OPINIÓN
El golpeteo Alfaro-AMLO

Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Jalisco vive uno de sus peores momentos, el escenario sanitario por la pandemia de Covid-19, el dengue y la inseguridad, rebasan las capacidades del gobierno en Jalisco, el afán de mantener el gabinete unido y no ceder a las presiones de la opinión pública ni a las de una débil oposición que tienen en el Estado sumado al constante rose político con el gobierno federal, nos mantiene en una línea riesgosa entre política y politiquería, los cuales no mueven favorablemente a Jalisco.
En este sentido, habrá que hacer mención especial sobre la inseguridad y la violencia que Jalisco sufre desde hace tiempo sin tregua, sin embargo perdimos atención por la pandemia, pero sigue aquí entre nosotros, la advertimos y la seguimos sobrellevando de manera ordinaria; las manifestaciones desatadas debido a la muerte de Giovanni López permitieron medir la forma en la que el ejecutivo Estatal, aborda sus responsabilidades gubernamentales ante la sociedad, no les fue nada bien, aun así no hubo movimientos al interior de las instituciones encargadas de la seguridad, la Fiscalía del Estado de Jalisco sigue intacta ante la grave, cierta y vergonzosa acusación sobre desapariciones forzadas de jóvenes y ciudadanos, mientras la inseguridad y la violencia no ceden, pero tampoco el discurso de nuestro gobierno enfrenta cabalmente el compromiso de su encargo, ninguna cabeza cae pase lo que pase, al parecer ninguna de las grandes problemáticas sociales serán enfrentadas solo razonadas, justificadas y al final minimizadas.
Somos actualmente una de las entidades federativas más sonadas en los titulares nacionales por diversos motivos entre ellos la violencia, la inseguridad y el golpeteo político constante de nuestro gobernador Enrique Alfaro Ramírez al presidente Andrés Manuel López Obrador, por cierto ocioso e innecesario y fuera de lugar.
Lo importante está sobre la mesa y al parecer solo encuentran coartadas a modo para salir de cada escenario complicado en Jalisco, por lo que es importante razonar que enfrentaremos el pico de la pandemia con las mismas autoridades sanitarias del dengue, en lo que respecta a la pandemia estamos en fase de responsabilidad individual (en Jalisco, todo es nuestra absoluta responsabilidad), después del daño que ocasionó a nivel económico y comercial que el resguardo fuera tan anticipado, en realidad el momento adecuado para un efectivo resguardo domiciliario debió ser a principios del mes mayo, pero no existirá quién asuma dicha decisión tomada desde el ejecutivo estatal, lo mismo pasa en materia de seguridad tenemos un comportamiento gubernamental en donde nadie es responsable ni de la inseguridad, la violencia, las desapariciones, tampoco de lo sucedido en las manifestaciones con los jóvenes levantados y continuaremos con las mismas autoridades, mientras esperamos sentados en casa, a que pase la pandemia, el dengue, la inseguridad y claro las elecciones 2021.
En materia de salud, nos debe preocupar de sobremanera el dengue y el Covid-19, así como la forma de abordar ambos escenarios en nuestro gobierno, ya que debe ser con extrema responsabilidad sin justificaciones o evasivas, sin embargo no tenemos buena experiencia con el dengue, recordemos que el año pasado se salió de control y no hubo responsables, pero sí muchas vidas que lamentar; en esta nueva etapa llamada de responsabilidad individual con respecto a la pandemia por Covid-19 la que de fondo tenemos clara la presión para la apertura económica, así como que dicha situación es generalizada en todo el país, nos trae un riesgo inminente a que nuestra entidad alcance números muy altos de contagios y muerte, la pérdida de muchas vidas y la saturación del sistema hospitalario, pero es el objetivo a conseguir ya que México no soportaba más el confinamiento, la economía de la sociedad no lo permitía.
Son tiempos difíciles para el país, recordemos que los gobiernos cambiaron por hartazgo no por convicción social, el cambio era una necesidad imperiosa, no un triunfo político fundado en trabajo electoral, es por eso que a los nuevos gobiernos no les corresponde ni la soberbia, ni el ego, son legítimos pero no deseados, fueron elegidos para satisfacer a la sociedad para salir de la política de discurso falso sobre corrupción e impunidad, pero hoy ya en el poder asumen una altiva actitud paternalista, por desgracia son las justificaciones y las reprimendas, la forma más adecuada de darle vuelta a la responsabilidad de gobernar.
Deportes
Atlas, de la gloria reciente al futuro incierto

-Por Diego Morales Heredia
A punto de cumplir 109 años de existencia, el Atlas es uno de los equipos con más tradición en el futbol mexicano. A lo largo de su historia, el conjunto rojinegro ha sido reconocido por su futbol vistoso y ofensivo, por la formación de talentos en su academia y por su afición, acostumbrada al sufrimiento y la esperanza, conocida con orgullo como “La Fiel”.
Durante más de ocho décadas, el club fue manejado por una Asociación Civil integrada por empresarios destacados de Jalisco. Sin embargo, los problemas financieros, la falta de resultados y decisiones divididas obligaron a que en 2013 el equipo fuera vendido a Grupo Salinas.
Bajo el mando de la televisora, si bien el conjunto del Paradero retomó estabilidad financiera, el Atlas vivió una etapa de altibajos, marcada por constantes cambios de técnico, bajo rendimiento en la cancha y una creciente desconexión con su afición.
Durante la presidencia de Gustavo Guzmán, también se rompió el vínculo histórico con los socios, pues el primer equipo, fuerzas básicas y femenil dejaron de utilizar las sedes tradicionales de Colomos, Chapalita y Country, generando un vacío en la identidad atlista.
Para sorpresa de muchos, en 2019 se anunció un nuevo cambio de administración: Grupo Orlegi, encabezado por Alejandro Irarragorri, tomó el control del club. Con ellos llegó la modernización bajo el lema “infraestructura, estructura y procesos”. Y con ello, también, la gloria: los títulos del Apertura 2021 y Clausura 2022 rompieron una sequía de más de 70 años sin campeonato de liga. Además, se consolidó la Academia AGA en Nextipac como símbolo del nuevo modelo formativo.
Hoy, a solo días de cumplir 109 años, Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del club, con el objetivo de cumplir las reglas de la Liga MX que prohíben la multipropiedad. La directiva ha optado por conservar a Santos Laguna, y poner al Atlas en el mercado por una cifra cercana a los 250 millones de dólares.
Y para “La Fiel”, vuelve la incertidumbre. La esperanza de que el legado rojinegro quede en buenas manos, que los colores, el escudo y la esencia del club no sean alterados. Serán meses largos, llenos de especulaciones, anhelos y miedo al cambio. Una vez más, los atlistas tienen su corazón en vilo.
¿Quién compra al Atlas?
Deportes
Edición 798: El drenaje profundo, un paso hacia el futuro en Guadalajara

Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura, girar a la posición horizontal
JALISCO
Año de la Mujer Indígena: Promesas vs silencio en la Comunidad Indígena de Mezquitán

-Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
Entre el discurso oficial del gobierno de México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y la cruda realidad de las comunidades indígenas, se abren fisuras que revelan contradicciones inquietantes.
En 2025, declarado «Año de la Mujer Indígena» por el Congreso de la Unión y respaldado por el Ejecutivo, se pretende enaltecer el rol histórico y cultural de estas mujeres, combatir la discriminación y fortalecer sus derechos con políticas inclusivas.
Sin embargo, esta intención noble choca con actos de violencia institucional perpetrados por dependencias del mismo gobierno, como se evidencia en el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, en Zapopan Jalisco.
Desde 2001, esta comunidad lleva 24 años esperando una indemnización justa por la expropiación de 26.93 hectáreas de sus tierras, utilizadas para la ampliación de la carretera Guadalajara-Ixtlahuacán del Río-Saltillo.
Esta discrepancia plantea una pregunta crucial: ¿es el reconocimiento a las mujeres indígenas un compromiso genuino o un juego de poder simbólico?
UNA INJUSTICIA DE DOS DÉCADAS
El conflicto de Mezquitán comenzó en 2001, cuando la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), expropió las tierras prometiendo una compensación de aproximadamente 40 millones de pesos. Sin embargo, solo se pagaron 6 millones como anticipo entre 2004 y 2005, dejando un adeudo pendiente que, conforme a la Ley Agraria y sentencias del Tribunal Superior Agrario, debe ajustarse a valor comercial.
Después de siete años de litigios contra la SICT (desde 2017) el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario les dio la razón a la Comunidad Indígena de Mezquitán, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, la SICT siguió interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.
Ahora lo que procede es que se ejecute la sentencia y que la SICT proceda al pago correspondiente, pero para ello se requiere el avaluó actualizado que debe realizar INDAABIN, donde ahora está el atorón con el tortuguismo de la dependencia.
Habrá que señalar que la Consejería Jurídica Federal del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, coincide y recomienda, que lo que sigue es el cumplimiento de la sentencia y darle seguimiento hasta su conclusión, es decir, el pago en favor de la Comunidad.
Fue el 18 de junio pasado en el que mediante acuerdo, el Tribunal Agrario ordenó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) que, en un plazo de 10 días, informe sobre el trámite del avalúo solicitado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), con apercibimiento de multa en caso de incumplimiento, pero a la fecha no tenemos conocimiento de que INDAABIN haya cumplido ese requerimiento.
Todos estos obstáculos del poder de la burocracia, de diversas formas, ha enfrentado la Comunidad Indígena de Mezquitán, diversas formas para retrasar el proceso de pago; ahora es el «tortuguismo» de INDAABIN, que ha ignorado plazos como el de 10 días establecido el 18 de junio de 2024, bajo amenaza de multa.
Esta demora impacta directamente a 333 familias, muchas lideradas por mujeres indígenas que enfrentan pobreza y marginación como resultado de esta injusticia prolongada.
Saúl Rodríguez Barajas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, expresó su frustración: “Llevamos 24 años luchando por nuestros derechos, mientras el gobierno promete justicia, pero no actúa”.
Esta situación no solo contradice el espíritu del «Año de la Mujer Indígena», sino que también desvirtúa la reforma constitucional de 2024, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público y obliga a consultar y compensar por proyectos que afecten sus territorios.
CONTRADICCIÓN ENTRE DISCURSO Y REALIDAD
El gobierno de Sheinbaum ha desplegado iniciativas ambiciosas para apoyar a los pueblos indígenas. En su informe de 100 días, anunció un presupuesto de 221 mil millones de pesos para 2025 destinados al desarrollo de comunidades indígenas y afromexicanas, que incluye 17 planes de justicia ya en marcha y el inicio de 13 más.
Además, lanzó el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas (MIAA) con 500 millones de pesos, y en diciembre de 2024 restituyó 2,178 hectáreas a comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.
Estas acciones, combinadas con la designación de figuras históricas como Tecuichpo, Tz’ak-b’u Aha, Señora 6 Mono y Xiuhtlaltzin como emblemas del año, buscan visibilizar el legado de las mujeres indígenas.
No obstante, el caso de Mezquitán revela una desconexión alarmante. Mientras se celebran avances simbólicos, la SICT se resiste a pagar y INDAABIN incumple sentencias judiciales, dejando a las mujeres de esta comunidad sin la indemnización que les corresponde.
Esta contradicción no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema estructural: las políticas públicas, aunque bien intencionadas, a menudo no se traducen en justicia tangible. La reforma constitucional de 2024, que manda consultar y compensar, debería haber agilizado casos como este, pero la inacción gubernamental lo contradice, erosionando la confianza en las promesas de inclusión.
MÁS ALLÁ DE LOS JUEGOS DE PODER
La negativa de la SICT y el «tortuguismo» de INDAABIN en el caso de Mezquitán contradicen el espíritu del «Año de la Mujer Indígena». Esta comunidad, con sus 333 familias —muchas lideradas por mujeres que encarnan los valores que el gobierno dice proteger—, merece una resolución que trascienda la retórica.
Aunque Sheinbaum no ha abordado directamente el caso, su compromiso con la justicia social indica que, con información clara, podría impulsar una solución para que 2025 no sea un ejercicio vacío. El gobierno debe actuar con urgencia, asegurando el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Agrario.
Solo así el discurso de reconocimiento a las mujeres indígenas se convertirá en hechos concretos, dejando atrás los juegos de poder y demostrando que la justicia no es negociable. La responsabilidad recae en Sheinbaum y sus dependencias: el tiempo apremia para alinear palabras con acciones.