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OPINIÓN

Occidente en la incertidumbre económica: Riesgo de recesión se agudiza, crece tensión en bancos centrales

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Movimientos telúricos con epicentro en la economía continúan sacudiendo a Occidente, ahora con la renuncia del primer ministro de Italia, Mario Draghi. Aunque el presidente de la República Italiana Sergio Mattarella aún no ha aceptado su renuncia, es una señal inequívoca de rompimiento dentro del gobierno.

Tal como se ha comentado en este espacio de análisis, ante la incertidumbre de la economía mundial, los efectos post-pandemia, la guerra ruso-ucraniana, la crisis energética occidental, y la fuerte presión inflacionaria –entre otras cosas- seguirán sacudiendo al entorno político y social, y mientras no se brinde una salida confiable y efectiva para las demandas de la ciudadanía, seguirá acumulándose una presión que podría estallar en cualquier momento.

Lo cierto es que ningún país o economía están exentos de sufrir los efectos de la desaceleración –prácticamente una recesión ya- incluso las grandes potencias emergentes como China.

Los estrictos confinamientos impuestos en China como parte de la política de covid cero han pasado una grave factura a su economía en el segundo trimestre. El producto interior bruto (PIB) del gigante asiático creció solamente un 0,4% interanual entre abril y junio, su nivel más bajo en dos años y medio, como consecuencia de los cierres decretados en diversos puntos del país y, especialmente, en Shanghái, el corazón financiero nacional y donde se ubica el mayor puerto de mercancías del mundo. Los datos oficiales publicados este viernes por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) son más pesimistas que los que vaticinaban los expertos —que predecían un crecimiento del 1%— y muestran una rápida desaceleración con respecto a los tres primeros meses del año, cuando el PIB avanzó un 4,8%. (elpais.com)

La recesión en EE. UU. ya está aquí, según Wells Fargo Investment Group; con sede en San Francisco, California, es una compañía de servicios financieros con operaciones en todo el mundo. Wells Fargo es el cuarto mejor banco de EE. UU. por calidad de activos y el tercer mayor banco por capitalización bursátil. Wells Fargo es el segundo mayor banco en depósitos, servicios hipotecarios, y tarjetas de débito.

La división de estrategia de inversión del banco dice que EE. UU. está entrando en una recesión en la segunda mitad del año, en otras palabras, ahora, en medio de una inflación más rápida y generalizada de lo esperado, debilitando la confianza del consumidor y las corporaciones señalando un cambio en el gasto. Ese pronóstico difiere de hace poco más de un mes, cuando el grupo vio una recesión leve y no hasta fines de este año, pero aumentó el tiempo y la gravedad a «moderado».

Si bien varios jugadores importantes de Wall Street como Guggenheim y Nomura Securities ven una recesión para fines del próximo año, la llamada del instituto marca uno de los primeros en decir que ahora está ocurriendo una recesión. Incluso difiere de los propios economistas de Wells Fargo en un departamento separado, que pronostican solo una recesión leve y no hasta mediados de 2023. (bloomberg.com)

El PIB de EE. UU. cayó un 1,6% estimado en el primer trimestre, y los datos en tiempo real del Banco de la Reserva Federal de Atlanta muestran una caída de magnitud similar en los tres meses que terminaron el 30 de junio, pero el informe oficial preliminar del gobierno se conocerá hasta finales de este mes, cuando entonces podrá “oficializarse” una franca recesión.

Ante el desorden económico-financiero acelerado por los efectos post-pandemia que naturalmente comenzaron a subir los niveles de inflación luego de la recesión 2020-2021, los bancos centrales comenzaron a elevar las tasas de interés como medida para frenar la presión inflacionaria, sin embargo no parece estar dando los resultados que esperaban –a menos que buscaran comprometer aún más la frágil situación económica.

Ahora los bancos centrales están enfocados en tratar de contener la crisis inflacionario que ellos mismos ayudaron a crear, ya que no puede considerarse una situación a resolver “by the book” (acorde a las reglas) simplemente porque nunca antes se había vivido una pandemia, con el agravante de una economía globalizada.

El miércoles, el banco central de Canadá subió un punto porcentual más de lo esperado tras dos subidas de medio punto; Corea del Sur subió medio punto tras varias subidas de un cuarto de punto y Nueva Zelanda subió medio punto por tercera vez consecutiva.

En EE.UU., otro informe hizo que se apostara porque la Reserva Federal (Fed) subiera un punto completo a finales de este mes, tras un movimiento de 75 puntos básicos en junio. Los inversores afirmaron que el Banco de Inglaterra podría realizar un cambio de 50 puntos básicos en su próxima reunión, el doble del ritmo anterior, después de que economía británica se mostrara sorprendentemente robusta en mayo. (bloomberg.com)

Los bancos centrales están dejando a un lado el gradualismo en el alza de intereses en la lucha contra la inflación, acelerando los incrementos a un ritmo nunca antes visto con tal de contener la escalada inflacionaria, como una carrera por definir qué banco central se atreve a más y por cuánto tiempo, lo que ahora ha repercutido en la cotización de las divisas; los países que no entren en esta dinámica de aceleramiento en su tasas de interés tienen el riesgo de la devaluación de sus monedas, como la actual caída del euro.

El Banco de Japón se ha negado a seguir esta tendencia de los bancos centrales occidentales, pero este desfase con sus pares, ha hundido al yen un 16% frente al dólar en lo que va del año.

A pesar de la disminución en los precios del petróleo en las últimas semanas, la inestabilidad económica y geopolítica puede elevar su cotización a máximos históricos si la tensión internacional aumenta; además de la guerra ruso-ucraniana, la disputa por el Mar de la China Meridional y una posible invasión china a Taiwán dispararían los precios por las nubes.

Las sanciones económicas impuestas a Rusia por EE.UU. y sus aliados han complicado sobremanera el mercado internacional del petróleo. La suspensión de compra de petróleo ruso así como la prohibición de tratados comerciales con los miembros de la OTAN y su periferia, han obligado a los rusos a la búsqueda de nuevos clientes, así como el incremento de la oferta a sus principales compradores, como la India, que ha multiplicado por diez sus compras a Rusia aprovechando los bajos precios de oferta, al igual que lo ha hecho China.

El presidente de EE.UU., Joe Biden, viajó a Arabia Saudita para entrevistarse con el rey saudí y convencerlo que aumentar la producción de petróleo para satisfacer las demandas occidentales del hidrocarburo, para contrarrestar el corte de suministro de petróleo ruso. Arabia Saudita es el segundo mayor productor de petróleo en el mundo.

La crisis energética parece agudizarse, y al mismo tiempo la demanda mundial aumenta, lo que significa que, cuando menos en el mediano plazo, los petrolíferos seguirán aumentado sus precios, y con ello empujando la inflación hacia arriba, a pesar de los esfuerzos de los banqueros centrales en contener lo que es ya una estanflación aunque eviten mencionarlo como tal.

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NACIONALES

Luchamos y perdimos…

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De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

López Obrador fue como el médico que al detectar la enfermedad en el paciente, en vez de aplicarle un tratamiento para aliviarle, buscó matarlo.

Como opositor al régimen desde el año 2000 mil a su campaña presidencial en el 2018, repitió miles de veces que el gran problema de México era la corrupción.

Y al llegar a palacio nacional, juró cumplir no solo con la Constitución y las leyes que de ella emanan, sino hacer realidad su máxima de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.

Nadie puede poner en tela de duda el gran avance democrático de nuestro país en los recientes 30 años.

A partir de 1988 y su gran fraude electoral operado por el gobierno federal y, directamente por el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, el presidente Carlos Salinas (1988-1994) inició realmente la transformación del Estado mexicano con tres grandes decisiones: Admitir la primera derrota del PRI en una gubernatura con el triunfo del panista Ernesto Ruffo Appel en Baja California, expedir la credencial de elector con fotografía y crear el Instituto Federal Electoral para sacar las manos del gobierno en la organización de los comicios electorales e iniciar la creación de organismos autónomos para eliminar los poderes plenipotenciarios del Presidente de la República, con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

En los siguientes sexenios se daría la consolidación de la pluralidad política para acceder al poder con Vicente Fox en la Presidencia en el año 2000, amén de varias gubernaturas ya en manos del Partido Acción Nacional y con el Partido de la Revolución Democrática apoderándose del dominio total de la ciudad de México.

Fox “desclasificaría” los documentos reveladores de la actuación del gobierno en los acontecimientos trágicos del 2 de octubre de 1968 y de ahí sobrevino la creación del Instituto Nacional de Transparencia Informativa (INAI), como un conducto eficaz para que la ciudadanía tuviera acceso a conocer sobre el manejo de los recursos públicos, de su dinero, con todos los procedimientos para documentar adquisiciones y ejecuciones de las obras públicas.

En el año 2014, el IFE pasó a convertirse en el Instituto Nacional Electoral (INE), consolidándose como un organismo autónomo, enteramente ciudadano y confiable, lo que incluyó la convicción de no regresar jamás al pasado caracterizado por el fraude electoral.

Al mismo tiempo, se crearon diversos organismos autónomos, todos ellos buscando una mayor libertad e independencia del Poder Ejecutivo.

Así nació el INEGI, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Nacional de Telecomunicaciones y (entre otros) la Comisión Nacional de Evaluación (CONEVAL) importantísimo para medir la pobreza en el país y con la necesaria credibilidad sin mayor influencia del gobierno.

Sin duda, México había alcanzado un avance extraordinario para consolidar su Democracia. El problema contra el que habría de luchar, era contra la corrupción y la impunidad, multi-denunciados ambos gracias a un periodismo libre e independiente.

Y de las denuncias por corrupción que leímos en “El Universal”, en “Reforma”, en la revista “Proceso”, que escuchamos con Carmen Aristegui, es que un personaje como Andrés Manuel López Obrador pudo tener acceso a un extraordinario apoyo popular, sobre todo por su repetición en el mensaje de combate a la corrupción y la impunidad. Y así llegó el año 2018, en que triunfó de manera avasalladora para llegar a la Presidencia.

Este lunes, es el último día en el calendario de este sexenio llamado propagandísticamente de la “cuarta transformación”.

Aquel enfermo al que se le detectó en su organismo corrupción e impunidad, sufrió varios atentados para terminar con su existencia.

Ahora, la omnipresencia ha regresado en la figura presidencial, el avance democrático de los últimos 30 años ha desaparecido, las libertades están en riesgo, empezando por la libertad de expresión, la propiedad privada y el derecho a la vida.

Hoy, como hace cincuenta años, el poder se ha reconcentrado en la Ciudad de México y, por vez primera, se ha militarizado el país y se han sentado las bases para que el Poder Judicial Federal pierda su naturaleza, para pasar de la defensa y cumplimiento del texto constitucional, el equilibrio de poderes, al sometimiento de intereses políticos.

Este día 30 de septiembre, México ha visto aumentada su deuda pública de manera desproporcionada, mientras Acapulco se cae por causas naturales y Sinaloa ha caído por el dominio de las bandas delincuenciales.

Pero López Obrador festeja. Nunca le importó el dolor ajeno. No cumplió con su máxima de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”.

Se ha luchado por el avance democrático y de libertades, sobre todo en los últimos 30 años, pero en el sexenio 2018-2024 se detuvo ese avance y se buscó desaparecerlo.

Luchamos y perdimos.

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JALISCO

Morena volvería a perder en Jalisco

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

Una de las más prestigiadas casas encuestadoras del país, Polymetrix, dará a conocer esta semana un estudio de opinión verdaderamente revelador.

Se trata de un muestreo estatal de 640 casos que arrojan datos que además de confirmar el triunfo de Pablo Lemus, también indican que de repetirse la elección en Jalisco, Morena volvería fracasar frente al partido Movimiento Ciudadano.

Y aunque cada vez está más lejos la posibilidad de que se anule el proceso electoral del 2 de junio, lo cierto es que la precitada encuesta no tiene desperdicio alguno.

Por ejemplo, de acuerdo a la información a la que tuve acceso, más del 55 por ciento de los entrevistados considera que no debió impugnarse la elección y el 57 por ciento cree que no debe repetirse.

Pero hay algo más, y es que a la pregunta sobre la imagen del gobernador electo, más del 53 por ciento declaró que es positiva, mientras que de Claudia Delgadillo, la refirieron con apenas un 42 por ciento, manifestando una percepción negativa el 58 por ciento.

El asunto que llama poderosamente la atención es que un 50 por ciento de las personas consultadas aseguró que en caso de que se repita el proceso, votaría por MC, en tanto que por el morenismo un 42 por ciento, y casi el 8 por ciento por el resto de los partidos.

Así las cosas, y en virtud de que la impugnación morenista continúa viva en un reducido sector de la opinión pública, la realidad es que el Movimiento guinda no tendría oportunidad de arrebatarle la victoria al Movimiento naranja.

Lo dicho, aquí hubo voto diferenciado.

@DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista político.

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NACIONALES

Complicada realidad económica: El legado de la deuda

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Más allá de las promesas políticas que han cautivado a una nación dividida, nos encontramos ante una realidad que nadie puede negar: la situación económica de México es un desastre en cámara lenta. El gobierno de López Obrador, en su esfuerzo por construir una «Cuarta Transformación», nos ha llevado a niveles de deuda no vistos en más de tres décadas.

Y mientras algunos celebran los programas sociales y los aumentos salariales, hay una verdad que no podemos ignorar: gastamos más de lo que generamos y, como cualquier hogar mal administrado, las consecuencias tarde o temprano nos alcanzarán.

Comencemos por lo elemental: la deuda. Al mes de junio de 2024, la Deuda Bruta del Sector Público asciende a la escalofriante suma de 16 billones 760 mil 737.4 millones de pesos. Esta deuda es la más alta que hemos tenido en los últimos 30 años, y lo más preocupante es que no hay un plan claro para reducirla. La promesa de López Obrador de mantener a México libre de endeudamiento quedó enterrada bajo una montaña de 6.6 billones de pesos adicionales, que su administración ha acumulado en tan solo seis años.

Pero no solo es la deuda lo que debe preocuparnos. Lo que agrava esta situación es cómo se han gestionado los recursos. En su sexenio, la inversión física, la que debería haber sido destinada a infraestructura pública para estimular la economía y atraer inversiones privadas, fue inferior a lo que se destinó al pago de intereses de la deuda. Esto es, en términos simples, suicidio financiero. En lugar de crear condiciones para el crecimiento, gran parte de los recursos se ha utilizado para tapar los agujeros que la propia deuda ha generado.

El resultado de esta mala administración está a la vista: el crecimiento económico de México durante los seis años de López Obrador ha sido de un 0.8%, el peor desde la administración de José López Portillo. Mientras otros países han encontrado la manera de repuntar, México parece estancado, inmovilizado por decisiones erráticas y políticas que, si bien han mantenido un discurso de austeridad, en la práctica no han hecho más que exacerbar el problema.

Y si hablamos de crecimiento, no podemos dejar de mencionar la inversión extranjera, otro talón de Aquiles de esta administración. Las cifras oficiales indican que la llegada de capitales foráneos ha sido 3 mil 274 millones de dólares menor en comparación con el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Las nuevas inversiones, que son las que generan empleos y dinamizan la economía, apenas alcanzaron los 59 mil 738 millones de dólares en este sexenio, una cifra muy por debajo de los 75 mil 496 millones alcanzados por Peña Nieto. ¿Y qué pasó con el tan anunciado nearshoring? Aquella gran promesa de que México se convertiría en el destino predilecto para las empresas que buscan acercarse a Estados Unidos ha quedado en el aire. La inseguridad, la corrupción y la falta de certidumbre jurídica han espantado a los inversionistas, quienes optan por destinos más estables.

Este panorama se complica aún más cuando observamos el déficit fiscal. Al cierre de julio de 2024, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), que miden la diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno, registraron un déficit de 1.043 billones de pesos, el más alto en los primeros siete meses del año desde que se tiene registro. ¿Qué significa esto? Que estamos gastando mucho más de lo que generamos, y los ingresos provenientes de la exportación petrolera y del cobro de impuestos no son suficientes para cubrir las necesidades del gobierno. Este déficit es una señal clara de que nuestra economía está desequilibrada y no puede sostener el ritmo de gasto actual.

Muchos defensores de la administración actual han señalado que, a pesar de todo, López Obrador mantuvo una disciplina fiscal encomiable, sobre todo durante la pandemia del COVID-19. Y es cierto, en comparación con otros países, México mantuvo una estabilidad macroeconómica sorprendente. Sin embargo, esto fue a costa de un crecimiento raquítico y una inversión extranjera diezmada por la incertidumbre jurídica que algunas reformas generaron.

Uno de los grandes ejes del discurso del presidente fue la creación de una sociedad del bienestar, un ideal que prometía corregir décadas de desigualdad. Sin embargo, ese gran cambio estructural nunca se dio. Los ricos son más ricos, y los pobres, aunque han recibido becas, pensiones y apoyos, siguen sin acceso a las oportunidades que realmente les permitirían salir de la pobreza. La distribución de recursos nunca fue revisada a fondo, y los programas sociales, aunque bienintencionados, no han atacado las raíces del problema.

Un ejemplo claro es el presupuesto destinado a los programas sociales para jóvenes que, dicho con todo respeto, ni estudian ni trabajan. 600 mil jóvenes reciben apoyo económico sin que se les exija nada a cambio. Lo mismo ocurrirá con las mujeres entre 60 y 64 años. Entre ambos programas, los expertos estiman que se gastarán en 2025 alrededor de 90 mil millones de pesos. ¿Es esto sostenible a largo plazo? Difícilmente. Aunque estos apoyos han mejorado la calidad de vida de algunos sectores, no se están generando las condiciones necesarias para un crecimiento económico real.

Y mientras tanto, las calificadoras internacionales como Morgan Stanley, Moody’s, Bank of América y Fitch miran con preocupación el rumbo que está tomando la economía mexicana. El gran proyecto energético de la administración, Pemex, sigue siendo un barril sin fondo, y la ineficiencia de la refinería Dos Bocas ha costado miles de millones de pesos sin resultados tangibles.

Además, el papel del Ejército en la asignación de contratos y en la administración de recursos públicos es un tema que no podemos pasar por alto. Se ha recurrido a las Fuerzas Armadas como el gran contratista del gobierno, con adjudicaciones directas y sin licitación. Esta falta de transparencia no solo genera desconfianza, sino que también abre la puerta a posibles desvíos de recursos que, hasta ahora, no han sido esclarecidos.

Con todo, sería injusto no reconocer un logro significativo de este sexenio: el incremento al salario mínimo. La reciente reforma constitucional que garantiza que el salario mínimo nunca esté por debajo de la inflación es, sin duda, un avance. En un país donde el salario mínimo perdió más del 70% de su poder adquisitivo en los últimos 40 años, esta reforma es un paso importante hacia la recuperación del bienestar de los trabajadores.

Así pues, el legado de López Obrador es un espejo roto: mientras algunos ven en sus fragmentos la justicia social prometida, otros ven solo el reflejo de una economía descompuesta.

La historia se encargará de juzgar si el legado de esta administración fue un paso hacia adelante o simplemente una ilusión más en el largo y sinuoso camino de la política mexicana. Pero, como siempre, la realidad económica será el juez más implacable de todos.

En X @DEPACHECOS

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Tendencias

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