Anuncia obras estratégicas, trenes, agua, carreteras y viviendas

Las lecciones del movimiento estudiantil de septiembre

Laura Castro Golarte presenta libro sobre Pierre Lissaute, el «revoltoso» que luchó por la educación

Día Nacional del Arquitecto: Llaman a reflexionar sobre la visión de ciudad a largo plazo

Conflicto en la UdeG; la rectora como factor clave: Diálogo y respeto, la ruta de la solución

 

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JALISCO

Las lecciones del movimiento estudiantil de septiembre

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

¿Qué lecciones deja el movimiento estudiantil que se expresó al interior de la Universidad de Guadalajara en septiembre de 2025 en el contexto del proceso electoral de renovación de los integrantes del Consejo General Universitario (CGU) con la demanda de una democratización más profunda de la representación estudiantil?

El suceso puede ser visto desde diversos ángulos y lecturas, encuadrado en la era postpadilla que vive la Universidad de Guadalajara, que no implica necesariamente un cambio sustantivo en el manejo político de gobierno que se ha vivido en las últimas tres décadas con el liderazgo de Raúl Padilla López que permitió se dieran cambios sustantivos al interior de esta gigantesca institución educativa.

Habrá que apuntar que el movimiento finalmente no alteró el resultado del proceso electoral, inicialmente parecía el surgimiento de un gran movimiento que podría sacudir las estructuras de poder y control de la UdeG que ha trascendido ya a dos generaciones, hoy con los liderazgos de Ricardo Villanueva (Subsecretario de Educación del Gobierno Federal) y de la rectora general Karla Planter.

Algo muy importante de la era de Padilla fue la estabilidad que la UdeG ha vivido y que permitió la creación de la Red Universitaria, el logro de la autonomía y un presupuesto constitucional.

Las votaciones se llevaron a cabo el 25 de septiembre, renovando los 48 consejeros estudiantiles, 9 representantes del personal académico y 9 del personal directivo del Sistema de Educación Media Superior (SEMS) y con una participación del 38% entre el alumnado (126,413 votos de 342,076 estudiantes matriculados), un aumento del 14% respecto a 2024, pero con una abstención superior al 60% y un 12% de votos nulos —el porcentaje más alto en años recientes, especialmente en centros como el CUCSH.

Aunque el movimiento interpretó estos números como un «rechazo masivo» al sistema actual dominado por la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), las autoridades universitarias validaron el proceso como «pacífico y con participación histórica», procediendo con la integración del nuevo CGU.

La comunidad universitaria —compuesta por más de 350 mil estudiantes y docentes— en gran medida «hizo el vacío» a las demandas radicales del movimiento (como la suspensión inmediata de elecciones y reformas a la Ley Orgánica) por una combinación de factores, entre los que destacan la percepción de injerencia externa y la respuesta conciliadora pero firme de la rectora Karla Planter Pérez. Analicemos ambos, basados en análisis y testimonios recientes:

Injerencia de la Unión Juvenil Revolucionaria Mexicana (UJRM) como factor deslegitimador

Sí, la presencia de la UJRM —una organización de corte marxista-leninista, externa a la UdeG y vinculada al Frente Popular Revolucionario (FPR), jugó un rol clave en alienar a la comunidad. Aunque el movimiento se presentó como autónomo y orgánico, surgido de asambleas interuniversitarias en centros como CUCSH y CUCEA, críticos como el académico Martín Romero Morett (director de la División de Economía y Sociedad del CUCEA) argumentan que fue «manipulado por agentes externos» como la UJRM, que usó demandas legítimas (mejoras en infraestructura, gratuidad total y transporte seguro) para escalar a tácticas desestabilizadoras como tomas de edificios y paros indefinidos.

Esta percepción de «caballo de Troya político» —buscando capturar órganos colegiados y recursos universitarios para agendas partidistas— deslegitimó el movimiento ante una mayoría que prioriza la estabilidad académica sobre confrontaciones ideológicas.

Hubo diversas opiniones externas a la UdeG que refuerzan esto: la UJRM no es un «movimiento estudiantil espontáneo», sino una amenaza que instrumentaliza luchas genuinas, lo que explica por qué solo un grupo reducido (estimado en cientos, no miles) se movilizó activamente, mientras el resto optó por la apatía o el voto nulo sin adherirse a la protesta radical.

La rectora Planter misma aludió a esta «injerencia de actores externos que manipulan causas estudiantiles para fines políticos», lo que resonó en la comunidad al evocar temores de repeticiones de conflictos pasados (como los de los 70), pero sin el contexto represivo actual.

En redes como X, posts de militantes de la UJRM muestran su reivindicación explícita de la lucha, pero también generan rechazo al ser vistos como «extremistas ajenos» a la comunidad universitaria.

LA ACTITUD CONCILIADORA DE LA RECTORA KARLA PLANTER

La intervención de Planter —quien asumió el cargo en abril de 2025 como primera rectora mujer— fue muy pertinente al expresarse contra la violencia, con un enfoque de diálogo que desinfló el momentum del movimiento. Rechazó la suspensión electoral por ser «ilegal y violatoria de derechos» de la comunidad, pero respondió públicamente al pliego petitorio estudiantil (entregado el 17 de septiembre), comprometiéndose a atender demandas viables como ampliación de cupos, becas y seguridad en transporte, mientras descartaba otras «inmorales» (ej. espacios para consumo de marihuana).

En un video mensaje, enfatizó: «La universidad es para el aprendizaje, no para sustancias», y llamó a «escuchar y dialogar» tras las movilizaciones, lo que académicos como Romero Morett elogian como «adecuado»: acepta mejoras sin ceder a lo ilegal, atendiendo limitaciones presupuestales reales (la UdeG depende de subsidios estatales limitados).

Esta postura conciliadora —combinada con garantías de libertad de expresión y rechazo a la violencia (hubo incidentes de represión por porros de la FEU, pero no avalados por rectoría)— convenció a muchos de que las vías institucionales bastaban, reduciendo el apoyo al movimiento. Manifestaciones de profesores (Asamblea de Profesoras y Profesores Independientes del CUCSH) respaldaron demandas, pero condenaron excesos, alineándose con el llamado al diálogo. Al final, el movimiento levantó paros temporales para «reorganizarse», pero las elecciones prosiguieron sin alteraciones mayores.

En síntesis, la «invasión» fue dual: la UJRM aportó radicalismo percibido como ajeno, erosionando credibilidad; Planter, con su diálogo conciliador, canalizó tensiones sin confrontación, priorizando la continuidad. El resultado: un CGU renovado con bajo respaldo, pero funcional, y un movimiento que, pese a visibilizar fallas (alta abstención como «éxito simbólico»), no transformó el statu quo.

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JALISCO

El negocio de la salud pública: Antonio Cruces Mada, con los dedos sucios

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Un nombre puede ser un epitafio adelantado. “Operadora Dedos Sucios” —así, sin disfraz, sin rubor— se constituyó en Guadalajara en 2020. La empresa parecía una broma de cantina, pero tenía como socio mayoritario al exsecretario de Salud de Jalisco, Antonio Cruces Mada. A su lado, Jesús González Lomelí, un magnate fronterizo ligado al Cártel de Sinaloa, señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Lo que sonaba a una ocurrencia grotesca terminó siendo un símbolo exacto: el retrato de un funcionario que confundió la política con el saqueo y la salud pública con un botín.

Cruces Mada, médico de formación, había hecho carrera en la burocracia jalisciense: titular de los Servicios Médicos Municipales de Guadalajara, luego responsable del Seguro Popular, más tarde secretario de Salud en el sexenio de Aristóteles Sandoval. Pero su verdadero oficio no fue curar cuerpos, sino extirpar presupuestos.

En 2015, mientras fungía como director del Seguro Popular Jalisco, Cruces Mada repetía una y otra vez que no existía deuda alguna con los Hospitales Civiles de Guadalajara. “Se ha cumplido cabalmente con los compromisos”, decía con aplomo frente a reporteros.

La Universidad de Guadalajara, los Hospitales Civiles y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud le respondieron con un documento demoledor: no sólo sí había deuda, sino que superaba los 764 millones de pesos. Y lo acusaban de algo más grave: querer confundir, engañar a la opinión pública con declaraciones falsas y dolosas.

Los firmantes —entre ellos el rector Tonatiuh Bravo Padilla -Hoy diputado del desaparecido partido Hagamos- y los directores de ambos hospitales— enumeraron las cifras que el funcionario pretendía evaporar: 6.5 millones de pesos en 2013, 131.9 millones en 2014 y 627.1 millones en 2015. Todo documentado, con comprobaciones entregadas al propio Seguro Popular. La estrategia de Cruces, que denunciaban, era retardar durante meses la conciliación de cuentas para usar ese retraso como pretexto y no pagar.

No era la primera vez que quedaba en evidencia. En febrero de 2013, la Secretaría de Salud, el OPD Servicios de Salud Jalisco y el Seguro Popular habían firmado junto con el Hospital Civil un acta circunstanciada de hechos por un monto de 382.6 millones de pesos adicionales al contrato de ese año. El documento reconocía plenamente el adeudo, y además constaban acuses de recepción por 200 millones de pesos en servicios prestados durante enero y febrero de 2013.

Ante semejantes pruebas, los directivos de la UdeG sentenciaban: “Es imposible desconocer estos compromisos, como ha pretendido Cruces Mada”. Recordaban incluso el decreto del Congreso del Estado de 2012, que obligaba a reconocer todos los actos jurídicos celebrados hasta febrero de 2013.

El mensaje era claro: Cruces no solo mentía, sino que trataba de borrar con declaraciones públicas lo que estaba estampado con tinta oficial.

La disputa no era un pleito de contadores. Cada peso negado significaba un insumo menos, un proveedor que dejaba de surtir, una sala quirúrgica paralizada. “La crisis financiera pone en grave riesgo la operación, capacidad y calidad de atención de esta benemérita institución”, advertían los directivos en su carta.

La escena resultaba deprimente: mientras el director del Seguro Popular juraba no deber un centavo, en los pasillos del Hospital Civil los médicos improvisaban con lo poco disponible, y los pacientes más pobres de Jalisco aguardaban en salas saturadas. El hospital convertido en rehén de la corrupción.

La impunidad, sin embargo, no duró para siempre. En febrero de 2020, Cruces Mada fue vinculado a proceso, junto con Jaime Agustín González Álvarez, por los delitos de desvío de recursos y aprovechamiento indebido de atribuciones y facultades.

El caso estalló por la compra irregular de equipos de videovigilancia para el Hospital General de Occidente y contratos simulados por servicios que nunca se prestaron. El daño estimado al erario: 25 millones de pesos.

El juez Juan José Rodríguez Velarde dictó medidas cautelares: resguardo domiciliario para Cruces Mada, prohibición de salida del país para sus compañeros de gabinete. Un cuarto implicado, Fernando Letipichia, exdirector jurídico, fue el único que escapó de la vinculación.

Dos años después, en octubre de 2022, el exsecretario volvió a los tribunales. Esta vez por peculado. La acusación parecía menor: haberse ausentado de su cargo en 2016 y 2017 sin permiso ni vacaciones. Pero el trasfondo era otro: desatención dolosa de la administración pública, con la consecuencia de nuevos desfalcos.

El juez le impuso prisión preventiva y, al final del proceso, la sentencia fue contundente: nueve años de cárcel y el pago de 5.7 millones de pesos por reparación del daño.

El médico que decía no deber nada terminó condenado por ausencias injustificadas y desvíos comprobados. Ironías de la justicia: no faltaba nunca a la cita con el dinero público, pero sí a la oficina.

El caso Cruces Mada no puede entenderse en solitario. Su historia está entretejida con la de una Secretaría de Salud acostumbrada a convertir el presupuesto en negocio. Jaime Agustín González, su antecesor, también enfrentó procesos.

La mecánica era conocida: retrasar pagos a hospitales, presionar con adeudos millonarios, autorizar contratos inflados, justificar privatizaciones encubiertas. Todo bajo la mirada permisiva de un Congreso local incapaz de fiscalizar y de un Ejecutivo más preocupado por la lealtad política que por la salud pública.

Con los dedos sucios” no era solo el nombre de una empresa fantasma. Era la metáfora perfecta de un político que convirtió la salud en negocio y la mentira en política de Estado.

Cruces Mada terminó en prisión, pero el daño permanece: hospitales endeudados, proveedores reacios a surtir, pacientes en riesgo. La benemérita institución, orgullo de Guadalajara, sigue pagando los platos rotos de quienes confundieron servicio público con caja registradora.

La ironía es cruel: un médico que debía velar por la vida amputó presupuestos, cercenó derechos y abrió heridas que no cierran. La política jalisciense lo recordará no como gestor, ni como doctor, sino como lo que fue: un operador de cuentas falsas.

Ese era su prontuario cuando decidió convertirse en empresario de fachada, accionista mayoritario de una compañía que los estadounidenses señalan como lavadora del dinero sucio de Joaquín Guzmán Loera y su herencia criminal.

El Tesoro norteamericano describió a González Lomelí como un operador clave para blanquear millones de dólares en nombre de los hermanos Arzate, brazo financiero de Ismael “El Mayo” Zambada. No es poca cosa: quince de sus negocios fueron sancionados, entre ellos Veintiuno Mexicali y Botanero 21 Ávila Camacho, ambos ligados también a Cruces.

Su esposa, Nancy Karina Martínez Basañez, corredora pública, también aparece como accionista de Operadora Dedos Sucios. El nepotismo empresarial no conoce de rubores: donde uno mete la firma, el otro pone la fianza.

El asunto se volvió internacional cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) incluyó en su lista de sanciones a González Lomelí y a las firmas donde Cruces figura como socio. Traducido: Estados Unidos congeló activos y prohibió transacciones con esas compañías, a las que identifica como engranajes del Cártel de Sinaloa.

Y así, el epitafio adelantado de su empresa suena a sentencia: Antonio Cruces Mada vivió, gobernó y cayó con los dedos sucios.

En X @DEPACHECOS

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MUNDO

Verdades a medias, mentiras eternas

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– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez

Siguiendo con la verdad y las mentiras, Abraham Lincoln dijo que “podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”. Anónimo, ese estupendo autor mundialmente desconocido, consideró que “la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo”.

Cicerón, emperador romano, también explicó que “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. Antonio Machado, poeta de poetas, indicó que “la verdad es lo que es y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés”.

Francis Bacón consideró que “la verdad es hija del tiempo, nunca de la autoridad”. George Orwell enfatizó que “en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. Jean Cocteau dijo que “no se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría”.

Simone de Beauvoir, adalid de la filosofía femenina, nos enseñó que “no es suficiente conocer la verdad, también es necesario hacerla escuchar”.

Hay una retahíla de dichos, sentencias y consideraciones sobre la verdad y las mentiras. Lo cierto es que en estos tiempos de mentiras completas y verdades a medias es necesario recordar las lecciones que dejaron algunos genios de la manipulación de la verdad.

Aquí y en China, pasando por Gaza, Ucrania, Nepal, África, EEUU y demás naciones en conflictos internacionales o internos, hay una “fiebre” por las mentiras; una obsesión por ocultar la verdad y tergiversar la realidad a las conveniencias de quienes detentan los poderes públicos pocas veces vista en la historia de la humanidad.

La fuerza de la repetición de las ideas en el subconsciente es la estrategia maestra. Las frases descalificadoras, los insultos velados o crudos, las negaciones, las mentiras, las medidas verdades son la tónica de los gobernantes actuales, de todos los colores y sabores y de todas las naciones.

No es casualidad, es causalidad. Dicha estrategia la practicó con demasiado éxito Joseph Goebbels, al frente de la propaganda de Hitler.

Goebbels se sumergió en las teorías de Sigmund Freud, especialmente las del inconsciente, donde habitan los peores miedos, fobias y emociones varias de los humanos, para elaborar una maniobra que permitiera a Hitler “lavar los cerebros” de los alemanes y no pocos fanáticos desperdigados por el mudo entero, que aún suspiran por “lo que hubiera sido, si hubiera ganado el führer”.

Aquí algunas de las frases del genio de la manipulación nazi para manipular a la gente:

1. “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad verosímil”;

2. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa y difunde con profusión otras que las distraigan”;

3. “Hay que brindar constantemente argumentos e informaciones nuevas con un ritmo tal que, cuando el enemigo responda, el público esté ya interesado en otras cosas”;

4. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel de mensaje al menos inteligente de los sujetos a los que se dirige. “Cuanto mayor sea la masa a convencer, menor esfuerzo mental debe realizar el conglomerado y, por ende, el individuo. “La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa, por lo que tiene gran facilidad para olvidar;

5. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”;

6. “Miente, miente, miente y vuelve a mentir, que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”;

7. “Sin la radio (adecuando esa particularidad, hoy decimos que, sin los medios de comunicación masiva, incluyendo o resaltando las redes sociales) no habría sido posible conquistar al poder”.

En aquel entonces, la radio era el medio más influyente e importante entre un movimiento espiritual y la nación, “entre la idea y el pueblo”;

8. “Hay que ‘Individualizar’ al adversario en un único enemigo”.

Está claro que el objetivo de Goebbels fue ideologizante, político y sectario. También que su método de difundir a los cuatro vientos frases repetidas -contundentes en la mentira hasta rayar en lo cínico, carentes de veracidad, con evidencias de ello, pero desdeñadas por los gobernantes, no han perdido vigencia y son recurrentes en las tácticas de los gobernantes para “conquistar a las masas”.

El propagandista nazi supo conjuntar elementos psicológicos, sociológicos y políticos para los fines perversos del Tercer Reich.

Su procedimiento lo confeccionó con base en la psicología, utilizando los conocimientos del inconsciente que Sigmund Freud, (judío) descubrió. (Nadie sabe para quién trabaja).

Debido a esta manera de “convencer” No es de asombrar que personas que antaño tenían un juicio mesurado, que ponderaban las informaciones con sensatez, y hasta escepticismo, de repente se hayan vuelto fanáticas del modo de gobernar de los morenistas. Lo lamentable es que repiten como eco las frases hechas de los que gobiernan en mayoría y que (dicen) tienen en sus “granjas de teléfonos celulares” a sus más fieles repetidores de sus mitomanías.

Cavar en la mente colectiva ha sido un trabajo lento, persistente, constante, falto de pudor e intolerante de parte de aquellos que han dictado las nuevas reglas a seguir.

Los efectos de esas normas y maniobras “cuatro teístas” se han dejado sentir en nuestro país.

En Mexicalpán de las Tunas, la ideología gubernamental se dicta en las conferencias mañaneras y las redes sociales; no pocas veces se hace con métodos poco éticos, pero eficientes y eficaces, que parece lo mismo, pero no es igual.

No hay duda de que el manual de Goebbels, en materia de propaganda política se aplica en cada renglón del discurso gubernamental, sea del Ejecutivo, Legislativo y ahora del Judicial. Desde la punta de la pirámide, hasta la base de esa estructura, “fabricada” desde el sexenio pasado, se escuchan sus verdades mentirosas y mentiras que quieren hacen parecer verdades.

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