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ENTREVISTAS

«A los gobiernos de hoy no les interesa el arte; hacen más los particulares»: Pintor Víctor Hugo Pérez

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

La vida del artista está llena de desafíos. Para llegar a ser y trascender hay que saber resistir. “El ser pintor hay que saber de antemano a dónde te metes y si eres pobre vas a vivir muchas limitaciones en los primeros años”.

Me casé hasta los 31 años porque no se podía antes; sólo que seas super bueno y que rápido llegues al gusto de la gente, pues qué chido”.

El pintor tapatío Víctor Hugo Pérez en entrevista con Conciencia en el Arte hace una retrospectiva de la ruta que ha tenido que recorrer en cerca de tres décadas para llegar al reconocimiento que ha ganado su obra durante los últimos años, con sus fuertes pinceladas para plasmar las emociones de sus personajes con los que convive en su vida cotidiana.

Entro al estudio de Víctor Hugo ubicado en una casona de la Colonia Americana y al ver sus obras y los personajes que están en primer plano, donde se mezclan las mujeres con los gatos, perros y otras especies me despiertan diversas emociones por la fuerza de sus imágenes.

La libertad es el sino de este pintor que plasma el mundo en el que vive, su familia, amigos y aquello que ha formado parte de la vida y su cosmovisión.

En su estudio resalta la obra de gran formato que está recargada sobre la pared, una especie de última cena pero que le han puesto “La última peda”, trasladada a los tiempos que vivimos.

Abundan los gatos y los rostros de mujeres. Son imágenes fuertes, demasiado expresivas.

SIN APOYOS DEL GOBIERNO

La carrera del artista es muy difícil en México, tal vez en otros países como Europa, Estados Unidos, sea menos complicado. “Los últimos gobiernos que hemos tenido ni le entienden ni les interesa el arte, cada vez hay menos museos para mostrar las obras de los artistas, los presupuestos son más reducidos”.

En Jalisco hay talento, existen muy buenos pintores con una gran variedad, pero lamentablemente se carece de una política de promoción que los promueva y ayude a darlos a conocer”.

Los departamentos y direcciones de cultura, considera, están de florero. Hacen más por el arte los particulares que el gobierno, los pintores tenemos que promover nuestras obras a través del periodismo, de redes y que ha permitido que la gente tenga más conocimiento y acceso al arte, la gente empieza a comprar a edad más temprana y tiene diferentes precios para escoger”.

A los pintores de hoy les va mejor que a los de mi generación, sin embargo, de parte del gobierno no existe promoción de la pintura de los artistas”.

En mi caso de pintor, estoy dado de alta en Hacienda y pago impuestos, ejerzo un trabajo y cuando menos espero que el gobierno facilite nuestro trabajo”.

Pero si no hay exposiciones, si no hay museos, no me dejan trabajar, no puedo exhibir mis obras, y así se me hace injusto seguir pagando impuestos cuando no puedo ejercer mi trabajo de artista”.

Recuerda que hubo una época en la que había diversos espacios para ver exposiciones. “Estaba el Museo de la Ciudad, la Casa de los Perros, había mucho movimiento y me tocó hacer una exposición internacional de primer nivel en El Cabañas”.

Hubo una época en la que los gobiernos le daban valor al arte y la cultura. Hacían eventos para que se conocieran escritores y pintores, el gobierno mucho tenía que ver y así surgieron Tamayo, Cuevas, Aceves, Navarro, Toledo. Se nos murieron Octavio Paz, Carlos Fuentes y estos artistas.

Hoy pareciera que no hay escritores ni pintores. No hay promoción. La verdad es que la historia se explica y entiende por sus escritores y pintores, pero estamos en la orfandad. México no es sólo cultura precolombina, no se si esta falta de sentido sea para mantener a la gente en la ignorancia.

SELECCIONAN A PUERTA CERRADA

Aquí poco o nada hacen por promover a sus artistas y cuando hacen algo, seleccionan a puerta cerrada, sin convocatoria, como fue el caso de las esculturas de José Fors y Sergio Garval. “Aquí de una sentada y con unos tequilas de por medio deciden es éste y éste. Tal vez quieran justificar que hacen algo por el arte, por eso fue tan criticado”.

El desconocimiento del valor y finalidad de una escultura parece que también los gobernantes lo ignoran, fue la colocación de las esculturas en la Lázaro Cárdenas, donde los autos circulan a alta velocidad y llegar a esas zonas es arriesgar la vida cuando el tráfico es permanente.

Reconoce que fueron acertadas las esculturas de Colunga en Plaza Tapatía, que todo mundo criticó pero que a la gente le gustó.

Pero el más exitoso ha sido el cambio de la escultura La Estampida (los Caballos de Jorge de la Peña) que cambiaron de El Cabañas a López Mateos. Las esculturas son para que la gente las vea y las disfrute.

PLASMAR LAS EMOCIONES

¿Y qué pinta Víctor Hugo?

Pinto mujeres, tengo obras de crítica social, pero son pocas. Tengo mis personajes, es mi libertad de pintar, pinto las emociones, el sufrimiento, algunas experiencias que he vivido y quiero transmitir”.

He tomado de todos los ismos e influencias, tanto de arte mexicano, europeo, asiático; es una visión universal, más a la Tamayo”.

Además de los personajes que pinta, su obra tiene que ver también con la violencia. “Lo hago porque me afecta, me preocupa, me lastima”, comenta el maestro para los lectores de Conciencia Pública.

Los temas que pinta siguen siendo los mismos que cuando empezó, dice. “Mis preocupaciones, yo mismo, Dios, la existencia, la muerte, los excesos, las desilusiones, amores, desamores”.

EL DESPERTAR DE SU VOCACIÓN

Fueron los murales de José Clemente Orozco en el Instituto Cultural Cabañas lo que le despertó a Víctor Hugo Pérez su vocación por el arte y que se convertiría en pasión y a la postre marcaría su destino.

La obra de Orozco le provocaron un gran impacto visual y le movieron sus emociones cuando Víctor Hugo tenía 13 años de edad, era estudiante de secundaria al vivir su primera experiencia durante la visita que realizó en compañía de sus compañeros de grupo al Cabañas, bajo la organización del maestro de la escuela. “Lo que vi y sentí fue la emoción de un artista que estaba haciendo un mundo propio y que afectaba al espectador tanto como una buena fotografía, le afectaba sus emociones por su impacto visual y hacia las ideas”.

Aquellos murales y caballetes me mostraron la forma que tienen los artistas de comunicar sus ideas y emociones, eso fue lo que me impresionó de la obra de José Clemente Orozco”.

Después de ver las obras de Orozco le di importancia a lo que era el dibujo, porque había muchas litografías y dibujos originales, era una narrativa política donde estaban muy marcadas las clases sociales, y como especie de protesta se mostraban los contrastes, con gente vestida con harapos y gente bien vestida en medio de banquetes”.

El mensaje de José Clemente Orozco era de lucha de clases y se veían realidades; para mí lo que veía era más impactante que en el cine al que yo estaba acostumbrado a ver, era más cruel, más cruda que la forma caricaturesca y que a la vez era más bello por la emotividad y que podía comunicar cosas”.

Me di cuenta que la pintura tiene esa riqueza de comunicación”.

Posteriormente y en esa época la obra de Picasso también le impactaría al entonces adolescente con aquella inolvidable exposición de Televisa “Los Picassos de Picasso”.

La gente lo veía con mofa, pero yo le daba valor y empecé a darle vuelo a mi imaginación”.

Sus primeros encuentros con la pintura son de un pintor europeo que conoció en Manzanillo. El padre de Víctor Hugo tenía una casa en el puerto y llevaba a la familia a pasar temporadas all balneario. El pintor tenía una casa pegado a la de su familia y solía pintar las paredes. “Me subía a un árbol y creía ver a un personaje demasiado loco. Se estaba echando un vino y pintaba sus murales, tenía muchísimo poder lo que plasmaba”.

Tenía interés, emoción y terror al ver al personaje, ver sus cuadros. Recuerdo esos primeros impactos visuales de la pintura”, expresa nuestro entrevistado de hoy.

SUS INICIOS

Entre los 14 y 16 años fue cuando decidió que su vida estaría ligada a la pintura. “Me gustaban las artes, me empecé a dar cuenta de querer a la pintura. Me definí que quizá la manera de comunicarme podría ser la pintura, aunque me sigue gustando la música y el cine”.

Tengo 46 años, hablamos de los 80’s, había menos oportunidades que ahora, me acerqué a El Cabañas de oyente, no tenía los recursos para inscribirme, entraba a las clases y los profesores daban por sentado que era alumno o quizá mi interés por la pintura les llamaba su atención, que creían que valía la pena”.

Allí empecé a dibujar, no muy bien, pero empecé”, dice con la sonrisa en el rostro. Los dibujos fueron de aprendizaje. Para ello acudía a la biblioteca y buscaba los libros de pintores con muchas imágenes y dibujos, tenía presente las vivencias de un buen número de pintores a quienes los sentía en la mano, aunque no podía lograrlos, pero los sentía y pensaba que quizá con algo de concentración podría comunicar sus sentimientos por medio del dibujo.

Y le fue quedando claro que el mejor sería, no el que pintara mejor las imágenes, ni el que fuera más realista, sino el que tuviera mejor expresión, el que se acercara a ser el más impactante. “Tenía la libertad, siempre buscaba la emoción como si fuera lo que sentía, intentaba lo que imaginaba que era como había hecho José Clemente Orozco”.

Creía que esos artistas se concentraban más en las emociones que en la realidad que estaban observando y de allí empecé a buscar plasmar las emociones”.

Después tomaría otra técnica, la acuarela, el óleo, en el que los estudiantes pasaban entre 4 y 5 años, pero como el futuro artista no tenía paciencia, ese lapso se lo brincó y fue su padre el que lo ayudó al darle dinero para la compra de materiales, con lo que empezó a pintar papel, acrílicos y hacer sus primeros trabajos.

Sus primeras pinturas fueron sobre las emociones que le generaban sus vivencias, de amores y desamores, tenía 17 años y quería expresar esos sentimientos tan profundos que lo sacudían. Los papeles en los que pintaba y que hacía para sí mismo los empezó a mostrar, llevándolos a Artes Plásticas de la UdeG y El Cabañas, los colocaba sobre el piso de los pasillos y de repente a la gente le llamaban la atención.

Desde el principio mostré un estilo diferente al común, a una parte de la gente le gustaban mi obra y a otros no. Algunos se acercaban y me compraban. Así fueron mis inicios, cargaba con los papeles y fotos que tomaba mi hermana”.

Uno de esos días precisamente en los pasillos de Artes Plásticas alguien se le acercó y le preguntó que si vendía esos dibujos. Su respuesta fue afirmativa. Le indicaron que estaba prohibido vender. Sus papeles los hizo rollos y los guardó y se marchó, pero no se desanimó. Siguió mostrándolos en otros lugares.

LA PRIMERA OPORTUNIDAD

Víctor Hugo nos hace una retrospectiva de cómo fue su primera exposición y que significó el parteaguas y definición de su proyecto de vida, allá por 1993, hace 28 años, cuando tenía 18 años.

La primera oportunidad que recibes es la más importante y queda grabada porque con esa abres y es lo que le agradeceré por siempre a Rogelio Flores y a Paco Barrera que me abrieron las puertas de El Roxy”, indica nuestro artista al recordar cómo fue su primera exposición.

SU PROMOCIÓN EN LA FUENTE

Víctor Hugo entre los lugares que visitaba para mostrar sus papeles estaba La Fuente y fue en esta cantina donde alguien le recomendó que fuera a El Roxy, que allí tenían una especie de galería.

El director era Rogelio Flores. “Le enseñé mis fotos y me preguntó si conocía a Jean-Michel Basquiat, un artista norteamericano de ascendencia haitiana y puertorriqueña”.

Le dije que no. Para conocerlo tenía que ir a Nueva York y que podría ser a través de un viaje o por medio de un libro, pero no había dinero para ello. Rogelio me comentó que tenía una similitud con la obra de Basquiat y el hecho de que no lo conociera le llamaba más la atención”.

Fuimos a ver a Paco Barrera que era el titular del área cultura de la Universidad de Guadalajara, quien primero estaba resistente a autorizar la exposición, pues se trataba de un chavo pintor desconocido y fue Rogelio el que convenció a Paco. Me crearon la museografía, aportaron una caja de vino y se hizo la exposición”.

Para mi fue un aliciente, un gran estímulo, se vendieron varios de mis obras, se vendió en pocos pesos, pero suficiente para comprar un bastidor, pero uno o dos papeles que se vendieron empecé a comprar materiales y aquello siguió al paso del tiempo”.

Era muy entusiasta y al mismo tiempo idealista”.

LA BIENAL DE MONTERREY

Otro sucedo que marcó su vida y reafirmó su fe en sí mismo fue su participación en la Bienal de Monterrey. Un amigo le hizo el favor de tomarle las fotos a sus obras y las envió. Otro amigo le dijo que estaba fuera de la realidad porque a la bienal era para gente con más trayectoria. “Es cierto, ya tienes una exposición pero que fue en el pinchi Roxi”, me comentó, minimizando lo que estaba haciendo.

Sí, pero en la bienal no hay limitaciones, no exigen una edad determinada, pues resulta que mi obra fue una de las que quedó seleccionada y fui el primer joven en recibir ese reconocimiento, no se si siga siendo el más chico de la historia de las bienales, pero eso me motivó más a seguir adelante”.

SU EVOLUCIÓN

Sobre su evolución en la plástica, reflexiona:

Quizás he aprendido a pintar formas, efectos, pintar más rápido, con mayor seguridad. Siempre estoy aprendiendo, veo pintura de los 90’s y que la gente está buscando, las encuentro más planas, no las encuentro malas; ahora como que estoy obligado a darles más volumen, retomé un poco pintura de los 90’s, las están buscando y comprando”.

Escucho a mis colegas que me dicen, hay más volumen, más control narrativo de la figura. Hace 30 años era más arrojado, más sentimiento”.

A sus 46 años, Víctor Hugo considera que sigue siendo un pintor joven. “En el arte entre más viejo eres más listo, eres mejor, a diferencia de otras profesiones.

¿Y qué pinta hoy?

Voy a pintar flores, niños. Mi hermana falleció el pasado año y estoy en los recuerdos, reviso fotos familiares y me encuentro fotos de cuando éramos niños”, comenta y señala una pintura de un niño con un perro”.

De repente recibe muchos encargos, le encargan un retrato, lo que le trae satisfacción.

Sobre lo que viene, Víctor Hugo expresa que quiere vivir la vida, ya que no sólo es trabajar.

Lo mejor que tiene hoy como artista es ser dueño de su tiempo, toda vez que la fama y fortuna dice verla lejana. “Lo mejor es tener claro qué voy a hacer hoy y que voy a hacer mañana, ya no tengo las prisas por terminar una obra, sí tengo un encargo, lo puedo hacer despacito”.

Hoy disfruto el tiempo, lo que puedo hacer con el tiempo, leer libros, ver tele y meterme a la cocina que tanto disfruto”.

Recuerda lo que el maestro Arévalo me decía a propósito de que trabajaba mucho y pintaba mucho. “No maestro, no haga eso, mitad pintando, mitad viviendo, si no qué va a hacer con lo que gana, haga algo o no pinte”.

Es cierto no pintar, es estar viviendo, estar experimentando, estar meditando, darse pausas, eso ha sido esta satisfacción, no es de mucho dinero, es que tengo libertad y si pinto es por el gusto de hacerlo”.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES DE 1993 A 2019:

1993

  • Dioses y Payasos, Galería Magritte en el Centro Cultural Roxy, Guadalajara, Jalisco.

1996

  • Pinturas, Galería Arte Contemporáneo de Jorge Álvarez, Guadalajara, Jalisco.

1997

  • Peor que los perros. (Feroz angustia), Sala de Jóvenes Creadores del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco.

1999

  • Despierto violento, Centro Cultural Casa Vallarta, Guadalajara, Jalisco.

2000

  • Pasiones encontradas, Galería Alejandro Gallo, Guadalajara, Jalisco.

2004

  • Flores, Dios y Prozac, Ex Convento del Carmen, Guadalajara, Jalisco.

2006

  • Un objeto para amar, Galería Luis Tinajero, Guadalajara, Jalisco.

2007

  • 900˚, Espacio Cultural Galerías Guadalajara, Guadalajara, Jalisco.

2010

  • Los que entregan el corazón, Fundación Cultural Gallo, Guadalajara, Jalisco

2014

  • Víctor Hugo Pérez, Casa Jalisco, Polanco, Ciudad de México

  • El pájaro de los deseos, Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA), Guadalajara, Jalisco.

2015

  • El tequila es un pájaro que vuela dentro de mí, Museo Nacional del Tequila (MUNAT), Tequila, Jalisco.

2016

  • El hombre y su alma, Galería Uno, Puerto Vallarta, Jalisco.

2017

  • Corazón de perro, Galería Intersección en Fabrica la Aurora, San Miguel de Allende, Guanajuato.

2018

  • Instinto, Museo de Arte Contemporáneo de San Luis Potosí, San Luis Potosí.

  • Hembras (Proyecto colaborativo con Juan Carlos Macías), Museo de las Artes de la U de G, Guadalajara, Jalisco.

  • Plasma (Exposición dual con Raúl Cerrillo), Ex Convento del Carmen, Guadalajara, Jalisco.

2019

  • Lo ritual y lo habitual, Museo de la Ciudad de Querétaro, Quéretaro, Qro.

  • Instinto, Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO), Oaxaca, Oaxaca.

  • El gato y el murciélago, Galería Intersección en Fabrica la Aurora, San Miguel de  Allende, Guanajuato.

  • Historias del Pancracio y otros seres raros, NM Contemporáneo, Cuernavaca, Morelos.

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