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MUNDO

Podría caer PIB de China al 3 por ciento: El nuevo coronavirus…¿mutación natural o accidente mortal?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

En el mundo de la globalización tecnológica y de los ciber-ataques, las armas biológicas no están descartadas del todo. Al menos eso parece insinuar el senador norteamericano Tom Cotton, quien hace unos días en el marco de la sesión de Seguridad Nacional de La Cámara Alta en su país, cuestionó a militares de alto rango sobre la casualidad de que el brote del nuevo “Corona Virus” se haya dado en una zona en la que China alberga las instalaciones de su laboratorio más importante de bioseguridad. Según el senador, este virus es el equivalente al accidente nuclear de Chernobyl para Rusia, pero mucho peor para el mundo, ya que esta catástrofe podría desencadenar una pandemia mundial.

EL senador por Arkansas acusa al Gobierno Chino de mantener una cadena de mentiras que ha aumentado el riesgo de contagio a nivel mundial. En dicha sesión recordó la historia de mentiras sobre el virus llamado SARS en el 2003 y abundó que en este caso ahora se sabe que del paciente “0” no se contagió en el mercado de alimentos marinos y exóticos como antes se había informado, sino que el virus había llegado al mercado a través de algún otro medio, en donde infectó al llamado paciente “0” y a los primeros 40, dejando claro que hasta esta semana no se sabía claramente el origen del virus esta nueva sepa, pudiendo haber sido una fábrica de alimentos u otro mercado e incluso, insinuando que pudo haber sido algún laboratorio.

SOSPECHA RECAE SOBRE LABORATORIO

El hecho de que China haya ocultado por más de 30 días el brote inicial y que posteriormente haya declarado en estado de cuarentena de manera repentina a una región con más de 60 millones de habitantes, dan idea del tamaño del problema, según indicó dicho senador republicano.

En la provincia de Wuhan se encuentra el “Instituto de Virología de Wuhan” o WIV por sus siglas en ingles; es uno de los laboratorios de estudios biológicos más avanzados en todo el mundo y el único en dicho país que cuenta con la categoría “BSL-4”, grado máximo de seguridad biológica a nivel mundial. Este laboratorio fue puesto en operación en el 2015 y los especialistas que ahí laboran han sido entrenados en varias partes del mundo como indican los informes de tales instalaciones hechos públicos en mayo del 2018.

En dichos informes del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades con sede en los EUA indica que los riesgos y contagios más frecuentes se dan por errores humanos cuando por alguna razón se omite alguno de los procedimientos de seguridad al manipular o tratar con los agentes o elementos contenidos en dichos laboratorios.

A nivel mundial hay pocos laboratorios de este altísimo nivel de calidad y seguridad, pero a pesar de eso la nueva cepa del COVID19 –como ahora se le denomina a este virus-, no pudo ser controlada en dicha región, lo que hace pensar que por razones políticas o económicas el manejo inicial de la crisis fue poco eficiente. No olvidemos que en China se fabrican la mayoría de los equipos electrónicos del mundo y una gran parte de otros bienes de valor y de consumo, cuya producción y exportaciones se verían afectadas ante un caso de cierre general del mercado de comercio mundial a productos provenientes de China por miedo al posible contagio

Desde el 2015 -año en el que se construyó el “WIV”-, dicho laboratorio trabaja diariamente con muchos sustancias y virus de alta peligrosidad, incluido el virus corona, lo que aumenta las dudas sobre las verdaderas causas del brote y del control inicial. China ha negado el acceso a los especialistas del CDC a la zona del contagio, lo que levanta sospechas, en especial ya que son los que capacitaron hace unos años a los chinos para su BSL-4.

¿QUÉ ES UN NIVEL 4 EN BIOSEGURIDAD O BLS-4?

Según la Organización mundial de la Salud -OMS-, el nivel de Bioseguridad 4 de se da “a las instalaciones en las que se puede manejar – estudiar- con seguridad agentes peligrosos o desconocidos que presentan un alto riesgo de infecciones que se adquieren a través de aerosoles en laboratorio, así como de enfermedades y sustancias que ponen en riesgo la vida”.

Los niveles de especialidad y seguridad de los laboratorios de alto nivel se denominan de manera ascendente como BSL del 1 al 4

EN MÉXICO NO TENEMOS BSL-4

A pesar de la experiencia del 2009 con la Gripe Porcina, en nuestro país aún no contamos con un laboratorio de nivel BSL-4. Lo anterior subraya una más de las deficiencias y falta de interés de los políticos mexicanos de alto nivel quienes son omisos al grado criminal por no invertir en tecnología para las industrias químico-biológicas; a lo más que llegamos es a los BLS-3 “plus” que son de muy buen nivel pero no están debidamente equipados para tratar agentes o enfermedades para las que no hay cura o vacunas y que se transmitan por vía respiratoria, por mucosas o fluidos como lo son el Corona Virus, el Ébola y otros altamente riesgosos para el ser humano.

El Dr. Pérez Basave, Ex presidente del Colegio Mexicano de Pediatría comentó que en México llevamos “años intentando hacer un laboratorio BSL-4, pero el dinero se ha quedado el camino desde el 2004”, indicando que la corrupción y la falta de visión de los políticos con mentalidad de tercer mundo los hace pensar que “este tipo de instalaciones no son necesarias y que cuando se necesite pues ya se harán”, lo muestra que “nuestros políticos son de poca estatura, por decirlo menos” dijo el especialista.

En efecto podemos leer en varias publicaciones que científicos y directivos de universidades sin éxito han tratado de generar uno o dos centros BSL-4, uno en Monterrey y otro en el Edo.Mex.

En algunos países los laboratorios BSL-4 son operados por los departamentos de Defensa para prevenir o investigar armas biológicas.

Espero estar mal en mi investigación, pero si es, como parece ser, resulta que en México no hay BSL-4, eso comprueba que además de rateros y traidores a la patria, muchos de nuestros políticos son retrasados mentales, porque las inversiones en Química, Biología y Física, son muy rentables para los países en los que sus líderes ven más allá de sus narices.

Creo que en el 2009 México manejó con firmeza la crisis de la “gripe porcina”, esto a pesar del costo económico que representó para nuestro país y del costo político para el partido en el poder, por lo que a toro pasado y a pesar de que muchos nos quejamos criticando las severas restricciones, he de decir que el gobierno y los particulares hicimos lo correcto. Nadie puede decir que México mintió al mundo. Por cierto sigamos distraídos con tonterías, mientras que en la minería, en la química y en la biología nos dejan en la calle de la amargura por no invertir en lo que sí vale la pena.

LA RUTA DE CONTAGIO

El mapa del contagio internacional del virus, es la misma que la ruta del turismo y el comercio Chino, así las cosas el país con el que China tiene un mayor comercio que es Japón es el que encabeza la lista de contagios fuera de China seguida por el resto de Asia, Europa y EUA, este es exactamente el mismo orden del comercio de China con el mundo. Asia, Europa y EUA.

El PIB de China podría bajar al menos 3%, pero si esto se extiende podría afectar a todo el mundo, tal vez por eso el propio Trump elogia el esfuerzo del Presidente Xi en el manejo de la crisis. Recordemos que en el 2019 China tuvo sus peores números en 30 años.

Más allá del número de enfermos, llama la atención que fuera de China los enfermos ha tenido una mortalidad muy baja -sólo 3 fuera de China, únicamente 1 fuera de Asia-, lo que indica que en dicho país inicialmente hubo un manejo poco eficiente de la crisis. Pero nadie podrá negar el espectacular despliegue de poder al construir hospitales nuevos con miles de camas en menos tiempo que en lo que otros países tardamos en recibir una respuesta de acceso a la información o una cita en el IMSS.

A la fecha más de 50 países han cerrado los vuelos con China, incluyendo a Rusia quien cerró además toda su frontera terrestre; así mismo varias empresas con instalaciones en China cerraron sus puertas por una semana más allá de las vacaciones de año nuevo lunar incluyendo algunas en las que producen Apple, Hitachi, Under Armour, Qualcomm, GM, Hyundai, Volkswagen y cientos de otras empresas menos famosas pero más vulnerables.

China representa casi el 20% del PIB mundial, por lo que un cierre productivo de dicho país sería una gripe económica que podría traer pulmonía a muchos mercados y a muchos políticos de todo el planeta.

YA EXISTE UNA VACUNA.

Según informes públicos, a unas horas de que se diera a conocer el genoma del nuevo “Virus Corona” el laboratorio “Inovio” de EUA encontró la vacuna, pero aún no ha sido liberada por estar en proceso de aprobación gubernamental. Ese laboratorio es el mismo que encontró la vacuna para el ZIKA, para el MARS y para el Ébola.

Lo anterior nos hace preguntarnos sobre el hecho de que todos los muertos que ha causado dicha epidemia han sido en China y señalar que el crecimiento de los contagios en China Continental sea tan errático, es decir no sigue una tendencia sino que baja y sube a diferencia de los de otros países en donde hay un control más público. China cambió el pasado día 12 el modelo de conteo por lo que ahora se puede contar al acelerar el diagnostico pero que las personas ahora diagnosticadas ya estaban bajo sospecha.

¿QUÉ OPINA LA GENTE?

Una parte importante de los ciudadanos del mundo piensan que esto fue un accidente de un experimento de armas biológicas que se salió de control en China. Otra parte piensa que fue un ataque químico para afectar el crecimiento de China y otra parte piensa que las comidas chinas son poco salubres y que por eso les dan esas enfermedades tan raras. Usted ¿qué opina?

Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. 

Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com 

Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.

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MUNDO

El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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