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MUNDO

La democracia y el autoritarismo: Ideologías extremas víctimas de su propio éxito

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Por Jorge López Portillo //

Para nadie pasa inadvertido el hecho de que día a día, los seres humanos estamos más interconectados unos con otros entre comunidades de diversas partes del mundo. Dicha “conexión” es directa o indirecta, ya sea a través de los medios digitales de comunicación como las redes sociales y el internet, o indirecta por los constantes traslados de mercancías, ideas y enfermedades que pueden llegar de un lado al otro del mundo en un segundo o cuando mucho en horas.

A escasas tres semanas transcurridas del 2020, creo necesario hacer algunas reflexiones sobre asuntos y conductas globales que parecen aisladas pero que en realidad nos ayudarían a evaluar nuestra propia realidad.

DESDE “EL GABACHO”

Como sabemos en EUA se continúa el proceso de juicio político vs el Presidente Trump. El Partido Demócrata está dispuesto a decir de todo y hacer de todo para desprestigiar al mandatario que de suyo propio puede hacer ese trabajo solo, sin ayuda de nadie con los burdos comentarios mediáticos que le han caracterizado. No obstante, los demócratas insisten en amplificar cualquier detalle verdadero o falso con relación a los actos del inquilino de la “Casa Blanca”.

El constante ataque mediático en contra de Donlad Trump, de su familia y equipo, ha llegado a cansar a los ciudadanos, quienes están igualmente cansados de los descalificativos de ambos lados del espectro político. Con lo anterior podrían estar ayudando al propio Donald en su carrera por la reelección, quien en estos días se anotó dos victorias político-económicas de alto vuelo. Por un lado logró la aprobación final del nuevo Tratado Comercial para América del Norte (T-MEC), mientras que también logró cerrar la primera parte -llamada fase 1-, del Acuerdo Comercial que podría ser histórico con el Gobierno Chino.

No es casualidad que el día que se había anunciado para presentar el acuerdo comercial entre China y EUA, haya sido el mismo día que escogió la lideresa del congreso de EUA, la Representante Nancy Pelosi, para enviar los artículos del juicio en contra del Presidente de dicho país al Senado de la República. Con esto la legisladora californiana buscó arruinar el evento del mandatario, pero tal vez logró exactamente lo contrario, ya que mientras los legisladores estadounidenses estaban enfrascados en un debate político muy aburrido sobre un tema enredado, el presidente aparecía en medios declarando que a pesar de los problemas y las acusaciones, él seguía trabajando para cumplir sus promesas de campaña a favor del pueblo estadounidense, lo que ha estado impulsando al mercado bursátil positivamente y ayudado en temas como desempleo y poder adquisitivo en la nación de las barras y las estrellas.

En unos días veremos las encuestas de opinión sobre los sucesos antes descritos, pero creo que podrían sorprender a muchos, al dar a conocer que la población quiere más resultados y menos grilla. Ojo, esto no quiere decir que la oposición deba ser “ciega, sorda y muda”, pero claramente recordará, que en una democracia los ciudadanos quieren algo más que pan y circo.

El peor enemigo de Trump puede ser Trump, pero el peor enemigo de los demócratas, puede ser el propio Partido Demócrata que se ha perdido en un discurso de extrema izquierda y de doble moral, como la que acusó el comediante Ricky Gervais durante su monólogo en la gala de los “Golden Globes”, en donde exhibió la hipocresía de quienes dicen estar luchando por frenar el cambio climático y al mismo tiempo usan aviones privados para trasladarse en distancias muy cortas, algo así como México-Cuernavaca o Guadalajara-San Juan de los Lagos.

EN LA CHINA MILENARIA

Hace unos días se realizaron las elecciones nacionales de Taiwán, isla que se ha mantenido independiente de China continental desde la revolución socialista de Mao Tse Tung en 1949, también llamada guerra de liberación que llevó al partido comunista al poder en Beijín, obligando a los conservadores capitalistas a huir y refugiarse en la isla antes citada, desde donde han sido una piedra en el zapato, una afrenta y en algunos momentos hasta una amenaza para el gobierno de la China continental del presidente Xi Jinping, heredero político del líder Mao.

Las elecciones de la isla se realizaron en un entorno de tensión, en el que la poderosa economía china –envidia del mundo entero-, representaba una opción para el electorado de la isla asiática, quien además estuvo sometida a una gran guerra mediática desde Beijín, desde Londres y desde Washington. A unos meses de la elección del antepasado fin de semana, el partido afín a China comunista parecía ir a la cabeza, indicando también que el partido democrático local perdería el poder y con ello la isla pasaría a ser – como ya lo habíamos dicho- parte del sistema llamado “Una China Dos Sistemas”, bajo el cual están Macao y Hong Kong.

Al final, lo que más influyó en el ánimo de los electores, no fue la falta de buenos resultados de su propia democracia, sino los excesos de publicidad de Beijín y su conducta cuestionable sobre los ciudadanos de Hong Kong en las protestas del 2019 que culminaron con muertos la noche del 31 de diciembre pasado; es decir que, a pesar de lo bien que había hecho su trabajo de años el partido comunista de China en Taiwán y el gran esfuerzo diplomático del Presidente Xi para aislar económicamente al gobierno de Taipéi del resto del mundo, todo se fue a la basura o por lo menos se demorará 4 años, por excesos de confianza en los manejos de temas que eran sencillos, en especial cuando tienes en tus manos a la economía con mayor crecimiento mundial durante los últimos 30 años.

Lo mismo parece estar pasando en los asuntos económicos del gigante asiático, en donde la mayoría de los millonarios –varias decenas de miles del 2017 a la fecha- están planeando emigrar hacia occidente, básicamente intimidados por los nuevos controles que su propio gobierno les está imponiendo. Lo anterior podría causar una crisis económico-política durante los próximos años en dicha nación. Habrá que estar atentos, Taiwán fue el segundo revés al Partido Comunista de Beijín en menos de 3 meses, después del revés de Hong Kong.

EN REINO UNIDO

Después de 3 años de pleitos, los ingleses ratificaron y ampliaron el margen de maniobra para que el nuevo primer ministro, Boris Johnson, termine el “teatro” melodramático llamado Brexit. Ahora sí, el nuevo congreso votó la salida definitiva de la Unión Europea a 10 años de que esta incluyese en sus documentos constitutivos la cláusula para este tipo de “divorcio“ entre países. Recordemos que el partido laboral –izquierda- estuvo obstruyendo en alianza con algunos conservadores –contrarios al Brexit-, la dichosa votación hasta que hartaron al electorado y en una medida extraordinaria renovó al pleno parlamentario en elecciones extraordinarias, dejando claro que los ingleses ya no querían más rollo.

EN IRÁN

La gente está protestando en contra de su régimen político, porque están hartos de abusos y “errores” como el del “accidente” de hace 15 días, en el cual asesinaron a más de 170 personas con un misil que impactó al avión comercial en el que viajaban personas inocentes de diversas nacionalidades desde dicho país del Oriente Medio con rumbo a Ucrania. Es muy importante recordar que en Irán las libertades de manifestación están muy limitadas, por lo que dichos manifestantes se juegan la vida por sus derechos, algo que es admirable, pero que nos recuerda que las libertades se pierden poco a poco, así como la libertad de salir a la calle a cenar caminando con reloj, teléfono sin el temor de ser asaltado o secuestrado o de permitir a nuestros niños el salir al parque a jugar.

EN MÉXICO

Los partidos políticos de oposición y algunos líderes de opinión, olvidan que el Prian perdió por dar pésimos resultados en materia de Seguridad y de Estado de Derecho, dato que debe mantener siempre presente el actual partido en el poder. Hasta hoy vemos a una oposición que se deshace por criticar al nuevo gobierno, pero que no logra poner orden en su propia casa y a un nuevo gobierno que no termina de entender que lo que pasa hoy en día ya es su responsabilidad, a pesar de haber heredado muchos de los problemas; la nueva clase gobernante debe recordar que la gente le confió el poder para cambiar las cosas y no para lamentarse. Si hay gente de la actual administración que no da el ancho, bien haría el Presidente en cambiarlos de inmediato y más aun si hay gente que está comprometida con las pasadas clases gobernantes, pues que les de las gracias y les diga adiós, porque en México puede pasar lo que en China, EUA, UK e Irán, que la gente se canse de ver que el peor enemigo de un partido político, es el mismo partido político y decida dar la oportunidad a otro como le pasó en su momento al PRI, al PAN, al PRD y al PRIAN.

DEMAGOGIA DE “IZQUIERDA-DERECHA”

El mensaje es claro, los partidos no deben abusar de su plataforma mediática, porque actualmente el electorado tiene muchos medios para allegarse de información y al final del día, se cansa de la demagogia de derecha o de izquierda que son idénticas. Uno pensaría que un partido de derecha cuidaría a los empresarios y los derechos individuales pero no es así, cuando un partido se corrompe ya no busca una ideología sino un monopolio del poder. Lo mismo sucede con la izquierda que termina atropellando a los más pobres con medidas que arruinan a todos por igual pero que olvidan que no todos tienen forma de sacar capitales para mudarse al extranjero, como casi siempre lo hacen los ricos de izquierda o de derecha de los países a los que arruinaron siguiendo los pasos y las prácticas de los que tanto criticaron.

Ayer conocí a un joven empresario yucateco que pasaba por México rumbo a su tierra natal y me dijo, “soy panista de toda la vida, pero entiendo que Morena ganó las elecciones porque la gente estaba cansada del PRI y del PAN, de ver siempre a los mismos en el poder; AMLO comete errores pero al dar apoyos a jóvenes con becas y a ancianos mayores, está asegurando ganar las próximas elecciones, porque incluso muchos hijos, padres o parientes de priistas y panistas dirán que los gobiernos anteriores no les dieron nada y que ahora Morena los atiende, que por eso votarán por Morena en el 2021”. He de añadir que el viajero proveniente de USA, era también migrante con doble ciudadanía y se quejó amargamente de la falta de apoyos durante el gobierno de EPN a los verdaderos líderes migrantes, señalando que en los gobiernos de México sólo quieren a los migrantes para aportar dinero.

Comparto mi opinión, usted juzgue y genere sus propias conclusiones. Agradezco a usted que hace favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. 

Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com

Feliz año nuevo lunar. Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.

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El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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