MUNDO
Las manifestaciones contra el racismo y abuso policiaco: Borrando la historia, el futuro basado en el desorden

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
En un emotivo y cálido mensaje desde los Campos Elíseos el primer ministro francés Emanuel Macron afrontó los temas más delicados que sacuden a todas las democracias: el COVID19, la crisis económica, el racismo y el anarquismo.
Ante ola de protestas por racismo y abuso policiaco que desde Japón hasta Washington envuelven al mundo reventando las puertas del encierro y de la “Sana Distancia”, el político resumió lo que otros mandatarios y líderes han balbuceado… “no toleraremos racismo, ni discriminación étnica…” pero tampoco “construiremos nuestro futuro basados en el desorden, sin orden republicano no hay ni seguridad ni libertad”.
En la difícil tarea de mediar entre derechos, libertades y las obligaciones, muchos mandatarios enfrentan desafíos que se acrecientan con la presencia de anarquistas violentos quienes aprovechan y secuestran movimientos de protesta para conseguir otros fines usando el nombre de George Floyd o cualquiera que se pueda.
En el tema económico lanzó un mensaje dirigido a Francia a Europa y al mundo en el que aseguró que Francia y Alemania harían todo lo necesario para “recuperar la economía de la Unión Europea”. Un mensaje dirigido a los locales pero también a los italianos que han sido muy críticos de las otras naciones por lo que ellos dicen “la falta de apoyo que pone en riesgo el futuro” de dicha liga de naciones. Italia se ha quejado de haber sido “tratado como leproso durante la pandemia” y coquetea con China, quien ya es dueño de varias instalaciones estratégicas como el puerto de Génova o varias zonas de industria en la cercanías de Milán.
En dicho mensaje Macron dio varias líneas encaminadas a fomentar la unidad nacional y el nacionalismo, llegando al punto de mandar un mensaje de crítica a EUA y a China. “Para salir de esta crisis el camino es simple, trabajar más, producir más para no tener que depender de otros (…) crearemos una nueva independencia europea”. La región sufrió mucho económica y emocionalmente por no tener la capacidad para generar los equipos indispensables cayendo víctima de precios muy altos por artículos que en su mayoría únicamente producía China.
Sobre el tema del COVID19 decidió dar luz verde a las actividades económicas y recreativas e incluso viajó a Inglaterra para promover el turismo, el comercio y la amistad entre ambos países, aprovechando la oportunidad para “agradecer infinitamente” –dijo el mandatario francés-, al pueblo inglés y a la memoria de Churchill por su apoyo en contra de la ocupación nazi de 1940. Recordando que el General D´Gaulle acudió en persona a pedir el apoyo británico y desde Londres “envió un mensaje de aliento a la resistencia francesa que vivía en las sombras al otro lado del Canal de la Mancha”.
En Inglaterra los anarquistas y algunos protestantes con ideología de izquierda que demandan tolerancia e igualdad, atacan y tratan de derrumbar estatuas de personajes como Winston Churchill e incluso Gandhi, lo que enfrenta a grupos de locales de derecha, de independientes y de ultra derecha, quienes buscan defenderlas. Aunque usted no lo crea, ingleses de derecha defienden a Gandhi y por supuesto a Churchill y afroamericanos y liberales atacan monumentos a los libertadores.
PROTESTAS Y DESMANES EN EEUU
En EUA las divisiones son innecesariamente incendiadas por el propio Presidente Trump. El eterno pleito entre él y sus opositores, sirven de sombra para que actos de vandalismo como los saqueos, los grafitis y destrucciones en monumentos de George Washington, Abraham Lincoln y Cristóbal Colon pasen desapercibidos. Eso sin mencionar las balaceras dentro de zonas ocupadas por protestantes que ante la falta de policía causan muertos en Seattle por la obstrucción al paso de vehículos de paramédicos, quienes no pudieron tener acceso a la zona que dichos manifestantes mantienen bloqueada. Lo que cuestiona la propia idea de solidaridad humana de dichos grupos a favor de los heridos.
EUA está dividido entre los que quieren desaparecer a las instituciones y desaparecer a la policía –¿les suena conocido?-, y los que piensan que todo está bien. Con un Presidente impulsivo en pleno auto-sabotaje, que fue avergonzado y puesto en su lugar esta semana por la Suprema Corte de Justicia, quien desechó el argumento que elaboró el equipo jurídico del Departamento de Seguridad Nacional para eliminar el programa DACA porque -según La Corte-, dicho proyecto no cumple ni explica detalladamente las razones para terminarlo o las consecuencias a los afectados. La resolución da la posibilidad para que dicha petición sea presentada nuevamente y debidamente justificada lo que prolonga la incertidumbre.
500 MIL MEXICANOS “DREAMERS”
Dentro de las divisiones y problemas semanales, más de 500 mil mexicanos que fueron llevados por sus padres a EUA cuando eran menores de edad sin documentación migratoria, lograron ganar tiempo… que es tan valioso. El programa conocido como DACA, decretado por el Presidente Obama en 2012, da a esos inmigrantes la posibilidad de obtener documentos para estudiar y trabajar en el país del tío Sam sin ser deportados, pero no les resuelve la migración definitiva. Los beneficiarios de dicho plan son unos 700 mil latinoamericanos –básicamente- de los cuales el 74% son mexicanos. Mientras que el status quo no cambie, los “dreamers” podrán estar tranquilos sin ser deportados, pero ellos y sus padres indocumentados en EUA seguirán siendo botín político de Demócratas y Republicanos.
AVANCE GLOBAL CHINO
China aprovechó muy bien estos atípicos meses del 2020, pero puede que esté abriendo muchos frentes esperanzado en su dominio comercial y ahora cibernético en redes sociales que le permiten influir en las conversaciones populares de los países democráticos y tratar de cargar la balanza según le convenga, incluso en elecciones.
Naturalmente cuenta con Rusia, Irán y Corea del Norte como aliados. Con quienes coordina acciones globales o regionales militares, comerciales y diplomáticas, pero no todo es miel sobre hojuelas, Twitter canceló recientemente más de 170 mil cuentas que difundían desde esos países, datos falsos o con agendas de división.
El pasado viernes los integrantes de la Unión Europea –UE- acordaron acciones con un mensaje claro que hoy se repitió en la cumbre virtual China-UE : No se tolerarán las violaciones a los derechos políticos en Hong Kong ni en contra de los musulmanes encerrados en campos de “reeducación” en China continental. El Presidente de la UE dijo claramente que para hacer efectivo su acuerdo, “los países europeos tienen muchas herramientas”.
El Presidente Xi Jinping ha tenido una semana complicada desde el enfrentamiento a golpes y pedradas –sí a golpes y con piedras-, entre soldados de China e India en la frontera que divide a los países, ocasionando 20 hindúes muertos y 40 chinos –sin confirmar-. El territorio inhóspito es clave para dar acceso hacia Oriente Medio y el Tíbet, después de todo, India dio asilo político al Dalai Lama cuando huyó de su hogar por la ocupación China en marzo de 1959 cruzando por esa zona del Himalaya.
Después del enfrentamiento el Gobierno de la India bloqueó 52 Apps acusando a Beijing de usar dichas tecnologías para recabar información confidencial de ciudadanos y gobiernos e influir en decisiones políticas de otros países. Las aplicaciones incluyen nombres populares como Zoom y WeChat. En el pasado Zoom justificó la intervención de comunicaciones como parte de las leyes que rigen en el lugar en el que están basadas sus operaciones y equipos, es decir China.
A las afueras de la embajada China en Tokio, un grupo de manifestantes realizaron protestas contra del régimen comunista por los cambios a la ley básica de Hong Kong que pretende criminalizar la libertad de expresión.
En EUA se publicó una Ley que sanciona financieramente a los políticos chinos que estén relacionados con los “campamentos de asimilación cultural”. Reportes de organismos internacionales del 2017 al 2019, 1.5 millones de musulmanes han sido “reeducados” en dichos campamentos incluyendo a más de 500 mil menores de edad. Ante el dividido proceso electoral que vive nuestro vecino del norte, poco preocupa a China lo que diga o deje de decir Washington, al menos durante los próximos 3 meses. Recordemos que Joe Biden ha dicho que “China no es una amenaza”.
Después de 18 meses de espera, el jueves la fiscalía china acusó formalmente a dos ciudadanos canadienses por actos de espionaje; ellos fueron detenidos el 10 de diciembre del 2018, coincidiendo con la detención en Canadá de la directora financiera de Huawei, detenida apenas cinco días antes, a solicitud de EUA por violaciones a tratados financieros internacionales. La acusación formal causó fuertes declaraciones por parte del Primer Ministro Trudeau, quien ve este asunto como un “mensaje” de Beijing para provocar un intercambio digamos un “toma y daca”. La diferencia más obvia entre ambos casos es que los canadienses están casi incomunicados, incluso sus abogados y familiares acusan las condiciones de la detención, mientras que en Vancouver la ciudadana de China goza de libertad condicional y de un nivel de vida cómodo como se ve en sus paseos y entrevistas.
Ya entrados en el envío de “mensajes” extra diplomáticos, el viernes por la mañana el Primer Ministro Scott Morrison informó que varias instalaciones estratégicas y servicios tanto públicos como privados, estaban siendo víctimas de un “sofisticado ataque cibernético”…“coordinado por un gobierno extranjero”, apuntando al Gobierno de China con quien han tenido diferencias y tensiones muy importantes en fechas recientes por el Comercio Exterior, el COVID19 y los bandazos de la OMS que cada semana cambia las recomendaciones y les “recuerda a los protestantes que quieren tirar estatuas que en Australia no hubo esclavitud”.
En el 2015 la Agencia de Seguridad Cibernética del país austral, señaló que China habría “hackeado” cuentas de correo electrónico y comunicaciones del propio parlamento y partidos políticos australianos.
El camino a la cumbre es escabroso y Xi Jinping está dispuesto a pagar el costo, mientras las otras potencias avivan peleas intestinas y se asustan de su propia imagen. “Cuando tu enemigo se equivoca, no lo interrumpas”.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
Si prefiere descargar el PDF en lugar de leer online: CLICK AQUÍ
Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura online, girar a la posición horizontal.
LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.