Connect with us

MUNDO

Los retos que vienen para empresarios: Generación COVID-19 ¿la generación del cambio?

Publicado

el

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Cada proceso electoral, cada temblor o cada suceso importante que impacta nuestro país, continente o el mundo se dice que es una generación del cambio… pero a los que nacimos después de la segunda guerra mundial, no nos había tocado ver algo así de dramático en todos los frentes, ni siquiera en los atentados terroristas de del famoso 9/11. De hecho, en la Segunda Guerra Mundial podríamos decir que la batalla nunca llegó a nuestras tierras.

En el 2020 la guerra se libra en varios frentes de todo el mundo. Como hemos venido advirtiendo en este espacio, el costo humano será muy alto por el factor sicológico y económico que agudiza el drama.

En la Segunda Guerra Mundial México recibió beneficios industriales que ahora podrían repetirse si los empresarios o los políticos se ponen de pie frente a la tormenta y aprenden de los libros de historia.

El reparto de las culpas internacionales y locales ya inició. Seguro habrá oportunidad para estudiar y tratar de prevenir que esto vuelva a suceder. Por lo pronto, hay empresarios y países que se reorganizan para producir los artículos de mayor demanda y prever los negocios paralelos del mediano y largo plazo.

Hemos escuchado que desde Europa hasta Norte América las empresas automotrices, textiles y de plásticos se reacondicionan para tratar de mitigar la demanda de equipos y utensilios médicos. Los alcaldes, los gobernadores las cámaras industriales, y claro, el gobierno federal, deben hacer lo propio para garantizar el abasto local y como en la Segunda Guerra Mundial apoyar a nuestros aliados que en este caso serían EUA y Canadá.

Hay muchos sectores que están trabajando a marchas forzadas y otros que están en el congelador. Los encargados de las políticas económicas e industriales deben reorientar nuestra capacidad productiva. Esos encargados siguen cobrando su salario diario aunque no trabajen, por lo que deberían de servir de algo y de inmediato atender la nueva realidad y tratar de aprovecharla para mejorar al país en lugar de dejarlo caer.

En la economía, usando la analogía de la pandemia, es como si no hicieran nada y dejasen a todos los mexicanos que se contagien a su suerte sin utilizar las herramientas médicas y preventivas para disminuir la mortandad. Los tres niveles de gobierno tiene poderosas herramientas para inyectar flujo, confianza y certeza en la población.

LA EXPERIENCIA DE LA SEGUNDA GUERRA

En los EUA y Canadá habitan varios millones de mexicanos que cada año se parten el lomo para enviar miles de millones de dólares a sus familias mexicanas. Este es el mejor momento para mostrar que cuando ellos están necesitados nosotros estamos ahí con nuestro apoyo.

La clase de historia económico-política inicia en 1941 cuando el gobierno mexicano acordó con el gobierno de EUA un plan que a la postre fomentó la urbanización e industrialización del país en un lapso muy corto de tiempo. México no producía suficientes minerales ni acero para sostener una industria pesada, ni tenÍa tecnología para industrializar el algodón u otras fibras para la industria del vestido y del calzado.

De hecho, a finales de 1941, el Presidente Manuel Ávila Camacho formó el fondo para impulsar el progreso industrial en México. Este fondo tenía tres objetivos básicos:

1.- Ayudar a las empresas existentes a reorientar y ampliar sus capacidades para adaptarse a la nueva realidad internacional, digamos hoy en día armar respiradores por un par de meses (12 al menos).

2.- Apoyar a nuevas empresas en áreas que tuviesen viabilidad económica asegurada, digamos utensilios médicos.

3.- Analizar los recursos humanos y materiales para la creación de industrias en todo México, digamos industria química que tenemos casi abandonada en el país o de alimentos empacados que en cualquier crisis de salud son altamente demandados. Llevamos casi medio siglo de diversas pandemias y esas siempre demandan el mismo tipo de equipos y de alimentos con mayor o menor número, pero siempre cosas similares.

Eso fue el origen del llamado Milagro Mexicano de mediados del siglo pasado. En este ejemplar ejercicio nacional de conocimiento, promoción y desarrollo, se crearon empresas e instituciones públicas y privadas que hoy son ejemplo de calidad como el Colmex, Tec de Monterrey-MTY, Bimbo, Prisa, Farmacias Benavides, Grupo México, Pisa, Maseca, Telmex y muchas otras incluyendo las comunicaciones y el entretenimiento como la red de Televisa Radio y los Estudios Churubusco que dieron origen la llamada “Era de Oro del Cine y la Radio” y las primeras promociones internacionales a nuestros queridos Vallarta y Acapulco. Todo esto ayudó a que México lograse un crecimiento económico y desarrollo horizontal sin precedentes.

En esa época de crisis-oportunidad, México inició una importante era de industrialización en la que sustituyó importaciones e inició exportaciones masivas de productos industriales, alimenticios y textiles a EUA, a Canadá e incluso a Europa a través del Plan Marshall que después de la guerra invirtió desde EUA $364 mil millones de dólares – a valor actual-. En esa época, también se dio inicio al programa bracero. En esta “guerra”, cuando menos podríamos modernizar nuestra capacidad industrial y evolucionar nuestra fuerte capacidad agrícola-industrial como ya lo hicimos en 1941, e incluso acordar un plan para regularizar a los millones de mexicanos que viven indocumentados en el país vecino, quienes hoy igual que ayer, alimentan tanto a EUA trabajando en sus campos y fábricas, como a México enviando dinero a millones de familias en pobreza.

PROGRAMAS DE DESARROLLO

Los gobiernos de las mega-potencias (China-EUA), se están preparando para la nueva era. ¿Será que los mexicanos de hoy seremos como la generación de los 40´s?

EUA inicia la negociación de ambicioso programa de infraestructura por otros 2 millones de millones de dólares adicionales a los 6 millones de millones de dólares que están utilizando para evitar el colapso de su economía por el cierre temporal. China con su incalculable y moderna capacidad de producción e inmenso flujo económico, está en plena campaña global que nos recuerda a las campañas presidenciales del PRI, repartiendo mandiles y utilitarios de buena, mediana y mala calidad; ambos gigantes tratando de ser el país más poderoso del post COVID19.

Los gobiernos deben invertir para evitar que la crisis económica se profundice. Pero además de invertir deben desregularizar, agilizar trámites y claro, diferir pagos fiscales durante esta coyuntura en conjunto con una política de reorientación y fomento industrial, comercial y económico que nos suba a la ola económica que vendrá allá a mediados del 2021 al pasar el segundo ciclo del COVID19.

A nivel internacional, el costo del dinero está muy barato, es momento para que el gobierno agilice programas de financiamiento con interés fijo y tasas bajas. ¿Qué mejor aliado para Canadá y EUA en su búsqueda por sustituir importaciones asiáticas? Que el país que coadyuvó con mano de obra, partes, alimentos e incluso botas durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué mejor oportunidad para México que esta crisis para relanzar sus capacidades de servicios y de producción?

NO TENGAN MIEDO

A mi alcalde Lemus, a mi gobernador Alfaro y a mi presidente López Obrador les pedimos que tomen esta crisis y la conviertan en éxito. Que sean humildes para valorar las virtudes y limitaciones y que sean solidarios con el pueblo que los eligió, utilizando las herramientas en su poder para superar lo que viene y alcanzar el desarrollo horizontal que permita a todos los mexicanos tener salud, trabajo, casa y alimento. No tengan miedo a desregularizar, a fomentar la inversión y a diferir pagos en todo tipo de impuestos y servicios, la gente está en crisis emocional y eso es también contagioso. La esperanza también lo es. ¡Se dirige con el ejemplo!

En México tenemos a cuatro millones de micro y pequeños negocios que pagan impuestos y generan empleos, ellos son parte vital del tejido social nacional. Es primordial que esos negocios mantengan su viabilidad, de lo contrario en unas semanas veremos a más de 20 millones de mexicanos sin empleo.

Las universidades están desarrollando tecnología para atender la crisis sanitaria, a través de las áreas de economía de los tres niveles de gobierno debemos acercarlas a los empresarios, buscando aliviar dos malestares con una sola medicina y abastecer al mercado local, nacional e internacional de artículos en alta demanda. Debemos asegurar que las empresas que están operando no pierdan la cadena de suministro ni su salud y que las paralizadas cuenten con apoyo del Estado para que, al levantar la cuarentena, estén listas para reactivar la cadena productiva del país eso sin contar las áreas de oportunidad para reorientar como fue en los 40´s.

Esta guerra mundial no se pelearía como las otras, será mucho más dinámica y global que las dos anteriores. Aún no parece ser militar, pero si será estratégica y económica como todas. Hoy más de 200 países, equivalente al 93% de la población del planeta, están bajo algún tipo de restricción relacionada con el COVID19.

Mientras estamos preocupados por los contagios, estamos aterrados por la contracción de la economía, debemos ocuparnos en cómo salvarla y relanzarla, tanto la propia como la nacional. En el lustro de 1940 a 1941 y en plena guerra mundial el PIB de México creció a 7.3% anual. Si la aprovechamos, esta “guerra” puede ser la era del Segundo Milagro Mexicano. Aquél milagro involucró a todos los sectores de la sociedad, desde el gobierno, banqueros, trabajadores, empresarios de producción y de servicios, campesinos y podríamos decir que hasta a los líderes religiosos.

De los 40´s a los 60´s, México -como China desde los 80´s a la fecha-, creció hacia adentro y hacia fuera. ¡Ese milagro puede y debe repetirse! ¿Seremos la generación que genere un Nuevo Milagro Mexicano? O nos quedaremos siendo mediocremente la generación arrollada por el COVID19.

Según la Biblia, Dios siempre inicia la conversación diciendo… “!No Tengas Miedo!” . Vienen días muy difíciles con noticias tristes; con Dios todo es superable, roguémosle que nos ilumine e ilumine a nuestros líderes, quienes por quedar bien o no equivocarse, se dejan vencer por el miedo o la soberbia. No perdamos la fe y pongamos manos a la obra sin esperar que los demás nos resuelvan la vida.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

El Capitán América y la batalla ideológica

Publicado

el

Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

Continuar Leyendo

MUNDO

El radicalismo viene de la izquierda

Publicado

el

Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

Continuar Leyendo

MUNDO

Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

Publicado

el

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.