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MUNDO

Isabel II: Legado y futuro del Reino Unido

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Opinión, por Iván Arrazola //

Con la muerte de Isabel II termina una época en la historia del Reino Unido que desde este momento generará consecuencias para la Corona británica y para el futuro de la mancomunidad británica. Isabel II fue testigo de grandes acontecimientos, desde la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial hasta problemas tan graves como la pandemia.

Lo que hay que resaltar de Isabel II es que fue una de las primeras mujeres en el siglo XX que le tocó desempeñar un papel protagónico en la política internacional por lo que es importante analizar su legado y el futuro de la Corona inglesa.

Cuando la Reina Isabel ascendió al trono observó cómo se desvanecía su imperio producto de la descolonización, gracias a sus gestiones consiguió mantener viva la mancomunidad británica conformada actualmente por 56 países. Quizás la influencia más importante que tuvo el Reino Unido durante la segunda mitad del siglo XX fue heredar a países que antiguamente fueron colonias británicas su sistema parlamentario de gobierno y con ello avanzar hacia sistemas más democráticos. ¿Cómo fue posible construir este gran acuerdo y mantenerlo?, en buena medida se debió al tacto y al acercamiento que la Reina mantuvo con estos países a lo largo del tiempo, finalmente Reino Unido tomó partido por la democracia occidental lo que obligó a generar otro tipo de política y de liderazgo en el mundo.

Si bien su gestión no estuvo exenta de controversias, en el caso específico de la Guerra de las Malvinas, la Reina mantuvo la neutralidad, finalmente la decisión fue tomada por las personas encargadas de las decisiones políticas, en este caso fue la primera ministra Margaret Thatcher. Eventos polémicos en los que también se le involucró a la Reina fueron la salida del Reino Unido de la Unión Europea, en la que se decía que la Reina estaba a favor de la salida, sin embargo, la Corona rechazó tomar postura en el tema y lo que la Reina siempre buscó fue conciliar visiones y que se respetaran los diferentes puntos de vista en los temas que dividían a los británicos

La parte más polémica de la gestión de la Reina y que no fue un elemento que estuviera bajo su control de forma directa, fue el comportamiento de la familia real, su primogénito Carlos estuvo siempre bajo el ojo público a partir de la separación de su esposa Diana, este episodio inició un severo cuestionamiento hacia la familia real.

Precisamente una de las principales preocupaciones de la población británica es si Carlos III tiene la capacidad para gobernar como lo hizo su madre con la vida tan inestable que ha llevado, no se sabe si podrá mantenerse alejado de los escándalos y mantener la unidad y la estabilidad del pueblo. Una buena parte de los ingleses ha expresado sus dudas sobre la capacidad de Carlos, y si bien la población de mayor edad apoya la permanencia de la monarquía, entre la población joven las opiniones están divididas entre mantener o no el sistema monárquico.

Además, el tiempo que ha tenido que esperar Carlos III para ser rey es un elemento que juega en su contra, su reinado no podrá ser tan largo como el de su mamá que duró setenta años, por lo que su gestión será de transición lo que lo obligará pensar en cómo será la monarquía del futuro.

Evidentemente la monarquía inglesa ha recibido severos cuestionamientos por el polémico papel de sus miembros que no siempre han estado a la altura de las responsabilidades de la familia real, además la realeza es símbolo de exclusión, un sistema que privilegia la desigualdad, sin embargo, la monarquía también representa un símbolo de estabilidad, de unión, algo muy anhelado en los tiempos políticos actuales.

El principal legado de la Reina Isabel II será la estabilidad que le supo dar a su pueblo en los momentos más difíciles, tuvo que aprender a manejar una posición de poder a una edad muy temprana y en un mundo que cambiaba a pasos acelerados, tuvo también que lidiar con una familia real disfuncional constantemente expuesta a los escándalos públicos, a pesar de eso la Reina se mantuvo siempre sobria, siempre institucional.

El futuro de la Corona, sin embargo, está en el aire, qué mas puede ofrecer la Corona en un mundo tan cambiante en el que su papel y su rol cada vez es más cuestionado y expuesto al ojo público, probablemente en los próximos años seremos testigos de cómo la Corona perderá protagonismo, aunque seguirá presente como símbolo de unidad.

Hoy vemos cómo presidentes, como López Obrador o en su momento Donald Trump, más que comportarse como jefes de Estado, actúan como lideres de sus facciones y más que unir buscan dividir. La Reina Isabel si algo trató fue actuar de manera institucional y ella en lo personal trató de evitar el comportamiento frívolo e incendiario de muchos políticos, pero sobre todo lo que pudo hacer fue representar dignamente la unión de su país.

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MUNDO

Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

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Por Francisco Junco

Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.

Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.

Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.

En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.

“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.

Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.

En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.

Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.

Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.

En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.

Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.

Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.

De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.

En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Fallo ambiental que resuena: «No estoy para ser querida, sino para cumplir con diligencia», magistrada Fanny Jiménez

Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU

Mensaje del gobernador en el Informe de Quirino: «Tlajomulco es un ejemplo de coordinación y visión de futuro»

Primer Informe de Gerardo Quirino en Tlajomulco: Un gobierno siempre cerca, que escucha, atiende y resuelve

Charros se quedó sin gas: Diablos, digno campeón

Carlos Urrea rescata a un héroe olvidado, presenta el libro «General Urrea: La Independencia de México»

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MUNDO

Tolerancia en tiempos de algoritmos

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– Opinión, por Miguel Anaya

¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.

En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.

¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.

El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.

He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).

La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.

Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.

La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.

El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.

Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.

Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.

En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.

El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.

Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.

Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.

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