JALISCO
El mejor Banco de Alimentos de México lo tiene Jalisco; la gran meta es un estado con hambre cero

Por Diego Morales Heredia //
“Esta es una obra de jaliscienses para jaliscienses, todos tenemos la misma dignidad”, es el mensaje que lanzó José Luis González Íñigo, presidente del Consejo Directivo del Banco de Alimentos de Guadalajara, esto en el marco de la presentación de la nueva sede del banco alimentario que tiene como principal misión reducir la inseguridad alimentaria en el estado.
Agradeciendo a todos los presentes, González Íñigo refirió que esta magnífica obra es gracias a la generosidad, voluntad y labor de muchos jaliscienses, que tendrán como resultado que para el año 2027 se pueda brindar el apoyo de despensas a más de 15 mil familias en Jalisco.
La nueva sede se construyó en un terreno ubicado en San Pedro Tlaquepaque y cuenta con una extensión de 33 mil metros cuadrados, de los cuales 10 mil están construidos a través de una inversión de 340 millones de pesos.
El Banco de Alimentos, ubicado en Santa María Tequepexpan, municipio de Tlaquepaque, fue inaugurado por el gobernador Enrique Alfaro quien destacó que obras como esta, se retoma el sentido humanista de grandes personajes como Fray Antonio Alcalde que, como el Banco de Alimentos de Guadalajara, dedica sus esfuerzos para alimentar a familias completas que, por su situación económica, no cuentan con los medios suficientes para acceder ni a la alimentación básica. Por ello, el mandatario estatal refrendó su apoyo para continuar colaborando con esta institución y sumarse a su estrategia Hambre Cero.
Ricardo Bon Echavarría, fundador de Banco de Alimentos Guadalajara, destacó cómo en el año de 1992 el Banco de Alimentos funcionaba apenas en una bodega con la participación de apenas 10 personas, donde poco a poco se sumaron más y más jaliscienses para consolidar lo que hoy se contempla como una institución que ayuda a más 135 mil personas.
“Hoy en esta bodega que ven vacía, inicia un nuevo milagro de la multiplicación de los panes, solo que este milagro va a hacer mucho mayor.
“Hoy tenemos la posibilidad de un nuevo milagro y me refiero a que podemos lograr un Jalisco con Cero Hambre”, enfatizó Bon Echavarría al afirmar que la meta es aprovechar los millones de toneladas de alimento que todos los días se desperdician y que son comestibles.
“DOY GRACIAS A DIOS”
Ante más de mil personas que se dieron cita para ser testigos de la inauguración del Banco de Alimentos de Guadalajara, que será el más grande de América Latina, José Luis González Íñigo, dirigió el siguiente mensaje:
«Le doy gracias a Dios por habernos dado la salud y participar en esta obra tan hermosa. Obras de esta naturaleza necesitan de mucha gente, muchos jaliscienses aportando y muchos jaliscienses recibiendo, queremos que todos nos enteremos que en Jalisco se hacen obras de esta naturaleza».
«Este programa que tenemos en el Banco de Alimentos, es Uniendo Manos, de todas las despensas que entregamos, de todas las familias que atendemos, constantemente encontramos personas que no tienen recursos ni para pagar la cuota de recuperación de las despensas, quiero hacer énfasis, estas familias con absoluta carencia alimentaria, que sabemos porque estamos presentes en las comunidades y nos damos cuenta qué familias ya no pueden pagar su cuota, atendemos a 850 familias con esta carencia total de alimento, ambicionamos para 2025 tener 7 mil familias y para 2027 a 15 mil familias que con 4.5 habitantes promedio por familia, hablamos de muchísimas personas».
Agregó: “Con 4 mil pesos mensuales apadrinas 10 familias, con 40 mil pesos mensuales apadrinas a 100 familias, 450 personas que comen, recibiendo dos despensas por mes. La ayuda que pedimos para estos casos, es que sea al menos por 12 meses, las familias no comen todos los días, todos los meses, queremos asegurarles que estas aportaciones son por lo menos en un año. El sector privado aportaría 72 millones de pesos anualmente, solamente para atender este programa Uniendo Manos”.
A la vez, José Luis González Íñigo indicó que el 80 por ciento de la captación de alimentos es mediante donaciones, el 20 por ciento restante es por compra directa. Además, esperan implementar una estrategia con el gobierno del estado para aspirar a recuperar 12 millones de toneladas de alimentos que se desperdician en el campo y recuperarlo para que forme parte del Banco de Alimentos de Guadalajara.
“En el 2022 captamos 15 mil toneladas, en el 2023 captaremos 17 mil toneladas de alimentos, en 2025 captaremos 25 mil alimentos y en 2027 con 50 mil toneladas. De todo este alimento, el 80 por ciento son donaciones, compramos el 20 por ciento, perecederos son el 50 por ciento, abarrotes y varios son el otro 50 por ciento. Lo que queremos es establecer una estrategia con los secretarios de Bienestar, para rescatar alimento del campo, pagándoles una mínima cuota a los productores y gastos adicionales, podemos aspirar a 12 millones de toneladas que el campo jalisciense desperdicia y nosotros podemos obtenerlo”.
HAMBRE CERO
La gran meta del Banco de Alimentos de Guadalajara es tener hambre cero, un proyecto que será echado a andar con una metodología específica en donde después de la captación de alimentos se lleva a cabo un trabajo para que los alimentos sean entregados a las comunidades que de verdad necesitan este apoyo.
“El hambre cero, queremos que para 2030, trabajando todos, fortaleciendo el Banco de Alimentos, podemos aspirar a esta hambre cero. La metodología que usamos para captar alimento y hacer llegarlo a las comunidades, captamos a las comunidades vulnerables, urbanizamos a las comunidades en comités, trabajamos con personas, realizamos estudios socio nutricionales, integramos expedientes y entregamos la despensa. Las despensas son entregadas en parroquias, centros comunitarios, parques y plazas. Nos aseguramos que la despensa llegue a familias que verdaderamente lo necesitan, contamos con un padrón de beneficiarios para ellos, con un trabajador social presente del Banco de Alimentos”.
De igual manera, resaltó que en esta nueva sede del Banco de Alimentos de Guadalajara estará también el Banco de Ropa y Enseres Domésticos, el Banco de Empleos y en un futuro el Banco de Medicamentos, con un proyecto integral en beneficio de las comunidades jaliscienses más necesitadas.
“En 2022, entregamos 600 mil despensas, aspiramos a entregar 2.4 millones de despensas. Entregamos dos despensas por familia al mes, nuestro banco para 2027 espera alimentar al 43 por ciento de la población en carencia alimentaria, para lograr los objetivos necesitamos más alimentos, más comunidades que atender, más apoyo del gobierno estatal y municipios, apoyo de la sociedad civil con recursos. Bajo estas instalaciones, tenemos al Banco de Ropa y Enseres Domésticos, con un consejo participativo, que junto con alimento llevaremos ropa a las comunidades”.
Subrayó: “Tenemos el Banco de Empleos, algo que soñamos todos los empresarios, donde capacitamos a los jóvenes que pertenecen a esas comunidades para que se incorporen a la industria o comercio de nuestra sociedad. Tendremos pronto el Banco de Medicamentos, lo tenemos en formación, tenemos espacio en las instalaciones para echarlo a andar, en Jalisco tenemos el 30 por ciento de la producción nacional de fármacos que tendremos la ayuda de todos estos laboratorios, en todas las personas que se interesen. Tendremos el premio a la generosidad Jalisco, donde entregamos premios en efectivo a la sociedad civil más destacada en la Zona Metropolitana y el interior del estado, nombramos un benefactor del año y un benefactor social post mortem. Toda la coordinación está bajo una sola administración y una sola tesorería, con bancos autónomos, en una sola entidad”.
420 MILLONES DE PESOS DE INVERSIÓN
El proyecto total del Banco de Alimentos de Guadalajara tendrá una inversión de 420 millones de pesos en sus dos etapas, en la cual ellos aportan 110 millones de pesos, el gobierno del estado aporta la misma cantidad y la iniciativa privada aporta 200 millones de pesos a esta magna obra.
“La inversión total en la primera etapa son 300 millones de pesos, en la segunda etapa serán 80 millones de pesos. Un total de 420 millones de pesos, recursos provenientes del Banco de Alimentos de Guadalajara que aportara 110 millones de pesos, el gobierno de Jalisco 110 millones de pesos, el sector privado 200 millones de pesos. Del total, 340 millones de pesos ya están con todo el equipamiento, está en la primera etapa, en la segunda etapa tendremos un dispensario médico ambulante y fijo que dará servicio a todas las comunidades que atendemos”.
Para cerrar con su discurso, José Luis González Íñigo agradeció a aquellas personas que han sido claves para que el proyecto fuera una realidad, empresarios, amigos y personas del gobierno del estado.
“Hay personas que fueron claves para esta obra; en lo económico, un pilar para las obras de esta naturaleza en Jalisco, Don Arturo Jiménez Bayardo de Laboratorios Sophia, muchas personas nos han ayudado en lo económico, pero también destaca alguien que por su generosidad nos donó toda la estructura, René Calderón. Le llamamos en gestiones oficiales, personas del gobierno que desde el principio simpatizaron con el proyecto, Enrique Alfaro Ramírez y Alberto Esquer Gutiérrez. En la operación del banco, Julio Acevedo García, que ha entregado alma y corazón por el proyecto, así como Olga Ramírez Campuzano. Otro gran nombre, Ricardo Romo Rivas, nuestro director. Por último, la persona que en lo particular siento una gran admiración, sin cobrar un solo centavo ha estado todos los días laborales, Paco Cornejo, muchas gracias”, puntualizó.
JALISCO
El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.
En esa ocasión afirmé:
“Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.
“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.
“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.
“El control férreo fue su sello particular.
“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.
“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.
“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.
No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.
Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.
Las consecuencias serán muchas.
Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.
Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.
Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.
Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.
El fuero es un tema que ya está en revisión.
Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.
Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.
Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
CARTÓN POLÍTICO
¿Dormirá tranquilo en Madrid?
JALISCO
La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.
Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.
Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.
«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».
Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.
La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.
La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».
Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.
La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.
Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».
La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.
Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.
Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.
Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.
Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.
En X @DEPACHECOS
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