OPINIÓN
Mario Delgado y el futuro de Morena en Jalisco

Los Hombres del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
La visita de Mario Delgado a Jalisco empieza a dejar en claro la ruta que tendrá Morena para la lucha electoral en el 2021, quien es señalado como el favorito para convertirse en el nuevo presidente de esta organización política.
En el entorno del gobierno de la Cuarta T hay una diversidad de grupos que bien podríamos encuadrar entre los radicales y moderados. Por un lado, Bertha Luján y Alfonso Ramírez Cuellar, forman parte del ala radical y Mario Delgado del ala moderada. En otro plano habrá que considerar a Porfirio Muñoz Ledo, cuyo talento político es reconocido por tirios y troyanos, el único en México que ha llegado a ser presidente de dos de los partidos político más grandes de México (PRI y PRD), y ahora se apunta para presidir Morena. De Yeidckol Polevnsky habría que señalar que realizó un trabajo acorde al interés y lineamientos de López Obrador, cuidando los equilibrios internos que permitieron la articulación del Movimiento de Regeneración Nacional y a la postre el triunfo del tabasqueño.
EL HOMBRE DE LA UNIDAD
De todos los aspirantes a la presidencia de Morena el político originario de Colima es el que mejor encaja en el proyecto de la Cuarta T que impulsa el Presidente López Obrador al contar con una serie de atributos que podrían permitir un trabajo que tienda a la consolidación de este Movimiento llamado Morena que aún dista bastante de ser un partido político, toda vez que deben aprender a vivir, primeramente, lo que es la vida institucional.
El cuartelazo que le dieron a Yeidckol Polevnsky por parte de los radicales encabezados por Bertha Luján y Alfonso Ramírez Cuellar, volvió a repetir la historia de lo que es la izquierda dogmática del todo o nada, historia que echó a perder al PRD que finalmente quedó secuestrado por un grupo de mercenarios de la política.
Mario Delgado todo parece indicar que es el candidato que tiene la bendición del Presidente López Obrador al ganarse la confianza con su operación desde San Lázaro, su oficio político lo demostró en la conducción de la bancada de este Movimiento en la Cámara Baja, apegándose lo más posible a los lineamientos del jefe político, al hacer valer la mayoría para la aprobación de cambios al marco jurídico que se ha requerido.
ORDEN EN JALISCO
En su visita de proselitismo que hizo a Guadalajara entre los militantes de Morena se vio que diversas expresiones se hicieron presente para darle su espaldarazo. En el encuentro que mantuvo con los morenos locales todo mundo se quería tomar la foto con Delgado, quedando claro que tendrá la tarea de estar al frente en los procesos de elección de los candidatos, de convertirse en el futuro presidente de Morena, si es que no sucede algún hecho extraordinario de aquí a la elección que será a través de encuesta y que le tocará coordinar al Instituto Nacional Electoral (INE), lo que garantiza un juego limpio y la credibilidad, que es muy importante para evitar dar pie a la judicialización de la elección, en lo que son tan dados en Morena.
La visita de Mario Delgado a Jalisco dejó en claro la importancia que tiene el senador Alejandro Peña, que sigue muy cercano al Coordinador General de Programas para el Desarrollo del Gobierno Federal, Gabriel García Hernández, quien con Delgado seguirá como uno de los operadores y su opinión tendrá su peso al momento de que se tomen las decisiones.
Por cierto, Alejandro Peña acercó a Mario Delgado a varios personajes de influencia política en Jalisco quienes sin ser militantes o simpatizantes de Morena, quiso conocer sus visiones sobre algunos temas de orden político y social de la entidad, entre ellos un notable dirigente de una central obrera y un diputado afín a Movimiento Ciudadano, lo que habla del talante del político colimote que no se queda únicamente con la visión de gente de su partido, sino que le gusta construir puentes.
LOS ASPIRANTES
Llamó la atención que los principales aspirantes de Morena a las alcaldías metropolitanas hicieron acto de presencia, buscando tomarse la selfie con Delgado. Allí estuvieron muy cerca Alberto Uribe, quien seguramente estará en la boleta del 2021, ya sea como candidato a la alcaldía de Guadalajara o de Tlajomulco. Hay que ver esta noche la entrevista que le hizo Zul de la Cueva en Los sótanos del poder, muy interesante las revelaciones que hace Uribe.
De igual forma se vio en este evento a la regidora de Guadalajara, Claudia Delgadillo, quien también buscará convertirse en la candidata a la alcaldía de la capital jalisciense o bien podría regresar al Congreso del Estado. El comunicador Óscar Ábrego también ya se dejó ver y le está echando todos los kilos para que en su primera incursión en el mundo de la política partidista, convertirse en el candidato de Morena a la alcaldía de Zapopan.
Toño Pérez Garibay allí también estuvo, quien lucha por ser el abanderado de Morena a la alcaldía de Guadalajara, admirable el tesón de Toño, por trascender en el mundo de la política, distinguiéndose con su discurso de unidad, con una gran sencillez y humildad. Alberto Maldonado Chavarría, allí también anduvo, entusiasta promotor de Mario Delgado.
LA ENCUESTA
Mario Delgado ya conoció a los morenos jaliscienses que le expresó una buena parte de ellos su respaldo y les dejó en claro que los candidatos serán aquellos que tengan el respaldo ciudadano y que se decidirá por el método de encuestas, evitando las asambleas que dejan mucha gente lastimada.
El primer paso ya está dado para que se ponga orden en Jalisco y después, cuando se defina la presidencia de Morena por medio de la encuesta, que creo será Mario Delgado, vendrá la siguiente etapa, de selección de candidatos a las alcaldías de todo el Estado, así como a las diputaciones locales y federales.
JALISCO
La última piedra de Carlos Ramírez

-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
La vida pende de un hilo tan delicado que, en un instante, puede romperse. Hoy compartimos risas, palabras y momentos con seres queridos; mañana, esos instantes podrían ser el último eco de nuestra existencia.
La muerte, impredecible y silenciosa, no avisa, como nos lo recordó la trágica pérdida de Carlos Ramírez Powell, politólogo y colaborador de Conciencia Pública, quien falleció en un accidente de bicicleta. Su partida abrupta nos confronta con la fragilidad de la vida y el valor de cada instante.
Conciencia Pública ha vivido dos épocas, la primera de ellas de 1987 a 1995, fueron poco más de 300 ediciones, iniciando publicación mensual y al poco tiempo se convirtió en semanario. Y la segunda época a partir del 2009 hasta hoy, con la presente edición, son 801 ediciones, entre los dos tiempos suman más de 1,100 ediciones.
Esto viene a colación a propósito de cómo llegó Carlos Ramírez Powell a las páginas de Conciencia y la amistad que entre ambos iniciaría y que trascendería en el tiempo, formando parte de estas dos épocas de nuestro semanario.
DANIEL CAMACHO Y LA ÚLTIMA PIEDRA
Quiero recordar que a Carlos lo conocí gracias a Daniel Camacho, quien hizo sus primeros trotes en el mundo del periodismo desde las páginas de Conciencia y hoy estelar cartonista de Reforma.
El pasado sábado, temprano y muy conmocionado Daniel me mandó un mensaje para recordarme aquel episodio de cómo Carlos llegó a Conciencia para escribir cada semana su artículo que publicamos y que llevó por nombre “La última piedra”. Así lo platica: “Recuerdo que estábamos Carlos y yo en un cafecito de Av. La Paz y le dije ponle nombre a la columna. Y me respondió algo así como “ha chirrión…pues como decía Jesús el que esté libre de culpa que aviente la primera piedra, pregúntale a Gabriel si le puedo poner “la última piedra”. Esto es expresión de la chispa y profundidad que distinguió a Carlos.
Así fue. Y así se mantuvo hasta el cierre de Conciencia Pública de su primera etapa, cuando nos agarró fuera de base la devaluación del 95, producto del error de diciembre de Zedillo y Jaime Serra Puche.
Camacho, joven inquieto en aquella época, estudiante de derecho, abrió las páginas de Conciencia Pública para jóvenes talentosos que soñaban con trascender en el mundo de la política y poder plasmar aquí sus inquietudes en el tránsito por encontrar su vocación. Por citar algunos casos, así llegaron Alberto Uribe y Rogelio Campos, que luego darían el paso a la administración pública y al complejo mundo de la política.
Daniel llegó a cultivar una relación estrecha con Carlos Ramírez, que la mantuvo a pesar de la distancia y de cambiar su residencia de Guadalajara por la Ciudad de México donde se ha movido como pez en el agua en el mundo de los intelectuales, su mundo, donde consolidó su vocación.
Carlos también formó parte de la segunda etapa de Conciencia a partir de abril del 2009. Se integró al proyecto como integrante del Consejo Editorial y lo hizo con esa generosidad que lo distinguía para volver a publicar “La última piedra”, analizando temas de geopolítica, la problemática del petróleo, advirtiendo que México se convertiría de productor a importador de petróleo.
En una entrevista que aquí publicamos, expresó: “La exportación termina durante este sexenio y el dinero fue mal empleado, no se invirtió en transporte masivo: todo para el automóvil. El modelo de movilidad con base en el automóvil agoniza y México no ha comenzado siquiera a pensar en qué es lo que lo van a sustituir”.
LAS LUCES DE CARLOS
En el periodismo, caminamos con paso firme, sorteando obstáculos para informar, analizar y dar voz a la realidad. Carlos, con su pluma aguda y su mirada crítica, fue un ejemplo de esa vocación. Sus colaboraciones en Conciencia Pública dejaron una huella imborrable, con análisis que iluminaban las complejidades del entorno político y social de Jalisco y México.
Su trabajo, siempre riguroso, reflejaba un compromiso con la verdad y la reflexión profunda, una pasión que compartía con quienes, como él, han hecho de esta revista un espacio de pensamiento crítico.
El lunes pasado celebramos la edición 800 de Conciencia Pública, un hito que reúne las voces de quienes, como Carlos, han plasmado su visión del mundo en estas páginas. Cada artículo, entrevista y análisis es un testimonio de la lucha por comprender y transformar la realidad, aun sabiendo que nuestro tiempo es limitado.
La muerte de Carlos nos recuerda que, en este oficio, cada palabra cuenta, cada idea es un legado. No sabemos cuándo llegará nuestro final, pero sí podemos decidir cómo vivir cada día: con propósito, con valentía, como él lo hizo.
Su ausencia duele, pero su vida nos inspira. En este frágil sendero entre la vida y la muerte, su “Última Piedra” sigue resonando, recordándonos que el periodismo, como la vida, es un acto de resistencia y creación. Honramos su memoria reafirmando nuestro compromiso con un periodismo que ilumina, como él lo hizo, en línea con los valores de verdad.
NACIONALES
Del montaje a la ignominia: El caso Vallarta y el fracaso del Estado mexicano

-Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Hay historias que condensan en un solo expediente toda la descomposición de un sistema. El caso de Israel Vallarta Cisneros es una de ellas. Después de casi veinte años de prisión, el 31 de julio de 2025 una jueza federal ordenó su liberación al concluir que la Fiscalía General de la República (FGR) no logró comprobar las acusaciones.
Vallarta había sido acusado de liderar la banda de secuestradores “Los Zodiaco”, pero lo que en realidad evidenció su expediente fue el uso sistemático del montaje mediático, la tortura y las violaciones al debido proceso como herramientas de control político.
El calvario comenzó el 9 de diciembre de 2005, cuando Vallarta y su entonces pareja, Florence Cassez, fueron detenidos en el rancho “Las Chinatas” en Tlalpan, Ciudad de México. La Agencia Federal de Investigación (AFI), bajo el mando de Genaro García Luna, montó una recreación del operativo ante las cámaras de televisión. Tres víctimas de secuestro fueron “rescatadas” frente a los reflectores, en un espectáculo cuidadosamente guionizado que fue presentado como prueba de eficacia policial.
El 10 de febrero de 2006, García Luna reconoció que la detención y el rescate habían sido montados. Pero para entonces el daño ya estaba hecho. Francia protestó por el trato a Cassez, su ciudadana, y tras años de litigio la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó su liberación en enero de 2013, al considerar que su proceso estaba viciado de origen. Vallarta, en cambio, quedó hundido en la maquinaria judicial.
Durante años, Vallarta denunció torturas para arrancarle confesiones y la fabricación de pruebas. La reciente sentencia de la jueza Mariana Vieyra Valdés, Tercera de Distrito en Materia Penal del Estado de México, le dio la razón: el montaje televisivo y las violaciones al debido proceso invalidaron las pruebas en su contra. Vieyra anuló los testimonios de las víctimas, obtenidos bajo coacción, así como el parte informativo de la captura, las diligencias de reconocimiento en cámara Gesell y la confesión ministerial rendida bajo tortura en 2005. Incluso desechó las declaraciones de David Orozco Hernández “El Géminis” y Dither Camarillo Palafox “Tauro”, quienes confesaron ser miembros de “Los Zodiaco” pero no ratificaron sus dichos ante el juez.
El fallo es contundente: “Se advirtió un efecto corruptor en el proceso derivado de la escenificación ajena a la realidad, que violentó los derechos de los inculpados y de las víctimas”. Vieyra recordó que el montaje fue auspiciado por medios de comunicación nacionales e internacionales, lo que contaminó el proceso de manera irreversible.
Pero mientras Vallarta pasaba casi dos décadas en prisión, los responsables directos de esas ilegalidades siguieron escalando posiciones o disfrutando de la impunidad. Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna, y Francisco Javier Garza Palacios, ambos exdirectores de la AFI, fueron señalados por Vallarta como los principales responsables de su calvario. También Jorge Rosas García, ex titular de la Unidad Especializada en Investigación de Secuestros de la SEIDO, y el exprocurador general Daniel Cabeza de Vaca. Algunos enfrentan procesos por otros delitos, pero ninguno ha rendido cuentas por el montaje que destruyó la vida de Vallarta.
Al salir del penal del Altiplano, Vallarta pidió perdón a las víctimas de los secuestros que se le atribuyeron. No por aceptar una culpa inexistente, sino porque entendía que ellas también fueron violentadas por la manipulación de las autoridades. “Las víctimas que son víctimas, porque hay algunas que no lo son, que se sientan lastimadas y agredidas, yo les ofrezco una disculpa, no por mí, sino por las acciones de los malos policías, que por sacar un trabajo que no hicieron, utilizaron las mentiras”, dijo.
Aseguró que no se esconderá ni abandonará el país. También adelantó que analiza interponer una demanda contra el Estado mexicano por los daños ocasionados por casi veinte años de prisión. “Si prospera la de tortura, pues le van a dar de 3 a 4 años a Cárdenas Palomino; yo estuve 20, ¿cómo que no es válida la balanza, ¿no?”, cuestionó. Vallarta lo tiene claro: su caso no es un triunfo, es apenas el reconocimiento tardío de una injusticia monumental.
El caso Vallarta es más que un expediente judicial: es la radiografía de un sistema que privilegia la narrativa sobre la verdad. En mayo de 2024, tras 18 años, se cerró la instrucción del juicio, y en julio la FGR pidió 430 años de prisión por delincuencia organizada, secuestro y posesión de armas de uso exclusivo del Ejército.
La cifra era tan absurda como simbólica: una condena ejemplar para encubrir el fracaso institucional. Pero el castillo de naipes se derrumbó: la jueza concluyó que las pruebas eran insostenibles y absolvió a Vallarta.
El contraste con el caso Cassez es brutal. La Suprema Corte la liberó en 2013 por las mismas irregularidades, pero dejó a Vallarta en prisión. La diferencia era política y mediática: Francia presionó por su ciudadana; Vallarta era mexicano y pobre. La doble moral del Estado quedó exhibida.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a anticipar en 2021 que Gobernación podría solicitar la liberación de Vallarta si encontraba elementos suficientes. La Secretaría de Gobernación, entonces encabezada por Olga Sánchez Cordero, anunció en 2019 que revisaría el caso. Pero pasaron seis años más antes de que un tribunal actuara.
La liberación de Vallarta no repara el daño, pero deja varias lecciones. La primera: el montaje mediático como herramienta de control sigue vigente. La segunda: las instituciones mexicanas, incluidas la FGR y el Poder Judicial, operan más como engranajes de simulación que como garantes de justicia. La tercera: mientras no haya consecuencias para los funcionarios que fabrican culpables, la historia se repetirá.
El caso Vallarta debe ser un parteaguas, pero el pesimismo es inevitable. La FGR ya ha demostrado que prefiere salvar la cara antes que reconocer errores. Los políticos, de cualquier partido, siguen usando la seguridad pública como espectáculo. Y los medios que transmitieron el montaje en 2005 apenas si han hecho un mea culpa.
El sistema judicial mexicano está enfermo, y el expediente Vallarta es su radiografía más cruel: un hombre destruido, víctimas revictimizadas, instituciones deslegitimadas. Nada de esto es nuevo. Lo grave es que todo sigue igual.
La pregunta incómoda es cuántos Vallarta más existen en prisión, sin cámaras ni embajadas que exijan su liberación. Y lo peor: a quién le importa. Porque en un país donde el espectáculo sustituye a la ley, la justicia no llega. Se administra, se negocia o, en el mejor de los casos, se concede como una gracia tardía.
En X @DEPACHECOS
JALISCO
Altagracia Gómez

-De Frente al Poder, por Óscar Ábrego
Quienes me conocen saben muy bien que tengo una fascinación por la gente exitosa.
Y es que las mujeres y hombres de éxito cuentan con una serie de recursos mentales y emocionales que no todas las personas poseen o logran desarrollar.
De hecho, una de mis mayores alegrías es que mis mejores amistades y vínculos afectivos, se ligan a quienes hacen de su vida una experiencia trascendente.
Así pues, no tengo empacho en hacer pública mi admiración por las personas felices y triunfadoras.
Lo anterior viene a cuenta porque en el campo de la política es poco común atestiguar la incursión, en especial de una mujer joven, que vaya acompañada del prestigio empresarial.
Altagracia Gómez dio un salto cuántico ante los ojos de la opinión pública cuando fue nombrada asesora de la presidenta Claudia Sheinbaum como titular del Consejo Asesor Empresarial, y cuya función primordial es ofrecer asesoría estratégica para la elaboración y ejecución de planes en materia de políticas que impulsen el crecimiento económico del país.
No se trata de cualquier rol; es un papel de la más alta relevancia en un entorno internacional tan complejo e impredecible como lo es Donald Trump.
Nunca he tenido la oportunidad de conocerla; sin embargo, me aseguran que es alguien verdaderamente comprometida con la causa que abandera y que tanto su carácter como temperamento son compatibles con los de la familia de la que proviene; es decir, lo menos que se puede esperar de ella es seguridad, formalidad y arrojo.
Hace días asistió a un encuentro de mujeres emprendedoras en el que expuso la importancia de la intervención femenina en las decisiones clave del gobierno.
“Cuando hay cosas que parezcan imposibles o situaciones que parezcan insuperables, falta poner una mujer mexicana al frente para ver cómo se superan, y en eso creo que lo han hecho excelente las madres de familia mexicanas, lo han hecho excepcionalmente las empresarias mexicanas. Hoy tenemos el primer consejo asesor presidencial con mayoría de mujeres, y lo han hecho excelentes las líderes que han surgido de distintos ámbitos, ¿no? A niveles municipales, estatales, nacionales.”, dijo.
Uno de sus promotores más entusiastas, actual funcionario estatal y que fue colaborador cercanísimo a su padre Raymundo Gómez Flores, trabaja casi obsesivamente por sembrar la percepción en el llamado “círculo rojo”, que puede ser una buena opción como candidata de Morena al gobierno de Zapopan.
Yo difiero.
Considero que el aporte de Altagracia Gómez Sierra está en la cancha nacional con un enfoque global.
Personalmente la visualizo muy cerca de Claudia Sheinbaum en virtud de que su sola presencia le da un toque de frescura institucional al gobierno de la Cuarta Transformación.
Francamente no la imagino, al menos no en las próximas elecciones, haciendo campaña en colonias como las Mesas Coloradas, Tetlán o El Bethel, por citar algunas de las más representativas de la carencia y falta de servicios.
Por eso estoy convencido de que su contribución a México tiene un alcance más significativo al lado de la mandataria.
Ahora bien, hay que decirlo con toda claridad: si hay un perfil que necesitamos no solo en Jalisco, sino en el país, es el de ella.
Pase lo que pase con su carrera en los ámbitos público y privado, es de ese tipo de liderazgos femeninos que merecen toda nuestra consideración.
Ojalá que algún día tenga el privilegio de decírselo en persona.
@DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.